El ciclo del cierre

Elixir y Veneno

Dos caras de una misma moneda, tan diferentes entre sí como la licra y la seda. Finalidades desemejantes dirigidas al mismo infante.

Porque sí, no soy más que una infante, errante y perseverante, inexperta en la complicada tarea de vivir, anhelante de un elixir que subvenga mis añoranzas de madurez y lucidez.

Pero he mentido, manchado mi nombre y mi verso, pues ese elixir ya lo he hallado, escondido en un manto, ocultando la belleza deslumbrante de tu admirable semblante, estás ahí, lista para ser bebida.

Y lo hago...

Me ahogo en ese elixir.

Una total ambrosía.

Colmada de sonrisas.

Felicidad irreal.

Un sueño cumplido

Una flor marchita rejuvenecida

Efímero. Así fue.

Falso, no podía ser diferente.

Decepción inminente.

Desdicha infinita.

Rabia descontrolada.

Una nueva falsedad se asoma provocativa a mis novicios versos, tiñendo todo de colores desesperanzados y turbios.

Se muestra descarada, revelandose. Elixir al inicio, veneno al final... sí, esa es tu definición amor mío. ¿Te estás mostrando a mí?.

¿Cómo es posible?

¿Qué eres?

Me das vida y me la quitas. Me alegras y me asesinas. Me sufres y me desprecias. Me das esperanzas y sin pudor alguno las rompes frente mío.

Pero lo acepto cariño.

Si viene de ti. Siempre será correcto.

Enfermizo y destructivo.
Revitalizante y estimulante.
Sin distinción, no juzgo, lo que sea hoy, será. Lo recibo, gustosa, porque eres tú...y si viene de ti...nada podría ser tan malo.

Siquiera la muerte suena mal si es por tí. Toma mi vida, toma mis deseos, toma mis huesos, mi carne, mis venas, mi sangre, toma todo de mi hasta que no quede nada, porque te pertenezco...desde el momento en que ambos universos se encontraron.