Epílogo

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— ¿Alguien me puede decir dónde están los príncipes? Necesito saber dónde están mis hijos en estos momentos. — Preguntó Taehyung molesto, era la hora de cenar y nuevamente se encontraba totalmente solo dentro de las paredes de aquel inmenso palacio, rodeado de todos menos de sus hijos.

— Lo más probable sea que estén en el nuevo lugar de entrenamiento con su caballero, su alteza. Sin embargo al joven Esir no lo vemos desde ayer. — Respondió la cocinera del lugar. Taehyung seguía sin entender todos esos años el porqué de su necesidad cuando lo único que hacía era presionar botones y acomodar los platos en la mesa, mas no había quien cambiara eso. — ¿Desea que mande por ellos?

— No es necesario, muchas gracias. Yo mismo iré por ellos, esta vez sí me van a escuchar.

Exhaló con frustración, agitó su propio cabello y salió casi dando zancadas hacia el campo de entrenamiento que Yoongi había construido hacía casi quince años pero que todos seguían llamando nuevo lugar de entrenamiento.

Parecía mentira que guiándose por el tiempo que pasaba en Tellus y el que pasaba allí en Luna Dorada o Eris, ya tuviera cuarenta y cinco años de edad, viéndose aún como si tuviera veinticuatro. Su reloj biológico dejó de envejecer en el momento que conoció a su alma gemela, desde entonces, permanecía igual. Ya podía entender por que sus suegros, padres e incluso abuelos de Jungkook se vieran iguales, como si fueses una gran familia de hermanos. A veces incluso le daba pena pararse al lado de Esir, por alguna razón había alcanzado a medir más de un metro y noventa centímetros de estatura, dejando a toda la familia como enanos a su lado.

Buscó por todo el lugar pero lo único que se encontró fue un bulto tirado en el suelo a quien pudo reconocer como su esposo. Corrió hasta él pensando que algo le pudo haber ocurrido pero este estaba simplemente durmiendo o al menos eso creyó hasta que cayó a su lado cuando tiró de su brazo. Lo abrazó con firmeza e inmovilizó con sus piernas.

— ¡Eidon!

— Puedes relajarte, los cuatro están fuera de Luna Dorada. — Mencionó adormilado contra su cuello.

— ¿Cómo que los cuatro salieron de Luna Dorada? ¿Por qué a mí nadie me dijo nada? Siempre es igual, andan de mundo en mundo y yo nunca me entero de nada. ¿Dónde está Nalsil? Esa niña no puede andar haciendo lo que le de la gana, sus hermanos ya son mayores de edad pero ella no. Estudia aquí, en Eris o lo hace en Tellus, Kook. Ella no puede andar de un lado para otro de esa manera, eres su mafa y por alguna razón tienen mejor comunicación.

— Ya deberías conocerlos. — Se burló pero contuvo su sonrisa cuando los oscuros ojos de su esposo lo escudriñaron. — Habla más conmigo porque no me la paso riñéndole por todo, no tiene nada que ver que sea su mafa y le haya dado a luz. Amor, también fuiste joven y nuestra hija es igual de responsable que los gemelos e incluso Esir, es la menor de los cuatro pero es lo suficientemente capaz de hacer todo lo que se proponga a la perfección. En cada mundo siempre ha sido la que mejor toda tiene, mejor que sus hermanos mayores, así que déjala en paz.

— La consientes demasiado pero está bien. No diré nada más. Solamente quiero saber dónde está. — Suspiró vencido abrazando a su esposo de vuelta.

— Ella y Nalbi fueron a visitar a Éride, creo que irían a Tellus. Hasta donde me dijo Nalsil, iban adelantarse a sus hermanos varones, querían aprovechar ir antes de que Esir fuera con su alma gemela para anunciar oficialmente su relación a la familia de Ixion.

El ahora peliazul miró a su esposo emocionado y sorprendido a la vez. No pudo reprimir su sonrisa al escuchar la noticia.

— Estoy segura de que a Jin le dará algo cuando finalmente se entere que su hijo es el alma gemela de nuestro Esir. Desde niño se llevaron bien a pesar de tener una diferencia de edad de seis años. Lo único es que nunca me imaginé que ellos dos, ya sabes.

— Yo si me lo imaginé, nuestro frijol más grande siempre estuvo demasiado apegado a Ixion, a veces incluso era muy posesivo. Lo bueno es que con la edad llegó la madurez y se dio cuenta que no podía actuar de esa forma. En fin... — Besó fugazmente a su esposo y sonrió sobre sus labios cuando este le correspondió e incluso profundizó el mismo. — Los niños están bien, por cierto no sé si te lo han dicho o no, no vayas a decirles que te dije pero las niñas también tienen pareja.

— ¿Las dos? Yo sabía que Nalbi tenía también su novio en Tellus pero no sabía nada de Nalsi. — Mordió sus labios al notar como Jungkook lo miraba, lo había vuelto hacer, lo había engañado y cogido de atrás para adelante.

— ¿Así que ya sabías que Nalbi tenía novio y no me lo dijiste Dionysus? Después dices que yo.

Haciendo un puchero el rey de Eris apeló por su perdón, llenándolo de besos y cosquillas. Permanecieron en esa pequeña batalla durante un buen rato hasta que ambos se dejaron caer nuevamente sobre sus espaldas entrelazando solamente sus manos. Parecía mentira que llevases tantos años juntos y que entre ellos nada hubiese cambiado realmente. sí, tenían pequeñas discusiones de ves en cuando, casi siempre a causa de sus hijos pero nada trascendental. Juntos regían ambos mundos, cuidaban de sus hijos y se amaban con la misma intensidad e incluso más que años atrás.

— Bueno, Nalbi ya tiene novio y a Nalsi ya se le pasó su enamoramiento por la hija de su ayo Céres, según me dijo está enamorada de Éride y Jihyun no puso peros. Para mí no hace diferencia a quien ella ame pero conociéndote, la niña no quería decírtelo hasta que yo te preparara.

— Kook. — Taehyung se incorporó procesando todo sin dejar que su incomodidad saliese a flote. — Yo no interferiré jamás con quien ellos decidan amar pero tienes que darte cuenta que Éride es de cierta forma familia, no creo que sea correcto. Tú eres sobrino de Jihyun y yo de cierta forma soy sobrino de Nana, ellas son, por dios...

— No son nada directamente, al menos no aquí no he analizado bien cómo sería eso en Tellus. Yo solamente quiero pedirte, amor, que les des tiempo. Espera a que ellas te digan, quizás a Nalsi se le pase el enamoramiento pronto, ya ves que según ella a sus dieciocho años se ha enamorado como cinco veces de cinco mujeres diferentes. Puede que se le pase y puede que no pero por favor, no la condenes.

— No puedo condenar a mi hija, aún así no estoy del todo de acuerdo con esa relación. Es extraño pero haré lo que tu dices, no pensaré en eso por ahora, veremos qué sucede en el futuro si trasciende o no. Cuando el momento llegue si realmente se aman creo que simplemente tendré que aceptarlas.

Ahora tenían una familia más numerosa, su hijo mayor el príncipe heredero Esir, seguido de los demás príncipes. Los gemelos Arcinciel y Nalbi junto a la menor de todos, la niña que Jungkook había dado a luz, la rebelde sin causa de Nalsi. A ellos se estaban uniendo también sus parejas aunque Arc todavía permanecía soltero. Era la familia más hermosa que pudieran haber tenido y estaban felices por ella. Eran literalmente trotamundos que iban de un mundo a otro como si de una ciudad a la otra en telas se tratase. A veces se desaparecían sin avisar pero más allá de todo eso, eran unidos, se amaban y eran felices.

Jungkook se levantó sorpresivamente de su lugar sobresaltando a su esposo que casi se quedaba dormido sobre su pecho.

— Peleemos. — El Ate abrió los ojos incrédulo por la nada dulce invitación de su rey. — Vamos a entrenar para mantenernos en forma.

— ¿Hay mayor entrenamiento que al que estuvimos sometido toda la semana en cada rincón del palacio? — El pelinegro le lanzó una falsa espada y elevó sus cejas de forma sugerente. — De acuerdo, me animo a pelear, tres rondas a ganar dos. ¿De acuerdo? — El contrario asintió triunfante. — Por cierto, creo que deberíamos darnos una vuelta por Tellus una vez que acabemos y duchemos. Ya tenemos un año sin visitar a nuestros familiares y amigos.

— De acuerdo, tres rondas y a visitar a nuestras familias.

— ¡Lored, Eidon! — Dijo repentinamente soltando la espada y lanzándose a sus brazos para besarlo.

— ¡Da lored, Dionysus!

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FIN
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LORED
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Amor LunarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora