Capítulo 57: Responsabilidad

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-Claude ¡Tu leyendo! El fin del mundo está cerca – dijo Allegra juguetonamente arrimándose en la puerta del cuarto de Claude, el chico rodo los ojos y escondió el libro lo que le llamo la atención a la chica.

-¿Qué estás leyendo? – dijo ella entrando a la habitación he intentado tomar el libro.

-Nada – dijo Claude sintiéndose nervioso.

-"Nada" me hablas como si no te conociera, algo ocultas... que será ¿Algún libro prohibido? ¿Algo del Márquez de Sade quiza? – dijo ella y extendió su mano para atrapar el libro que Claude había metido en uno de los cajones de su escritorio.

-Basta ya Allegra – dijo atrapándola por la cintura, la risa de la chica se detuvo y Claude perdió las ganas de jugar en cuanto noto que ella había visto el libro.

-¿Por qué tienes uno de esos libros? – le susurro ella -. Te desterraran si lo ven.

-Es solo por curiosidad.

-Un libro así es muy peligroso, además ¿Qué curiosidad puede darte la magia oscura? – le reprocho ella.

-Para combatirla debemos saber cómo funciona, ¿Es que no confías en mí? Sabes que jamás me mezclaría con fuerzas tan nocivas.

-Claro que confió en ti – dijo Allegra encogiéndose de hombros -. Ya es hora de comer.

-Vale... No le cuentes a nadie sobre ese libro – le pidió Claude.

-Está bien... ¿De dónde lo sacaste?

-Me los entrego Justine hace tiempo.

-¿Por qué tendría esa muchacha unos libros así?

-Ella no sabia lo que eran... pertenecían a Bridgette.

-Pero Bridgette no tenía nada de magia en su sangre – dijo Allegra.

-Cierto... quizá comenzó a leerlos para distraerse, hay unos que son simples invenciones novelescas pero logro conseguir algunos verdaderos.

-¿Qué crees que haya querido hacer con ellos?

-Ni idea, pero sea lo que sea, en sus manos esos libros resultaban inútiles.

Entraron al comedor y Claude se sentó mientras Allegra fue junto a las demás mujeres a servir los platos. Veinte minutos después entro Aloise duque de Archambault, tenía un aspecto derrotado y parecía estresado, Claude espero que la cena terminara para acercarse al actual cabeza de la hermandad.

-¿Cómo se encuentra? – pregunto cortésmente, nunca había sido muy cercano al actual duque, pero mantenían una relación bastante cordial.

-Perfectamente... - dijo el duque con aspecto cansado.

-¿Qué tal fue su audiencia con el rey? – pregunto Claude curioso, el duque solo lo miro de reojo.

-No tan bien como querría, tengo ocupaciones que atender, pase una buena tarde.

El duque se despidió y Claude que nunca había sentido más interés en esos asuntos administrativos como para pensar mucho en ello, tomo por sentado que como siempre el duque lo mantenía todo bajo control. Espero a que Allegra terminara sus ocupaciones y como él tenía la tarde libre, la invito a dar un paseo.

El duque por su parte sentía que la responsabilidad lo sofocaba, hubiera dado cualquier cosa para no tener que ser él quien se encargase de esas responsabilidades. La audiencia con el rey había sido un despropósito total.

-¿De qué nos ha servido hasta hora financiar la hermandad? – había dicho Luis Felipe I de Francia -. Esos... ¿Cómo se llamaban?

-Miraculous, su majestad – dijo el duque bajando la cabeza.

Secretos y omisionesWhere stories live. Discover now