27.

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Donghyuck comenzó a despertar pero sin abrir los ojos. Poco a poco la conciencia volvía a él, y notó que estaba recostado sobre algo.

O alguien.

Lo abrazaba reposando su cabeza sobre él, pasando también una pierna por encima. Aspiró con fuerza a la vez que fruncía el ceño, confundido, y en cuanto el varonil perfume entró por sus fosas nasales, recordó.

Los recuerdos de la noche comenzaron a llegar a su cabeza, como misiles. Se vio a él junto a Mark entrando a un restaurante barato y pidiendo, para empezar, una botella de soju para cada uno. Luego de eso no recordaba más que hablar hasta pedir una segunda botella, y lo siguiente que sabía era que habían acabado en una plaza. Él, Donghyuck, contándole a Mark que su padre lo había echado de la casa, y luego Mark ofreciéndole dormir en su casa. Él aceptado la propuesta. Se recordó entrando a la casa y lanzarse a su sofá para luego subir las escaleras y hacer lo mismo en su cama. Recordó cómo, aún un poco borracho, acarició la piel de Mark. Por último recordó cuando...

¡Por Dios Santo, ¿Qué había hecho?! ¡Tenía que haber sido un sueño!

Abrió los ojos de sopetón, no importándole que la repentina luz le hiciera lagrimear. Se separó de Mark al saltar de la cama, y se quiso matar al notar que tenía el pantalón desabrochado y el calzoncillo levemente descolocado.

No había sido un sueño, joder. Él había provocado y calentado a Mark hasta el punto que él lo masturbó.

Y, peor aún, Mark lo había hecho rogar por más. ¡Y encima él había rogado!

Se acomodó el calzoncillo y prendió el botón de su pantalón. Subió el cierre, y se sentó en el borde de la cama para colocarse sus zapatillas. No sabía dónde habían quedado sus calcetines, pero le importaba poco y nada.

Ahora lo único que le importaba era salir de esa casa lo antes posible.

— ¿Donghyuck? — La voz ronca de Mark lo llamó, haciéndolo detener en seco todos sus movimientos.

Donghyuck escuchó cómo Mark se removía en el colchón detrás de él, y sintió que sus bellos se erizaban al sentir la mano de Mark tomarlo del brazo.

— ¿Qué haces? — Preguntó intentando sonar reacio y brusco. Sin embargo, su voz salió un tono más agudo de lo que a él le hubiese gustado, además de que la misma le había temblado.

— ¿Te vas ya? — Mark tiró levemente de él. — Vamos a dormir un poco más. — Donghyuck tragó saliva, sacudiendo su brazo para soltarse del agarre de Mark. — ¿Donghyuck?

— No sé qué te has pensado que pasaría entre nosotros luego de lo de anoche. — Donghyuck se puso de pie luego de acabar de atarse los cordones de ambas zapatillas. Volvió a tragar saliva a la par de que apretaba sus puños con fuerza. — Pero eso no ha sido nada. — Mark se sentó rápidamente en la cama, frunciendo el ceño. — Es más, agradecería que olvidaras todo lo que pasó anoche. Desde que te conté lo de mi padre hasta... Hasta que nos dormimos.

— Donghyuck, ¿Qué estás diciendo?

— ¡Lo de anoche no ha significado nada!— Exclamó, volteándose a verlo. — Estaba muy borracho como para saber qué hacía. No pienses en cosas extrañas. — Mark se enderezó en el lugar.

— ¿Estas queriendo decir que lo de anoche fue un error? — Preguntó, ladeando la cabeza.

Donghyuck no respondió enseguida, pues sintió que el pecho se le encogía a la vez que se le hacía un poco más difícil respirar. Sintió en su boca un sabor amargo, y tragó saliva dándose cuenta que la garganta se le había secado. Miró hacia sus manos, abriéndolas dejando a la vista sus palmas. Luego las cerró nuevamente, notando cómo sus nudillos emblanquecían debido a la fuerza con la que apretaba.

GENDER BENDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora