9. Orígenes, Prólogo.

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La luz de sol se filtró a través de las ventanas.

Fuera, Chat pudo oír el zumbido de una abeja y su oreja se crispó, pero permaneció quieto. Iba a hacer falta mucho más que una abeja para que se moviera de su actual lugar, recostado en la cama de Marinette mientras ella dormitaba sobre su pecho.

El suspiró, mirando al techo.

"¿Todo bien?"

Marinette levantó la cabeza, como si sintiera que su mente estaba un poco lejos del paraíso en el que debería haber estado. Su pulgar le acarició el pecho inconscientemente y él la acercó más como promesa tranquilizadora. "Sí," volvió a suspirar. "Estoy bien. Sólo pensando."

"Uh-oh," ella carcajeó, presionando los labios en la esquina de su boca, él inclinó la cabeza hacia ella en respuesta, dándole un beso suave. "He oído que pensar es un pasatiempo peligroso. ¿En qué estás pensando?"

"Ah, nada, es estúpido," Chat miró hacia otro lado, avergonzado por haber sido descubierto. Porque era estúpido- lo era. Y antes de que ella tuviera oportunidad de presionar más, se incorporó, llevándolos a una posición sentada. "¡Pero sí tengo algo para ti! Por nuestro aniversario, a pesar de que nunca he estado en una relación de seis meses antes entonces yo- err-"

Fue salvado del balbuceo tímido por Marinette, quien casualmente le dio un golpecito en la nariz. "Calma, Fluffy, también te compré un obsequio."

"¿Fluffy?" Su boca cayó abierta, pero no tuvo tiempo a responder ya que ella se apresuró a bajar de la cama casi tropezando por la escalera mientras le hacía señas para que la siguiera. El obedeció, dejando que ella liderara el camino.

"¡Ta-dah!" Exclamó ella, radiante mientras le extendió el obsequio. "Lo hice yo misma años atrás. Siempre me ha traído suerte pero... bueno-" ella inclinó la cabeza por un momento, un rubor rosa en sus mejillas. "Ya no necesito más suerte. No desde que te conocí."

Tentativamente, Chat se estiro para tomar el brazalete de su mano

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Tentativamente, Chat se estiro para tomar el brazalete de su mano. Era intrincado y lleno de cuentas de distintas formas y tamaños, y lucía como que había tomado horas para hacerlo. Lo miró por un rato, un nudo formándose en su garganta.

Nadie nunca le había obsequiado nada tan personal y mientras este era un gesto que significaba mucho más de lo que podría expresar con palabras, también le hizo consiente del agujero en su pecho. El agujero donde cosas como esta deberían haber estado, una parte cotidiana de la vida que nunca había tenido la oportunidad de experimentar. Eran momentos como este los que le recordaban lo privado que había estado. "Gracias," susurró, aun observando el pequeño amuleto. No podía mirar a Marinette, no podía mirarla y ver el amor del que le había faltado toda su vida. No ahora.

Sintió que ella se acercó, enrollándole los brazos alrededor de la cintura y hundiendo el rostro en su costado. Él sonrió, y el nudo en su garganta cayó en la oscuridad. "¡Ni lo meowciones!" Dijo con una risita, luego arrugó la nariz, luciendo un poco más ofendida por el juego de palabras que ella misma acababa de hacer. Era demasiado adorable.

When Duty and Desire Meet. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora