Capítulo 28

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Neo

Paso más de tres horas sentado en la sala de espera junto a Dimitri. Agradezco que Valerie ni Jonás se hayan aparecido aquí porque si soy sincero no me apetece para nada verlos.

Si era completamente sincero no sabía cómo me sentía exactamente ante este inesperado reencuentro, casual o no, siento que no estoy preparado para hablar de eso. Al menos no ahora cuando todos mis pensamientos están con Sarah ahí dentro en ese quirófano.

Siento que los minutos son eternos.

Siento un toque en mi hombro y al girarme veo a Athan. Sin decir una palabra se deja caer a mi lado. Dimitri lo observa con evidente curiosidad.

Pasan varios minutos en los que todos permanecemos en silencio. Este se ve interrumpido por el sonido del celular de Dimitri quien se levanta y contesta una llamada saliendo de la sala de espera. Ambos lo seguimos con la mirada hasta que desaparece de nuestra vista.

—Ya se tardaron mucho, ¿crees que todo esté bien? —Es lo primero que dice mi hermano desde que llegó.

—Espero que así sea, en teoría la operación es de bajo riesgo, pero no deja de ser una operación.

—Eso no ayuda a calmar mis nervios, enano.

Me volteo para verlo mejor y él se tapa la cara con un brazo.

—Esto va a sonar idiota, pero ¿estás bien? —pregunto, aunque la respuesta es evidente.

—Tú lo has dicho, enano. Y la respuesta es no. No lo estoy, cuando recién estaba haciendo el intento de superar a Jonás me entero de está en la ciudad. —Suspira profundamente antes de continuar—. Apuesto a que me vi patético antes.

—No creo que sea patético seguir a tus sentimientos, más bien creo que es muy valiente.

Se voltea a verme y puedo ver sus ojos a través de los lentes para sol.

—Es increíble que suenes tan maduro.

Rio sin poder evitarlo.

—No creo que sea madurez, solo menos estupidez.

Esto provoca que se ría y con eso me siento un poco mejor. Es difícil para mí poder entender toda la magnitud de lo que Athan está sintiendo, si a mí me impresionó ver a Valerie, no soy capaz de imaginar que es lo que sentiría él al ver a Jonás.

—¿Y qué harás tú? —pregunta serio— ¿Hablarás con Valerie?

—Supongo que lo haré en su momento. Valerie no puede venir de buenas a primeras luego de marcharse como lo hizo y esperar que yo estuviera sentado esperándola.

Athan enarca las cejas sorprendido y yo no entiendo por qué se sorprende. Ella me dejó a mí y eso dejó muy en claro todo para mí. Sí es verdad quería saber de su propia boca qué es lo que había pasado, pero eso no quería decir que cambiara en algo las cosas. Había avanzado y aunque aún podía afectarme no iba a dejar que nadie pasara por encima de mí.

—Vaya, en verdad has cambiado mucho más de lo que pensé.

—¿A qué te refieres?

—Vamos, enano. Llevo toda una vida viéndote ser miserable cada vez que una mujer te ha rechazado y ahora es como si de la nada apareció otro tú que nadie conocía.

Bueno, si lo pongo en perspectiva siempre fui el más sensible de todos los hermanos, recuerdo muy bien todas y cada una de las veces en que rompieron mi corazoncito cuando era niño y en mi adolescencia de eso se encargó Sarah. Cuando comenzamos con la banda eso cambió drásticamente, las chicas se lanzaban solas y no mentiré diciendo que fui un santo, era toda una novedad para mí y era un chico sano con las hormonas hecho una fiesta, no podían culparme, pero tampoco me sentía cómodo con eso, así que hace mucho lo había dejado de lado. Valerie fue la primera mujer de la que me enamoré siendo un hombre, quizás no el más inteligente de todos, pero eso lo hacía tan diferente, ya todos sabemos en qué terminó. Ahora lo que se estaba formando por Sarah era algo que no era capaz de describir, todo avanzaba rápido, pero de manera natural. Ninguno hacía nada con lo que se sintiera incómodo y tampoco poníamos al otro en un compromiso para el que no estaba listo.

SAGA LUX II | El amor de NeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora