Una Fotografía

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Non sei solo la mia tempesta, sei anche il mio arcobaleno


Colombia 1984


Dani, Dani, Dani ¿estás bien? ¿me escuchas? —el sonido ahogado de la voz de Santiago sonaba en mi cabeza.

Me sentía aturdida y mareada al momento en que recuperé la conciencia aparentemente me había desmayado algo, sentí estar acostada en algo blando mientras poco a poco pude abrir los ojos. Me di cuenta que estaba en una habitación que no conocía y Santiago estaba justo frente a mí.

—¿estás bien? —preguntó asustado

—¿Dónde estoy? —

—En mi casa, no, no te levantes —me advirtió cuando intente ponerme de pie

—me siento mejor —alegué, pero era una completa mentira. Mi cabeza estaba por explotar de la confusión que sentía en ese momento.

Simplemente al recordar todo lo que había pasado en las últimas horas volví a cerrar los ojos. ¿Qué clase de broma me estaba jugando esa chica? ¿Quién diablos es? ¿Dónde está?

—Santi, ¿Qué le pasa a tu novia? —escuche la voz de la hermana de Santiago

—la acompañare a casa, ¿puedes quedarte sola un momento? —preguntó Santiago con la voz la tierna que yo no le había escuchado nunca.

—pedo no taddes —respondió la chica

Tan pronto sentí como mi cuerpo se había recuperado las fuerzas y estaba bien para caminar decidí abrir los ojos y sentarme, ahora solo quería regresar a casa. Escuché como la lluvia había cesado un poco y no quise esperar más.

—tengo que regresar a casa —le dije a Santiago que seguía mirándome confundido

—te acompaño, parece que dejo de llover y es demasiado tarde —respondió el muchacho ofreciéndome su mano para ponerme de pie.

No dije nada más, solo dejé que me guiara a la salida, sonreí tímidamente a la chica que nos veía divertida antes de salir de la casa.

Santiago parecía no solo confundo sino también enojado durante todo el trayecto de su casa a la mía, el frio aire de la noche se adhería a mi ropa mojada haciendo que el frio que sentía se incrementara, pero simplemente no me importo. Él no habló hasta que estuvimos frente a mi casa.

—¿a qué fuiste? —preguntó severamente

—Santiago yo... lo siento...—no sabía ni siquiera como explicarle.

—¿Qué es lo que querías? ¿Quién te dijo de Sofí? —preguntó ahora visiblemente enojado

—¿Qué? —

—¿Porque tenías interés en ella?, no crees que ya tiene suficiente con están enferma como para que tú quieras ir a mi casa y burlarte de ella también —

—Santiago yo no...—

—por favor, lo sabias desde hace tiempo si no te dije de Sofí es porque me enferma lo que la gente dice de ella —

—yo no sabía de ella, yo no fui por ella fui por... yo solo buscaba a alguien —respondí con lo poco que mi mente me dejaba pensar, pues en ese momento era difícil enfocarme en Santiago.

—¿Qué a quien buscabas? —

—a nadie, una chica, sabes que olvídalo quieres... —respondí queriendo deshacerme de él lo más rápido posible.

Mil TormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora