Capítulo VII El Baile

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ANA

Después del almuerzo, regresamos a la oficina y nos pasamos toda la tarde alrededor de numerosos documentos y hojas de cálculo. Al estar con ella me hacía pensar en cosas que no debía, podría ser una locura de mi parte, pero a veces sentía sus ojos en mi, de manera intensa, como Mimi miraría a Alicia. O tal vez fue sólo mi subconsciente de que me ve a mí del mismo modo.

-Podemos darles los planos del año pasado también. -hablé colocando unos papeles en su escritorio, ya pasaban de las ocho de la noche.

-Sería una gran idea, ¿no crees?. -Dijo, recogiendo los papeles.

Escuché unos débiles golpes en la puerta, y entonces vi a Cepeda. Él tenía una mirada seria.

-¿Puedo hablar contigo?

Mimi lo miro durante unos segundos y luego a mi.

-Cepeda.

-Ve y habla con él, señorita Guerra. -dijo fríamente.

Cerré los ojos y salí de la habitación.

-¿Qué pasó con nuestra cena?. -preguntó algo molesto.

-Lo siento, no puedo ir.

Movió la cabeza, poniendo sus manos en su cinturas con una expresión irritada.

-Me estás tratando como un estúpido, me diste plantón por segunda vez el mismo día.

-¿Qué quieres que haga? No tengo más remedio. ¿Crees que me gusta trabajar hasta tarde?.

-Sabes que tienes la opción de irte, ¿verdad?. ¡Esta mujer esta mal, te está explotando!.

-Shh! ¡Baja la voz!. ¿Quieres que te escuche? debo hacer mi trabajo. -le dije molesta.

-¿Hay algún problema?. -escuche la voz de Mimi detrás mía.

-No señora...

-Señora Doblas, el horario de trabajo es algo inconveniente ¿no cree? -Cepeda pregunto desafiándola.

Pude ver las venas de Mimi marcarse y su mandíbula endurecer, tomó una respiración profunda y luego habló.

-Señor Cepeda, debo informarle que yo soy la presidenta de esta empresa, debido a que no tengo que explicarle los horarios de mi personal. Si esta pensando que es tarde, ¿por qué sigue aquí?.

Ella prácticamente lo azotó, literalmente, no dudaba de que si Cepeda podría matar con la mirada, seguramente lo habría hecho. Las palabras de Mimi fueron precisas y arrogantes.

-Tiene razón Sra. Doblas, perdone por preguntar.

-No hay problema. Srt Guerra tan pronto como termine su conversación, tengo que mostrarle algunos documentos.

Solo asentí a la mujer que regreso a su oficina, dejándome en silencio junto a Cepeda.

-En estos días será imposible, tengo que terminar un balance general con ella hasta el lunes Luis, lo siento.

El chico me miro durante unos segundo y luego llegó a una conclusión.

-Quédate con tu trabajo, buenas noches. -habló dándose la vuelta.

Si su intención era hacerme sentir mal ¡Felicidades! lo logró. Respire profundamente y regrese a la oficina, encontrándome con la mujer más atractiva que he visto, ya ni siquiera me acordaba de Cepeda cuando la vi. Ella estaba sentada con la camisa desabrochada parcialmente a la altura de los pechos, llevaba gafas, su pelo estaba atado a un moño. Tenía una expresión seria con muchas hojas en su mesa. Sabía que pasar muchas horas era tentar contra mi salud mental.

The Stripper (Warmi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora