Tumbas separadas

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Mis ojos se abrieron debajo del agua. La claridad de esa agua me permitía ver perfectamente las plantas y los peces del fondo era un lugar hermoso unos segundos después cuando mis pulmones reclamaron aire salí a la superficie recibiendo la caricia de los rayos del sol en mi piel. Un par de brazos rodearon mi cintura por la espalda y un par de labios se pegaron a mi cuello.

—eres hermosa —susurró una voz hermosa para después dejar un par de besos debajo de mi oreja.

—pueden vernos —dije deseando que no se detuviera y enviando una señal diferente a la que mis labios decían mi mano rodeo su nuca.

—nadie conoce este lugar —susurró contra mi miel mientras una de sus manos se deslizaba por mi abdomen hasta mi monte de venus y un poco más abajo.

Una hermosa mañana en aquel claro donde solo el ruido del viento surcando las copas de los árboles, el sonido del agua con cada uno de nuestros movimientos, los ruidos de la naturaleza, el relinchar de los caballos atados a los arboles más cercanos y nuestras respiraciones eran lo que nos envolvía. Fue idea de ella nadar un poco en aquella agua misteriosa y despojándonos de nuestros vestidos y todas las capas de ropa dejamos que el agua cubriera nuestra desnudez.

Un ligero sonido salió de mi garganta al sentir sus dedos en zonas demasiado intimas como para ser mencionadas en público, sus labios recorrían mi piel y mi corazón quería salir de mi pecho con cada una de sus caricias y cada sonido involuntarios que salía de mi arrancaba una sonrisa de la chica de cabello negro que los provocaba.

—te amo —dijo cerca de mi oído— te amo tanto Daniela que no quiero amar a nadie como te amo a ti.

Giré mi cuerpo para quedar frente a ella quien me miraba con adoración cuyos ojos verdes estaban vidriosos y sin pensarlo dos veces sostuve su rostro entre mis manos y la besé entregándole mi alma en ese beso.

Sus labios dejaron los míos y se armaron un camino desde mi boca hasta mi cuello bajando un poco más hasta llegar a mi pecho, sus manos no dejaron de moverse y hacer que mi cuerpo se estremeciera y una sensación a la que me estaba acostumbrando comenzó a aparecer en mi vientre, me aferré a ella enterrando mi cara en su cuello entregándole nuevamente mi cuerpo hasta que un grito de placer apareció desde el fondo de mi garganta...


*******************



Colombia 1984


Desperté a la mitad de un grito y mi respiración completamente acelerada. Mi cuerpo sentía una sensación extraña, mi temperatura estaba elevada y mi ropa interior se sentía húmeda. Un poco desorientada me senté recargada en la cabecera de la cama mirando el reloj de la mesa de noche.

3.15 a.m.

Aparentemente la energía eléctrica se había reestablecido, pasé mis manos por mi rostro que estaba cubierto de sudor y tenía la garganta seca. Recordaba muy poco de lo que había soñado, apenas un lago y algunos árboles aparecían en mi mente, pero es todo si mi sueño fue sobre lo que estoy pensando que fue, prefiero no saberlo.

No recordaba ni como me había quedado dormida, solo recordaba la tormenta y la falta de energía, miré a todos lados en la habitación buscando algo, aunque no sabía que, tenía esa sensación rara de estar siendo observada lo que me genero algo de miedo. Decidí que me estaba volviendo loca y salí de la cama dirigiéndome a la cocina en la planta baja por un poco de agua.

Mil TormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora