III.5

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― Hey, Kara, ¿tienes algún trozo grande de papel? Éste es todo el que me queda ― preguntó JK.

― Por supuesto. Echa un vistazo a uno de los cajones en el armario de madera en la parte de atrás del estudio” replicó la artista ausente mientras mordisqueaba el final de su lapicero. Jess y ella estaban intentando trabajar al mismo tiempo en sus bronceados y sus bocetos frente al patio. Kara había estado bastante preocupada por una de sus últimas piezas que tenía en mente para su exposición, pero no conseguía hacerla correctamente.

Pasó un largo rato y Jessica aún no había vuelto. Kara miró a través de la ventana del patio a la cocina, pero no vio ni una señal de la joven. De repente la artista recordó lo que la joven le había preguntado. Los ojos de Kara se abrieron ligeramente con una mirada de pánico. Saltando de su silla, el bloc de esbozo cayó ruidosamente al suelo. Nunca vio el libro tirado, los perdidos papeles flotando por el suelo de baldosas, mientras lo cruzaba rápidamente y se adentraba en la casa, dirigiéndose al estudio.

Las puertas de vidriera de colores estaban abiertas. Kara podía ver la forma de Jessica apoyada contra el armario de madera, sacando papeles sueltos y colocándolos en la parte de arriba. Media docena de blocs estaban parcialmente abiertos, con su contenido claramente visible. Jessica se volvió ante el sonido de Kara entrando en la habitación.

La artista se paró cuando vio la mirada en el rostro de JK. Cuando sus ojos se encontraron, Kara supo que su secreto no seguiría escondido más tiempo. La rubia anduvo lentamente hasta donde estaba la joven y se paró junto a ella. Con deliberada lentitud tomó los dibujos de la mano de Jessica y comenzó a guardarlos de nuevo en los blocs.

Jessica continuó mirando las imágenes de los papeles, de los cientos, miles de dibujos. Algunos rápidos y poco precisos; otros perfectamente definidos, con las líneas oscuras y permanentes. Todas las imágenes que miraban hacia JK eran la imagen de su madre. El fajo de papeles de la parte superior del armario, ahora sueltos, eran desnudos, algunos en poses muy eróticas. Kara silenciosamente ordenó esos también y los colocó en la carpeta. La alta artista abrió el botón de otra carpeta y sacó varias hojas en blanco. Después de mostrarlas frente a la enmudecida joven, Kara se giró y salió de la habitación.

Jessica no sabía exactamente qué había pasado, pero estaba segura de una cosa: había mucho más de la relación de Kara y su madre de lo que ninguna de ellas le hubiera contado. La joven no estaba segura de lo que iba a decir, pero dejó el estudio y buscó a Kara.

La rubia estaba sentada en la esquina del sofá del jardín japonés. Sabía que si Jessica quería respuestas, cuando las quisiera, la encontraría. Cuando la puerta del jardín se abrió, Kara ni siquiera levantó la mirada. Sintió el peso de Jessica mientras la joven se sentaba al lado de ella.

― Lo siento, Jess ― dijo en apenas un susurro. ― No quería que te enteraras, especialmente de esta forma.

― Creí que me habías dicho que mamá y tú nunca fueron amantes... ― dijo JK. No era una acusación, sino más bien curiosidad.

― No lo fuimos ― dijo Kara rotundamente. Las lágrimas comenzaron a brillar en sus ojos.

Jessica no necesitaba ser muy lista para darse cuenta de lo evidente. ― Tú sí querías, ¿verdad? ― preguntó.

Kara pensó en las muchas formas que había para contestar, los juegos de palabras que podía usar para intentar salir de esa situación. Sin embargo, no podía mentir, no a Jessica y no sobre este tema. Si mentía en esos momentos Jessica tendría razones para pensar que la habría mentido en muchas otras cosas. Había sólo una cosa que podía hacer para mantener su relación sin problemas. Debía decir la verdad.

― Sí, lo deseaba. De hecho, aún lo deseo.

― Wow ― suspiró JK. ― Yo, umm, no sé qué decir de esto. ¿Me estás diciendo que mamá nunca lo supo?”

― No, y tampoco quiero que lo sepa, Jess. Por favor, prométeme que no vas a interferir, que no le dirás nada a tu madre sobre esto ― suplicó Kara.

― Deberías decírselo, Kara. Me refiero a que si ella siente lo mismo...

Kara interrumpió a la joven. ― Jessica, tu madre es hetero y yo soy gay. Me enamoré de ella y ella dejó la vida que compartíamos para estar con otra persona, con un hombre. No hay nada más evidente que eso.

― ¿Quién era él? ― preguntó JK.

― No lo sé, nunca lo conocí. Te puedes imaginar porqué nunca quise conocerlo. Lena y yo seguimos caminos separados en enero del ochenta y cinco y ella aceptó un trabajo en Chicago para irse con él. Supongo que asumí que no salió bien. Nunca me contó nada y yo tampoco le pregunté ― explicó Kara.

― Debes haberte equivocado. No puedo recordar a mamá con ningún hombre. Dios, solía salir con Rick, su agente, a fiestas y cosas así porque decía que no quería tener ninguna cita ― replicó Jessica.

― Sólo tenías dos años, Jess. Joder, apenas me recuerdas a mí ― respondió Kara.

― Sí, no recuerdo mucho, pero la cuestión es que sí que te recuerdo y era mucho más joven cuando tú estabas con nosotras ― devolvió JK.

― Una de las dos está equivocada, Jess ― dijo Kara mientras fruncían pensativas el gesto. ― ¿Por qué razón tu madre iba a mentirme sobre ello?

― No lo sé, Kara, pero sé esto. En los últimos catorce o quince años desde que se separaron, no creo haber visto nunca a mi madre salir con una persona soltera ― dijo Jessica suavemente. ― ¿Kara?

― ¿Sí?

― ¿Puedes decirme por qué no quieres que mamá lo sepa? ― preguntó Jessica.

Kara no miró a Jess; simplemente deslizó sus esbeltos dedos por su dorada melena y se apoyó contra el respaldo.

― No quiero ni pensar que pueda presionar a tu madre a hacer algo que ella realmente no quiere. Sabes cómo puede ser tu madre. Suele ser siempre tan cuidadosa con mis sentimientos que no piensa en ella ni un sólo momento. Me refiero a que siempre he tenido miedo de que, si ella sentía que la quiero de esa forma, ella se acostaría conmigo como por obligación y no por amor. Si eso sucediera, me mataría, Jess. Prefiero seguir soñando con que ella me ame que intentar que suceda.

Jessica asintió con la cabeza con simpatía y comprensión. De una forma extraña, comprendía los miedos de la artista. Tenía, sin embargo, la extraña sensación de que no veía toda la realidad. Como esas imágenes en tres dimensiones en las que debes cruzar tus ojos para verlas enteras. Había intentado una vez describir a su madre la técnica de enfoque necesaria para ver la imagen. La única forma que pudo encontrar para explicar el proceso era decir que debías actuar como si intentaras ver a través de la imagen. Esa era la forma en la que surgía todo ante la joven. Como si se perdieran el bosque por los árboles.

― ¿Es por eso por lo que no estás con mamá? Ya sabes, ¿apoyándonos y ayudándola a criarme? ¿Es por lo que ahora estoy aquí? ― preguntó JK inesperadamente.

― Entiéndelo, Jess. Las cosas que hice por tu madre las hice porque la amaba, no porque estuviera simplemente enamorada. Lena fue mi mejor amiga antes de que yo quisiera algo más de nuestra relación. Ella era, y aún lo es, una mujer increíblemente dada y bondadosa que se preocupa más por la gente que por ella misma. Dime, ¿cómo no amar eso? ― preguntó Kara a la joven sinceramente.

Jessica sonrió y asintió con la cabeza a la mujer.

― Kara, ¿tienes alguno de los libros de mamá aquí? ― preguntó JK.

― Por supuesto, en la biblioteca, los tengo todos ― respondió Kara con una mirada algo burlona. ― ¿Los has leído?

Jessica la miró avergonzada mientras negaba con la cabeza.

― Ayúdate a ti misma ― respondió Kara. ― Te he contado cosas, Jess, pero nunca aprenderás más sobre lo que hay en el corazón de una mujer o sobre lo que piensa que leyendo sus libros. Hey, ¿tienes hambre? ― dijo cambiando de tema. ― ¿Por qué no nos damos un respiro y vamos a comer a la plaza Szechwan?

― Buena idea ― sonrió JK mientras ambas mujeres se levantaban a la vez. ― No te preocupes, Kara― dijo, deslizando su brazo alrededor de la cintura de la mujer. ― Mamá jamás se enterará por mí.

― Gracias, pequeñaja ― replicó Kara inclinándose para besar la frente de la muchacha.

NADIE ES MÁS CIEGO QUE QUIEN NO QUIERE VER (Adaptación Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora