11.

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Jaemin elevó una carta sonriendo coqueto mientras observaba a todos con una mirada divertida, haciéndose el payaso.

Lo primero que había notado Donghyuck cuando llegó allí, es que en realidad la fiesta no era tan fiesta. Allí solo había ocho personas, contándolos a él y a Iseul. Y, mágicamente, los 6 que no eran ellas, eran los integrantes del Pandemonio.

Donghyuck había podido sentir como Iseul apretaba su brazo con miedo en cuanto habían entrado, sin embargo Donghyuck no temía a nada. Como intentaran hacerles algo, acabarían en el hospital.

Recordemos que Donghyuck era cinturón rojo en taekwondo. Aunque, bueno, hacía más de un año que no entrenaba.

— Juguemos. — Dijo finalmente Jaemin, luego de provocar una risa en casi todos los allí presentes.

Casi todos, excepto Danbi.

— ¿Puedo preguntar qué mierda hacen estas dos imbéciles acá? — Espetó Danbi, fulminando con la mirada a los últimos dos que llegaron. Jaemin sonrió.

— No, no puedes. — Le respondió. Danbi lo miró ofendida y dispuesta a replicar, pero la risa de Mark le dio a entender que aprobaba la respuesta de Jaemin le hizo morderse la lengua y tragarse las palabras. — Veamos, el juego es fácil. — Colocó dos shots en el centro de la ronda que habían formado todos sentándose en el suelo, y una botella de vodka a un lado. — Sólo colocamos la carta en nuestros labios y, aspirando, se la pasamos al de la derecha. La ronda sigue hasta que la carta se caiga.

— ¿Qué sucede cuando la carta se cae? — Preguntó Sunhi.

— Al que se le cae, toma un vaso. Si se cae mientras la están pasando o recibiendo, los dos deben tomar. — Explicó Jaemin.

— ¿Entonces hay probabilidad de que haya besos? — Volvió a hablar Sunhi, y Jaemin asintió quitándole importancia.

Donghyuck quiso arrancarle la cabeza a Jaemin. Si así era el juego, y debía emborrachar a Mark, debía besarse con él más de una vez. Y, además, debía tomar él también.

Jaemin sonrió pícaro al ver cómo Donghyuck lo miraba con odio. Sí, quería que Donghyuck le ponga un alto a la actitud de Mark, pero también quería vengarse de la golpiza que le había dado detrás de la cancha de futbol. Con esto, mataba dos pájaros de un tiro.

— Empecemos. — Dijo Jaemin, colocándose la carta en la boca.

— ¡Alto! — Chilló Danbi. — ¡Qué Mark se mueva de al lado de la sarnosa de Dongsook! ¡No dejaré que esa perra barata bese a  novio!

Donghyuck miró hacia su derecha, lugar donde Mark se había instalado apenas llegaron, y ahogó una risa. De repente, la idea de besar a Mark no era tan mala. Después de todo, con eso también lograría molestar a Danbi.

— Yo no voy a jugar... — Susurró Iseul, poniéndose de pie.

— ¿Cómo que no, gordis? — Preguntó Minkyung, divertido. — ¡Anda, ven y siéntate a mi lado! — Palmó el lugar vacío a su lado, entre Yoora y él. — ¡Te besaré todo lo que quieras, ya que ningún otro hombre lo hará jamás!

— ¿No tienes otro juego? — Preguntó tajante Yoora.

Se podía ver a kilómetros que las palabras dichas por Minkyung le habían dolido.

— Vale, hagamos esto. Decidiremos el orden en el que nos sentaremos al azar. — Dijo Jaemin de repente. Ahora miró hacia Iseul. — Vamos, juega. No seas aguafiestas. — Iseul pareció pensárselo mucho, pero finalmente indicó que accedía a jugar con un asentimiento de cabeza. — ¿Mark, tienes un dado?

GENDER BENDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora