Especial

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–Hoy estamos presentes ante los dioses, el sol, la luna y las estrellas quienes apreciarán la unión de los reinos Sur y Norte.– comenzó con suavidad aquel hombre, que vestía de bellas túnicas blancas con bordes de un tono dorado brillante, sus ojos se posaban hacia el público que lo veía con una emoción y tranquilidad inexplicable, pero sus manos señalaban a aquella pareja, aquella que sus manos eran unidas con suavidad por un lazo rojizo juntandolos de tal forma que las manos de aquella pareja se juntaban apenas. –El príncipe Keith, futuro rey de las islas del Norte.– lo nombró con seguridad y autoridad, el azabache alzó su mirada y observó a aquel hombre que mostraba una sonrisa paciente y serena. –Y la princesa Axca, futura reina de las islas del Sur.– pronunció con suavidad mirando ahora aquella mujer de fuerte carácter, ella lo miró con seriedad e inexpresidad mientras contaba en su cabeza el tiempo que transcurría desde el inicio de aquella boda.

Los ojos de ambos comprometidos se conectaron, mostrando un sin fin de mensajes que nadie lograría comprender. Sus miradas mostraban todos menos aquel amor que sus padres presumían que se encontraba, los reyes de ambos reinos miraban con emoción e impaciencia todo lo que sucedía, rogaban en su interior que aquello terminará lo más rápido posible, deseosos por el poder que tendrían gracias a aquella boda.

El azabache miro de reojo a su alrededor, a sus padres, los cabelleros que rodeaban el lugar y aquella persona que permanecía detrás de él como su acompañante. Shiro lo miraba con seriedad, pero sus ojos emanaban una preocupación que solamente el podría apreciar. Suspiró con suavidad y miro nuevamente a quien sería su futura esposa, aquella princesa de carácter fuerte e indomable, pero prudente ante sus acciones y desiciones, forma una pequeña mueca en su rostro, tan débil que nadie en aquel lugar lo noto más que Axca, quien lo imitó con cierta tristeza.

–Hoy en éste día glorioso. Ambas personas se unirán en cuerpo...– aquel hombre dejó caer polvo en sus manos, los ojos violetas observaban como sus manos se ensuciaban con aquel polvo. El listón rojizo que los unía comenzaba a ser opacado por aquel color niveo que poseía.

Aquellos jóvenes besaron sus labios con suavidad, el moreno acariciaba las mejillas del menor y sonreía en aquel dulce beso. La luna les iluminaba con suavidad aumentado aquel ambiente dulce y tranquilo. Keith entre abrió sus ojos y observó los párpados cerrados del contrario, lo observó con tranquilidad, sintiendo como su corazón a pesar de todo se llenaba de una dulzura y amor. Aquel mismo corazón que latía con rapidez, mientras golpeaba su pecho con fuerza.

Aquel hombre, lo estaba volviendo loco.

Sus labios encajaban a la perfección, la suavidad de los delgados labios del moreno provocaban que sus deseos de que jamás terminará aquello aumentarán. Movían con lentitud sus labios, en una hermosa danza en la cual la brisa era quien daba la melodía, tan suave que lo estaba volviendo loco. Keith tomó la mano del moreno, entrelazando sus dedos en aquel simple contacto, Lance abrió sus ojos y se separó de aquel beso, el azabache observó con tranquilidad aquellos ojos zafiros. Tan profundos y llenos de tranquilidad los cuales lo envolvían en una obsesión de la cual jamás querría escapar, cuando despertara y durmiera, cuando estuviera feliz o triste, aquel príncipe daría lo que fuera para siempre mirarlos a su lado.

Aquel momento era de aquellos pocos en que las palabras no eran necesarias, sólo aquel silencio y aquellas dulces miradas lo decían todo. Una promesa silenciosa, la cual juraría amor eterno, una por la cual ambos se entregarían por completo.

–... Alma...– prosiguió y tomo una pequeña jarra de cristal, sus bordes de un bello dorado. Keith miró con atención el agua que permanecía dentro, ¿Porqué recordaba aquello en esos momentos? Miro a Axca nuevamente, ella al igual se encontraba perdida en sus recuerdos más anhelados y guardados, en su rostro una débil sonrisa se instaló ante los recuerdos que se repetían con lentitud en su memoria. Todo se desvaneció al sentir como unas gotas de agua hacían contacto con su piel, tan frías que un pequeño escalofrío le recorrió, formó una pequeña mueca y el dolor que llevaba ocultó poco a poco se hacía notar. Axca regresó a la realidad al igual con aquel mismo contacto, miró tensa su alrededor sus ojos recorrían el rostro de cada una de las personas en aquel lugar, Keith imitó su acción comprendiendo lo que la contraría deseaba poder ver.

Descubierto [Klance/Laith] (Concluida) Where stories live. Discover now