Parte VII: LARA - CAPÍTULO 34

69 16 6
                                    

CAPÍTULO 34

—La sangre de Lug tiene la misma contaminación que tenía la de Morgana, la que la ponía a merced de Nemain —explicó Augusto—, solo que en menor medida.

—¿Estás seguro? —lo cuestionó Rory.

—Rory, estuve estudiando y trabajando con esos marcadores por muchas horas, ¡por supuesto que estoy seguro!

—¿Cómo es eso posible? Lug nunca estuvo en contacto directo con Nemain, es decir... —meneó la cabeza Liam—. ¿Creen que Lyanna hizo esto?

—No —intervino Merianis—. No fue Lyanna y tampoco fue Nemain.

—¿Entonces?

—Morgana me confesó que quien contaminó su sangre no fue Nemain sino Lorcaster —respondió Merianis—. Si alguien le hizo esto a Lug, fue Lorcaster.

Todos se quedaron boquiabiertos ante la revelación.

—Debió ser durante la entrevista que tuvo con él —concluyó Sandoval.

—No —cortó Lug todas las especulaciones—. Conozco cada átomo de mi cuerpo y nadie ha tocado mi sangre —aseguró.

—Algo está mal, algo está muy mal —meneó la cabeza Augusto.

—Lug —intervino Polansky—, ¿estás seguro de que Lorcaster no te contaminó?

—Absolutamente —confirmó Lug.

—Pero, entonces... ¿Cómo es posible...?

—No tengo una respuesta para eso —lo cortó Lug—, pero este hecho no va a detenerme.

—Creo que debería —sentenció Augusto con tono serio—. Esos marcadores significan que Lorcaster puede ponerte fácilmente bajo su poder.

—En mi estado físico, tal vez, pero no del otro lado —opinó Lug—. Lyanna arregló las cosas para que yo lidiara con Lorcaster de esta manera. Confío en su juicio —aseguró.

El rostro de Rory se iluminó de repente con una idea y se dirigió a Augusto:

—Podemos limpiarlo, como hicimos con Morgana —le propuso.

—Rory tiene razón —le dijo Augusto a Lug—. Podemos hacerlo. Tardaremos algunas horas pero...

—No —negó Lug con la cabeza—, tengo una mejor idea: usaré esos marcadores para rastrear a Lorcaster en el mundo no físico.

—Lug... —intentó disuadirlo Augusto.

—Dame tu mano —lo cortó Lug sin darle tiempo a protestar. Augusto se la dio con reticencia—. Muéstrame los marcadores.

—¿Qué?

—Proyéctalos hacia mí —insistió Lug—. Necesito conocerlos para poder enfocarlos y encontrar a Lorcaster.

—Lug... —meneó la cabeza Augusto.

—Por favor, Gus —rogó Lug—. ¿No lo ves? ¿No te das cuenta de que esta es una pieza más del rompecabezas que está tomando su lugar? Esos marcadores son la clave para que Lorcaster me encuentre y yo a él.

Augusto hizo una mueca de disgusto y suspiró, poco convencido. Finalmente, accedió a hacer lo que Lug le pedía.

El proceso duró apenas unos minutos. Cuando Lug estuvo satisfecho, soltó la mano de Augusto y abrió los ojos.

—Reconozco esos marcadores —murmuró Lug, perplejo—. No me son ajenos, pero no entiendo por qué son parte de mi sangre. De todas formas, no importa. Como ya dije, esto juega a mi favor y me ayudará a conectarme con Lorcaster.

—Lug... —intervino Merianis.

—No, no escucharé más protestas. Tengo que hacer esto —la cortó Lug.

—Lug —recomenzó Merianis con paciencia—, haced lo que creáis necesario. Solo quiero advertiros que aunque penséis que Lyanna ha tenido una mano en todo esto, no podéis dejar de considerar la posibilidad de que sea Lorcaster el que os ha tendido una trampa. Debéis proceder con extrema cautela.

—Lo haré, gracias —asintió Lug.

Reluctantes, Augusto, Rory y Polansky volvieron a tomar sus lugares y recomenzaron el proceso de enviar a Lug a su muerte. Sandoval hubiera deseado tener a Lug conectado a monitores electrónicos para estar al tanto de su estado de salud; no le gustaba estar a ciegas en la operación más delicada que había presenciado jamás. Hasta el audaz Liam permanecía en un desacostumbrado silencio, con el rostro preocupado, estrujando con nerviosismo un pañuelo de seda blanco entre sus manos, listo para cubrir el Tiamerin con él ante la menor señal de problemas.

Después de varios minutos, cuando estuvo segura de que Lug ya no estaba en este mundo, Merianis se acercó al absorto Liam y lo tomó de la muñeca. Liam se sobresaltó:

—¿Qué? ¿Qué pasa? —susurró.

—Yo me encargaré de esto —le dijo Merianis, tomando el pañuelo de sus manos—. Buscad a Dana, traedla aquí —le ordenó Merianis—. Si algo sale mal, ella necesita estar junto a él.

Liam asintió sin protestar. Cruzó una muda mirada con Sandoval, y el médico asintió, posando su mano sobre la jeringa con adrenalina y dándole a entender a Liam sin palabras que estaba listo para salvar a Lug con los medios convencionales aunque los demás se opusieran. Liam suspiró y echó un último vistazo al inconsciente Lug y a sus tres amigos, en estática y extrema concentración. Luego salió con sigilo de la habitación para buscar a Dana.

LORCASTER - Libro VII de la SAGA DE LUGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora