Prólogo

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.*Victoria*.

Ya han pasado dos meses, desde que mi mamá despertó, y no quiero separarme de ella ni un metro. Es por eso que Vlad y yo continuamos en Croacia. Él de vez en cuando viaja a Canadá, para asistir a los consejos y otras cosas que ameritan de la presencia del emperador, pero no pasa más de cuatro días lejos de mí y eso me hace muy feliz. Desde que Vladimir me marcó se convirtió en algo indispensable para mí, como el aire que respiro.

Durante este tiempo han sucedido muchas cosas; algunas buenas, que complementan mi felicidad, y otras malas, que la empañan: Lo primero que me entristece es la muerte de mi tío Adam; es increíble que ya no este con nosotros y eso me duele de sobremanera, él fue un excelente tío, casi como un padre para mí, y por eso no logro superar su abrupta muerte.

Lo segundo que me acongoja es que Tobías, mi hermano, sigue desaparecido. Es como si la tierra se lo hubiese tragado; nadie lo ha visto, nadie sabe de él y no encontramos rastros de su paradero (mi padre teme que Octavio lo haya secuestrado).

Y en tercer lugar, me preocupa que Lorenza no ha vuelto a ser la misma; ahora se la pasa encerrada en su habitación, aislada del mundo. No quiere que nadie le hable, que nadie la mire y mucho menos que la toquen. Mi madre dice que es normal que actúe de esa manera, que debemos darle tiempo para que se recupere, pero me duele el alma verla tan destrozada.

Ahora hablando un poco de las cosas buenas, encabezando la lista, están mis padres; mi papá, está más dichoso que nunca, puesto que la barriga de mi mamá ya se comenzó a notar, y él piensa que es un milagro de la Diosa Luna que sus hijos estén con vida. Todos, incluyéndome a mí, creíamos que los gemelos habían muerto, y aunque, gracias a Tavo, me enteré que ellos seguían vivos, después de 14 años, me parece inverosímil que el embarazo de mi mamá transcurra con tanta normalidad. Eso me ha llevado a la conclusión de que lo que Tavo dijo, sobre el bebé malvado, es mentira.

Por otro lado tengo a mi tío Iván y mi tía Daniela, con su vientre cada día más abultado, súper felices y cariñoso, desde que mamá los convirtió en mates no se separan ni un segundo y desbordan amor y dulzura, como para darte diabetes, por cada rincón de la mansión.

También hace una semana Keila y Daniel nos dieron una noticias que nos dejó pasmados a todos, estaban embarazados. Algo difícil de creer ya que siguen comportándose como perros y gatos.

Y por último, pero no menos importantes, están mi tío Brad y mi tía Fina que andan buscando expandir más la familia. Al parecer no quieren quedarse atrás.

Particularmente he sentido un poco de envidia, de la buena, al ver tan emocionadas a mi mamá, a Keila y a mis tías Dana y Fina con respecto a los embarazos. Y he llegado a pensar  en hablar con Vlad para que tengamos un bebé, pero luego recuerdo que si llegase a ser un varón perdería a mi mate y si llegase a ser niña perdería, de nuevo, a mi mamá. Así que como el precio que tengo que pagar por ser mamá es muy alto es mejor que no lo sea y así tendré a mi paleta helada y a mi madre por muchos siglos junto a mí.

—Buenos días, damita de mi corazón. —Me abrazó, por detrás, mi marido.

''Mañana será un día especial" Me había prometido Vlad y me siento tan feliz, tan plena, tan dichosa que no creo que haya nada pueda opacar mi felicidad.

—Buenos días, paleta helada.

—¿Qué te parece si nos quedamos todo el día aquí y repetimos lo de anoche? —me reí ante su propuesta.

—Debo ir a ver a mi mamá —me giro para verlo a la cara.

—Pero… —hizo un puchero.

—Te ves adorable haciendo eso —pellizque sus mejillas y gire sobre mi eje para seguir maquillandome.

Híbrido de sangre 1 Y 2  (Libro 3 de la saga: Secretos De Luna).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora