Abrazos que deberían ser eternos

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Colombia 2014


Pov poché


—no entiendo porque Calle no viene con nosotras —se quejaba mi hermanita.

Le había pedido me acompañara a comprar un par de cosas a un centro comercial cerca de mi casa más que nada para despejar mi mente, hace tres días no habló con Calle y tampoco ella ha intentado hablar conmigo, la extrañaba obviamente, pero mi mente tenía un gran conflicto mental que en este momento solo quería distraerme.

—esta ocupada con algo —expliqué quitándole importancia.

—ustedes son un chicle y ahora resulta que tiene tres días ocupada —dijo vale poniendo sus ojos en blanco.

A veces me olvidaba de lo inteligente y astuta que era valentina, a pesar de ser unos años más chica que yo siempre terminaba sorprendiéndome y eso era algo en lo que no nos parecíamos, a pesar de ser físicamente casi gemelas ella generalmente es luz y yo generalmente soy sombra.

—si, ocupada —dije mientras la hacía entrar en un Starbucks que había dentro del centro comercial.

Decidimos esperar ahí a mi papá y Vale eligió una de las mesas mientras yo me encargaba de pedir neutras bebidas, una vez las conseguí fui a encontrarme con mi hermana me sorprendió ver que no estaba sola, en la mesa había un chico a quien identifiqué de inmediato a pesar de estar de espalda y tener una gorra cubriendo su cabeza.

—¡Pochas! —me saludó Mario de inmediato.

—hola —sonreí al verlo con un poco de pena ya que desde hace días no le respondo ninguno de sus mensajes, principalmente porque no estoy interesada.

—esperaba verte esta noche —comentó mientras yo le entregaba a Vale su bebida.

—¿Cómo? ¿por qué? —pregunté desconcertada

—imaginé que estarías en la fiesta de Calle —explicó robando un sorbo de la bebida que había en mis manos.

—¡ah!, claro —fingí estar al tanto de eso —no creo poder estar ahí, tenemos un asunto familiar y así, pero ¿para qué querías verme?

—¿no vino Calle creí que eran siamesas? —pregunto Mario como buscando a Calle detrás de mí— ¿no están peleadas o sí?

—¿Qué? No —me apresuré a decir —en realidad, tal vez si te vea en la noche.

—espero que sí, bueno las dejo que me están esperando y solo quería saludarlas—sonrió Mario para después despedirse se mi hermanita y de mí con un beso e ir a donde un grupo de chicos que no conocía lo esperaban fuera del lugar.

Tenía una idea de la razón por la que Mario quería verme esta noche, pero en estos momentos de mi vida solo tenia una cosa en la cabeza o mejor dicho una persona en la cabeza y era mi mejor amiga. Había pasado los ultimo tres días recordando todo lo que habíamos pasado juntas tratando de encontrar el momento en donde todo cambio, donde todo se complicó y nos llevó a aquello que ocurrió ese fin de semana.

Podía estar engañando a mi mente, pero mi corazón era otra cosa. Simplemente me aterraba pensar que después de eso tendría que despedirme de ella.

—¿asunto familiar? —preguntó valentina alzando una ceja.

—cállate pulga, solo no quería decirle nada a Mario —dije mientras me sentaba frente a ella

Mil TormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora