Capítulo 9: Papel

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Félix encendió un fosforo y le prendió fuego al papel que le había dado Luka. Observo como se consumía hasta no ser más que una mancha negra y luego abrió el grifo del lavabo para que el agua se llevara lo que quedaba del papel.

Si ese chico buscaba llamar su atención lo había conseguido. Tuvo la precaución de anotar en una libreta la dirección, hoy le haría una visita bueno, esta tarde, ahora tenía algo que atender con mayor prioridad.

Fue al despacho de Gabriel Agreste y llamo a la puerta.

-Adelante – autorizo la voz de su padre.

-Buenos días padre ¿Cómo se encuentra? – saludo con amabilidad.

-Muy bien ¿necesitas algo Félix?

-En realidad me preguntaba si podría ayudarlo hoy con su trabajo – dijo Félix -. Siempre he tenido curiosidad sobre sus actividades, además me parece adecuado comenzar a interesarme por los temas de negocios.

-Nunca habías mostrado interés por la firma antes Félix – pregunto extrañado Gabriel -. Pero me encantaría que me ayudes, puedes ingresar esa información en el computador son los precios de los nuevos diseños.

-¿Computador?

-Si.

-Claro – Félix camino junto a su padre -. Hablas de estos papeles.

-Si – Gabriel se hiso a un lado y le dejo su escritorio a Félix, el chico observo la mesa un poco perdido.

-¿Hay algún orden en específico que deba seguir para eso?

-Claro, ya te lo muestro – el diseñador abrió un archivo y le mostro como ingresar la información, Félix asintió con la cabeza aun un poco perdido pero observando con atención todo lo que su padre estaba haciendo.

Gabriel Agreste se concentró en sus otras actividades, pero luego volvió la vista a su hijo mayor ¿Qué diablos estaba haciendo? Lo observo por largo rato, cualquiera diría que no sabía usar una computadora, primero movió el mouse un largo rato hasta que pareció aburrirse de él y se centró en el teclado, luego de casi media hora de probar las teclas comenzó a pasar la información de las hojas, primero muy lentamente y luego con un poco más de soltura, este comportamiento le pareció extraño a Gabriel pero decidió dejar a Félix seguir con su trabajo sin hacerle ninguna pregunta, después de todo era la primera vez que lo ayudaba.

-Ya he terminado – aviso Félix luego de un rato -. Padre esta tarde luego de mi clase de instrumento ¿Puedo ir a visitar a un amigo?

-Si no interfiere con tus clases estoy de acuerdo además recuerda que prometiste aprenderte tocar en menos de un mes una Fuga de Bach.

-Lo tengo muy claro padre.

Luego de despedirse de su padre Félix se marchó de regreso a su lugar favorito de la casa, la biblioteca, era el único lugar donde se sentía cómodo últimamente , allí no habían cosas extrañas solamente libros, tomo una novela y se sentó a leer en un rincón.

Sin poder concentrarse en la lectura centro sus ojos en el techo, se sentía tan solo en este lugar extraño y desconocido, no sabía cómo había llegado hasta allí aunque alguna razón si se imaginaba.

Siempre le había gustado recluirse en la biblioteca y leer durante horas, su mejor amigo lo llamaba ratón de biblioteca para fastidiarle ¿Qué habrá sido de Claude?

Fuera el día no estaba precisamente soleado pero tampoco amenazaba con llover. Recordó con nostalgia una figura delgada y esbelta, con su largo cabello azabache cayendo sobre sus hombros estrechos, sus grandes ojos azules brillantes, su largo vestido y su hermoso rostro.

¿Realmente había sido tan hermosa como la recordaba? Uno tiende siempre a embellecer los recuerdos. Era imposible responder esa pregunta porque no volvería a verla jamás, Bridgette para él siempre fue ese ángel inalcanzable que no te cansas de ver, ella jamás podría haber sido suya y aun así con mucho gusto le habría entregado su vida.

Luego del almuerzo en clase de violín, su nueva profesora lo miraba completamente asombrada ¿En serio era su primera clase? Si eso fuera cierto, ese chico debía ser un genio. Pero su postura y técnica estaban demasiado bien trabajadas para que su habilidad fuera espontánea.

Una vez terminada la clase, Félix le pidió a Gorila que lo llevara a la casa de Luka. Arqueo una ceja en cuanto vio la extraña residencia de su supuesto amigo... un barco.

-Buenas tardes – saludo Félix preguntándose cómo se hacía para llamar a la puerta en una casa tan extraña como esa.

-Félix hola – dijo Juleka.

-¿Esta Luka?

-Si voy por él.

Luka subió las gradas minutos después.

-¿Cómo lo descubriste? – pregunto Félix fríamente.

-Hola también ¿A qué te refieres?

-A mi nombre.

-¿Quieres decir tu nombre real?

-Si.

-Fue una corazonada, investigue un poco y listo. ¿Cómo es que te convertiste en un Agreste?

-Yo también quisiera saberlo...

Secretos y omisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora