Myrcella Stark

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Más de 3.8 K de lecturas??? Ustedes chicos son los mejores, me honran con sus votaciones y comentarios. Estoy muy agradecida por esto. Les mando todo mi cariño.


Gendry estaba cansado, habían recibido e instalado al ejército dornish. Con el príncipe Oberyn llegó Arianne Martell, la hermosa prometida de Aegon. Oberyn había dicho que quería platicar con su esposa para que le ayudara a planear la boda. Él por supuesto había querido reír ante la idea de imaginarse la cara de Arya ante un pedido como ese, así que cuando le dijo que Arya no estaba se sorprendió pero le había dicho algo que lo dejó pensando.

-Jamás intentes domarla ciervo- Oberyn había sido muy serio- Tu padre intentó hacerlo con Lyanna Stark y ella huyó.

Por supuesto que no le había dado importancia a lo que le habían dicho pero ahora que se dirigía a sus habitaciones le dio un segundo pensamiento. ¿Acaso él estaba sofocándola con todos los celos? Probablemente, se dijo a sí mismo y se regañó. No podía seguir como hasta ahora, ella merecía más pero también él creía que se estaba dejando llevar por sus sentimientos, estaba tan cansado, la verdad era que no quería que ella peleara y eso era todo lo que lo consumía, quería verla segura en los muros de la fortaleza pero sabía que eso no era ella, su madre lo había dicho y era muy seria con eso, Arya es más lobo que pez y siempre va a intentar proteger a su manada, incluido él.

Abrió las puertas de su habitación, donde una sirviente le dijo que estaba listo el baño, él no le dirigió una mirada y se reprendió por eso pero estaba cansado, lo único que quería era dormir. Cuando la niña salió de su habitación, él se despojó de sus ropas quedándose desnudo y metiéndose a la tina. El agua inmediatamente lo relajó, le habían echado unos aceites que olían bien y él se permitió cerrar los ojos por un momento.

Él sabía que estaba soñando, pero maldito sueño se sentía tan bien, sintió que Arya le masajeaba los hombros, él se sintió endurecer rápidamente, las manos delicadas de su mujer le acariciaban el pecho y él no pudo evitar gemir, demonios había sido tanto tiempo casi una luna de que habían estado juntos, la necesitaba, necesitaba enterrarse en ella profundamente, de pronto sintió que sus manos siguieron su camino hacia abajo del agua, provocando que él se relajara y disfrutara, en su sueño Gendry se sentía feliz, hasta que escuchó una voz que decía: Déjese llevar Lord Baratheon.

Gendry abrió los ojos rápidamente y vio a una joven mujer frente a él, no la conocía y era la que lo estaba tocando. No era un sueño y ciertamente no era Arya.

-¿Quién eres tú?- él gritaba mientras se ponía de pie tratando de cubrirse.

-Tuya por esta noche mi señor.

-Sal inmediatamente de aquí- Gendry logró ponerse unos pantalones pero se pegaron a su cuerpo debido a que estaba mojado.

-Tu polla no parece pensar lo mismo.

-Creí que eras mi mujer.

La muchacha sonrió con malicia.

-Nadie tiene que saberlo Lord Baratheon-

-Dije que no- Gendry la agarró del brazo y la sacó de la habitación furioso.


Jeyne sonrió cuando salió de la habitación, él no era indiferente a sus toques ella se había dado cuenta, esta no era la última vez que buscaría que Gendry se acostara con ella.

Gendry cerró la puerta y se maldijo. ¿Cómo había sido tan idiota? Él pensó que era un sueño. ¿Por qué esa mujer se había metido así como así? ¿Quién era ella? El se sintió mal por lo ocurrido que a pesar de que no había ido más allá su conciencia lo estaba matando.

La loba y el ciervo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora