SUPERMERCADO

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La mañana siguiente, JiMin sintió un peso encima de su cuerpo

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La mañana siguiente, JiMin sintió un peso encima de su cuerpo. Con pereza abrió los ojos y los entrecerró al sentir la luz del sol directo en su rostro.

—JungKook, baja de mi — se quejó con la voz aún adormilada, pero en ese momento el menor se removió de manera juguetona y dió un par de brinquitos sobre él.— Oh vamos... Basta de eso.

Por fin logró ver bien al peli negro y entonces sonrió ampliamente abrazando su cuello y acercándolo a su pecho.

—Hola pequeñin, hace tiempo no te veo — mencionó mientras JK3 emocionado brincaba alegre sobre su cuerpo.— ¿Tienes hambre?

El menor se chupó los labios y bajó corriendo de la cama para dirigirse a la pequeña cocina de la habitación.

—Tomare eso como un si.— JiMin se levantó al fin y con pasos lentos llegó hasta donde el menor se encontraba.— No hay comida, debo ir a comprar algo.

Volvió a la cama para buscar su ropa y al terminar de vestirse caminó hacia la puerta, pero una mano fuerte le sujetó de la muñeca.

—¿Qué pasa?— JK3 lo miró fijamente con esos ojos negros que para JiMin eran tiernos, su expresión parecía una súplica de que no lo dejara solo.— Mmm, bueno ven.

Ya que el experimento no sabía hacer nada por si solo además de asesinar, JiMin tuvo que vestirlo y después ponerle unos lentes obscuros para ocultar sus ojos.

Más de una vez intentó quitárselos pero el peli gris se lo impedía, eran molestos para él; sin embargo después al parecer comprendió y se los dejó puestos.

Llegaron a un supermercado y luego de tomar un carrito, caminaron entre los pasillos para ver qué podían llevar.

JK3 se separó un poco para mirar la carne que había en los congeladores, el aroma que percibía era bueno para su olfato.

Tomó un plato de unicel envuelto en plástico y lo acercó a su nariz. La sangre que aún permanecía dentro hizo que sus ojos se enegrecieran más.

Sin pensarlo, rompió el plástico y tomó los trozos de carne cruda para introducirla a su boca.

Una mujer que pasaba cerca de ahí lo vió con desagrado e inmediatamente fue corriendo con los guardias de seguridad, los cuales no tardaron en llegar.

—Jóven, por favor no haga eso.— pidió el hombre acercándose lentamente — Está asustando a los clientes — mencionó, pero JK3 estaba muy concentrado en comer que no prestó atención.—Jóven.

El guardia de seguridad le tocó el hombro y como respuesta obtuvo un fuerte empujón junto con un gruñido que lo hizo caer al suelo.

JK3 soltó lo que tenía en las manos y se dirigió lentamente hacia aquel hombre que ahora estaba lastimado. Dispuesto a lanzarse contra él y matarlo, soltó un nuevo gruñido pero sus intenciones se vieron interrumpidas por un grito.

—¡Espera!— JiMin llegó corriendo asustado y lo tomó del brazo. JK3 lo abrazó y escondió su rostro en el pecho ajeno haciendo ruidos iguales a los de un cachorro chillando, olvidando por completo su sed de sangre.— Lo siento tanto.— se disculpó con el hombre y la gente que los rodeaba.— Él... Está enfermo, tiene problemas, me distraje y se me escapó pero le prometo que no volverá a pasar.

El guardia frunció los labios y luego de ser ayudado a levantarse se acercó a la pareja.

—Eso espero... Podría ser peligroso y no quiero un loco merodeando solo por éste lugar.

—Le prometo que no volveré a dejarlo solo.

El hombre lo miró fijamente y luego asintió. Todos volvieron a sus puestos y a sus compras.

JiMin liberó un suspiro de alivio y vió que JK3 tenía sangre seca en la boca.

—¿Qué hiciste?— se preocupó y vió el plato de carne en el suelo.— Bueno al menos no mataste a nadie.

...

Mientras comían, JiMin no podía evitar observar al experimento, parecía que no había comido en años, acababa con el contenido del plato y pedía más.

Era igual que un niño pequeño al que debía cuidar, no le molestaba, sólo le preocupaba que en algún momento no pudiera controlar sus acciones y terminará saliéndose de control, matándolo incluso a él.

...

Al anochecer, ambos se recostaron sobre la cama y como la vez anterior, JK3 estaba deseoso de sentir el cuerpo de su amado.

Con caricias llenas de ternura, JiMin lo despojó de su ropa, besó y tocó con delicadeza haciendo que el cuerpo del menor se estremeciera. Minutos después, estaba listo para entrar en su interior, se acomodó entre sus piernas y bajó su mirada. Estaba a punto de hacerlo cuando la mano del chico le sujetó la muñeca.

Alzó la mirada solo para encontrarse con un ceño fruncido y unos ojos cafés que lo miraban fijamente.

—Espero que no estés pensando hacer lo que creo que estas pensado hacer...

Experimento JK3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora