4. Knows

771 109 28
                                    

Podéis llamarme gilipollas, definitivamente yo me lo he llamado a mí mismo muchas veces mientras que busco por internet algún juego interesante y que no sea el típico que cualquier youtuber utiliza para conseguir visitas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Podéis llamarme gilipollas, definitivamente yo me lo he llamado a mí mismo muchas veces mientras que busco por internet algún juego interesante y que no sea el típico que cualquier youtuber utiliza para conseguir visitas. Quería algo nuevo a la vez que aterrador y, si había algo de lo que estaba seguro, es de que no me hacía ni puta gracia.

Bueno, si había una parte positiva, es que no era al que menos ilusión le hacía que yo grabara aquel vídeo porque ese era Mingyu.

Tenía que felicitarlo, el chico aguantó veinte minutos de gritos agudos y carreras a lo largo de mi habitación como si aquello fuese a lograr que aquella niña de aspecto espantoso se alejara de la pantalla gigante de mi ordenador.

Mingyu estaba apoyado en el marco de mi puerta cuando salí a abrir, su mandíbula tan tensa que temía que tuviese que pagarle una dentadura nueva.

―No me puedo creer que seas tan gilipollas. ―susurró en cuanto me vio. Sus ojos se habían vuelto salvajes, perdiendo la forma redondeada que los caracterizaba y, su piel normalmente bañada por el sol ahora se veía algo enrojecida. ―Si lo que estás intentando es vacilarme, solo tienes que decírmelo. ―comentó antes de coger el cuello de mi camiseta del pijama en su puño, sacando el aire de mis pulmones. Decir que sentía como si de un momento a otro me fuese a mear encima, sería cualquier cosa menos una mentira. Joder, ese cabrón parecía gigante pero es que en ese momento sentía como si pudiera romper cada uno de mis huesos con solo soplarme y yo estaba intentando hacer solo una buena obra por un subscriptor.

―V-vaya, hola Mingyu, ¿qué te trae por aquí? ―Una estúpida y nerviosa carcajada se escapó de mis labios mientras que intentaba sostener sus manos entre las mías para quitar su agarre lo cual, por supuesto, no funcionó.

―¿Qué me trae por aquí? Mira es que no sé si el gilipollas eres tú o yo por haber creído que cumplirías tu promesa. Acabo de llegar de trabajar, son casi las dos de la mañana y solo quiero dormir pero no puedo. No, no es porque tenga insomnio, sino porque mi querido vecino... ¡No para de gritar! ―murmuró él. De repente, antes de que pudiera contestar, unos pasos comenzaron a escucharse por la escalera, descendiendo con cuidado y sin encender la luz. ¿Quién podía ser tan imbé-

Los ojos de Jihoon se veían brillantes, en realidad era prácticamente una sombra pues la única luz existente era la proveniente de mi piso, pero era suficiente para ver el pánico en sus ojos. Vestía su pijama enorme y una toalla en su pelo, mientras que sostenía una caja de cartón con muchos plásticos en su interior–parecía haber recibido un paquete hoy, me había comentado algo acerca de que estaba esperando algo con lo que tenía muchas ganas de trabajar –la cual casi se le cae de las manos.

―Oh, vamos, no me jodas. ―casi chilló al ver a Mingyu y encogió sus hombros. ―Son las dos de la mañana, ¿qué coño haces en el pasillo, Kim? ―Mi vecino sonrió, cosa que parecía imposible si los encontronazos que había tenido con él me permitían hablar.

―¿Qué hay, Jihoon? Lo siento, es culpa de tu amigo el gilipollas, que no es capaz de callarse ni a estas horas. ―Jihoon me observó traicionado, como si por mi culpa se hubiese encontrado con su último quebradero de cabeza. Que era verdad pero, ¿qué cojones iba a saber yo que estaba pensando bajar la basura a esta hora?

―Mira haz con él lo que te dé la gana, no merece la pena seguir malgastando espacio con gente como él. ―dijo mientras que continuaba bajando las escaleras con cuidado de que sus chanclas no lo traicionaran y acabase cayendo de boca.

―¿Jihoon? Soy tu amigo aquí, ¿lo recuerdas? Yo te traje anoc... ―Me callé y aclaré mi garganta, porque en realidad el que le había traído era Mingyu. Este sonrió, sintiéndose triunfador y haciéndome sentir más imbécil de lo que ya lo hacía. ―M-mira Mingyu, lo siento, créeme, pero necesito grabar en este momento. ―Jihoon me vio asustado, deteniéndose en el portal, su rostro reflejaba un "¡Idiota, hablaste demasiado!"

―No me jodas que vas en serio en eso de ser youtuber. ―Mingyu ya no se veía enfadado, simplemente sorprendido y algo frustrado. ―Me cago en todo Wonwoo, me estás diciendo que no me dejas concentrarme o dormir por qué, ¿por un par de miles de subscriptores? Y estoy siendo positivo aquí.

―No te importa mi número de subscriptores pero este vídeo necesito subirlo lo antes posible, alguien lo necesita.

No supe que dije, de verdad que no lograba comprenderlo, pero aquello heló a Mingyu en el sitio. Si en algún momento creí verlo sorprendido, no tenía ni punto de comparación con la forma en la que se veía en ese momento.

―¿Q-qué acabas de decir? ―Mingyu sostuvo mis hombros, asustado. Sus manos estaban temblando y por un momento pensé que iba a desmayarse.

―Hostia Mingyu, me estás asustando, ¿estás bien? ¿Necesitas sentarte? ―Para mi sorpresa, él asintió con su cabeza y yo simplemente miré a Jihoon pidiendo algo de ayuda.

―Voy a tirar esto, ahora voy. ―Y con eso, mi vecino y yo nos quedamos a solas en la penumbra del pasillo. Sus ojos se movían de un lado para otro, parecía un animal enjaulado y simplemente lo dejé sentado en el sofá del salón mientras que corría hasta la cocina por un vaso de agua. Para cuando volví, Jihoon ya había vuelto y, a pesar de que no había escuchado ni una sola palabra ni de su parte ni de Mingyu, mi amigo me observaba con el pánico reflejado en su rostro.

―Gracias, be- Wonwoo. ―murmuró al recibir el agua.

―Ehm, oye, Mingyu. Mañana es sábado y... Wonwoo y yo habíamos hablado con los chicos para salir a cenar, ¿te unes? ―Mingyu observó a cualquier lugar del salón durante unos segundos en silencio, mientras que yo aprovechaba para preguntarle con la mirada a Jihoon qué diablos estaba haciendo.

―Claro, será divertido. Gracias de nuevo por, ya sabes, esto. ―Dejó el vaso en la mesa central de la sala y, sin tocarnos a ninguno de los dos, Mingyu salió de mi casa casi tan rápido como había entrado. ―Por cierto, ¿Wonwoo? Puedes seguir grabando o lo que sea que estuvieras haciendo, parecía importante. ―Y sin más cerró la puerta, dejándonos en silencio y con una especie de angustia en mi pecho que no me hacía ninguna gracia.

―¿Por qué coño lo has invitado? Además, no hemos quedado de qué estabas hablando.

―Porque necesitas que no se vaya de la lengua, tienes que hacerte su amigo, Wonwoo. ―Su rostro era frío, no reflejaba nada, pero por su mirada podía decir que estaba preocupado por mí.

―N-no te entiendo, Jihoon, ¿irse de la lengua? ―Jihoon señaló la pared, donde un pequeño cuadro felicitándome, o más bien a Beanie96, por los anteriores dos millones de subscriptores, el cual decoraba la pared.

Él lo sabe Wonwoo, Mingyu sabe que eres Beanie. 

I'm not your fan! [MEANIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora