I M A G I N E [LIBRO 1] ✅

Capítulo 15

MÍA VOGLER 

Era sábado, lo que implicaba mi reencuentro de amistad con Alexa, pero hace unos minutos llamó para pedirme disculpas y que no se podía presentar a nuestra reunión de hoy. Mi madre hoy trabajaba todo el día y toda la noche porque la habían ascendido de puesto y tenía responsabilidades más grandes. No quería pasar toda la noche sola, así que llamé a las dos últimas opciones que tenía, la primera, Isaak no respondió, y casualmente, y para mi suerte, Nathaniel respondió a mi llamado y arreglamos para salir a tomar algo por allí; llamé a mi madre para pedirle permiso o al menos suplicarle que si podía salir, lo que accedió dándome a indicar que mi castigo había sido eliminado. Me estuvo interrogando un buen rato respecto a mi relación con el chico, luego de un sermón largo, luego quedamos en que no regresaría tarde a casa.

Nathaniel me había pasado a buscar a mi casa, y le comenté lo que había pedido mi madre y él respondió que quería seguir al pie de la letra las órdenes de mi madre. 

—Estuve esperando tu llamado por días. —Nathaniel dijo entusiasmado una vez que salimos de mi casa y caminábamos hacia el centro comercial. Pasó uno de sus brazos por mis hombros y acercándome hacia él. Yo le respondí con una sonrisa nerviosa mientras nos adentrábamos al lugar. 

Nos detuvimos en la parte del patio de comida, y comenzamos a mirar los diferentes restaurantes que había allí, para poder elegir el aperitivo que gustáramos en ese momento, y no había nada que se nos antojara más que un rico y caliente café. A él no le agradaba demasiado los lugares de bajo presupuesto porque le gustaba alardear su dinero excesivo, y a mí no gustaban ir a los lugares que él solía ir, esos que por un café te cobran millones.  Así llegamos a la conclusión, después de unos diez minutos, que iríamos a un café que tenía los precios a un punto medio, y que su calidad era espectacular. CoffeeGia

Y ya sabía lo que eso significaba. Había una gran posibilidad de que él estuviera de turno justo a este mismo horario. El no trabajaba los sábados, ¿o sí?

Caminamos hasta el mostrador para formarnos, para nuestra suerte, solo había tres personas delante de nosotros. El chico me empezó a platicar sobre la vez que se hizo la grande cicatriz que tenía en su brazo izquierdo en uno de los fuertes entrenamientos cuando se aproximaba un partido importante, ya lo sabía, porque lo había contado un millón de veces, pero para ser honesta, aquella anécdota era muy graciosa y entretenida. No me aburría nunca de ella. 

Nathaniel era muy interesante y extrovertido, tenía la facilidad de hablar de cualquier cosa con la persona que sea, mientras una mueca o sonrisa era estampada en su rostro creado por los mismos dioses. Amaba cuando se reía, y se le hacía un diminuto hoyuelo y algunas arrugas se formaban a los extremos de sus ojos azulados. 

Él detuvo su charla cuando fue nuestro turno en pedir, una chica de tez morena con cabello negro y ojos azules nos dedicó una sonrisa de lado. Observé a la chica que tenía en frente y tenía la vaga sensación de que la había visto en algún sitio. Nathaniel le dedicó una sonrisa coqueta, y sentí un pequeño nudo en el estómago. 

No podía descifrar el qué era. 

—¡Chiqui! Necesito ayuda con esta mierda. ¡Chiqui, se volvió a atascar la caja! —la chica gritó en un tono aniñado. —¡Chiqui!

¿Chiqui? Solté una risita por lo bajo al oír lo gracioso que sonaba el nombre, apodo o lo que fuera de la persona que llamaba la pelinegra. 

—¡Maldita sea, Violet! ¿Cuántas veces te tengo que repetir que no me llames así?

Esto no podía ser real. Todo tipo de sonrisa o paz interior o lo que fuera que estaba sintiendo en estos momentos, se esfumó al escuchar esa voz y me sentí decaer cuando el cuerpo del rubio apareció a través de la misma puerta de aquella vez que vine con el chico que sostenía mis hombros con uno de sus brazos, y salió del sitio hecho una furia por no querer cambiar el pedido. A ver, seamos honestos, yo sabía que esto podía pasar, pero mi mente estaba en un complejo de negación de una situación tal.