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-¿Quién carajos es Ovalia? -Escupió Olivia Rogers, aún en posición de ataque. Sus manos se habían mantenido firmes delante de su pecho, preparadas en caso de ser completamente necesarias.
La figura femenina oculta en la oscuridad del rincón más recóndito de la habitación se aproximó unos pocos pasos hacia adelante con las manos en alto, demostrando que sus intenciones estaban lejanas a ser de ataque. Lucía unas facciones contraídas, como si no comprendiera que estaba sucediendo, parecía incluso fuera de lugar. Olivia sintió un escalofrío en su espalda, estaba completamente sola con una potencial enemiga que no sabía su nombre. Pero también sentía una extraña corriente que le provocaba un fuerte impulso de averiguar quien era, que quería y que hacía en su habitación.
La mujer entrecerró los ojos sin disimulo. La respuesta de la menor no había sido de su agrado -Tu eres Ovalia, así fuiste bautizada.
-Está bien -susurró para sí misma, convencida de que la mujer seguiría insistiendo sobre su nombre. No necesitó escabullirse en su mente para comprenderlo, simplemente había reconocido en la mujer su terquedad natural-. Voy a cambiar la pregunta, ¿Quién carajos eres?
-Mi nombre es Alison -Exclamó en alto expectante, como si esperara una reacción de parte de la adolescente que nunca llegó, provocando que frunciera el ceño aún más confundida-. ¿Enserio no me conoces?
Olivia enmarcó una ceja desorientada. -No, ¿debería?
La mujer entreabrió la boca y luego la cerró en una fina línea recta. Lucía frustrada e incluso un poco asustada. Parecía que nada de lo que había planeado para ese encuentro había salido de acuerdo al plan. Estaba completamente aturdida. Observó el techo de la habitación con sorna, con una sonrisa irónica que incluso la hacia ver más peligrosa de lo que era. Lentamente, Olivia retrocedió algunos pasos hacia atrás.
-Ya veo -Susurró por fin, volviendo a lanzarle aquella mirada penetrante que parecía estudiarla y juzgarla al mismo tiempo-, tu papá nunca te dijo quien era yo.
-¿Por qué debería hacerlo? ¿Quién eres? -Espetó una vez más Olivia, cansada.
La mujer se aproximó hacia la adolescente cautelosamente de nuevo. -No creí tener que llegar hasta aquí y explicarte quien soy, creí...tenía la esperanza de que me conocieras.
-Pues pusiste la esperanza donde no iba, no tengo ni la menor idea de quien eres y estaría agradecida de que lo aclararas porque sino te sacaré de aquí con un solo movimiento de manos. -Gruñó, volviendo a ponerse a la defensiva. Sus manos, que había dejado descansar a los laterales de su anatomía habían vuelto a levantarse en su dirección, demostrando que no lo pensaría dos veces si tuviera que atacarla.
