10. Fuego

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Como si el mundo estuviese en nuestra contra, Noah y yo no tenemos tiempo de hablar. Al principio, pienso que me está evitando, y yo también un poco, pero luego me doy cuenta de que no, que no tenemos un respiro. He tenido que inscribirme para realizar algunas clases de matemáticas a los niños, Noah parece un remolino pasando por todos los lugares. Cuando tengo un tiempo libre, o estoy con Sasha o estoy durmiendo. Al menos nos seguimos viendo para las comidas, y también nos hemos topado dos veces al hacer la colada. Cuando ya pasan cinco días desde nuestro beso, me decido a que no puedo dejar las cosas así. Uno porque, demonios, quiero volver a besarlo. Otra parte de mi lo extraña, nuestras conversaciones, o simplemente estar juntos sin decir nada, junto a él. Y por último, otra parte de mí se siente culpable de haberlo besado, e incluso se arrepiente. Esta última razón la guardo en una caja, porque no quiero ni pensar en ello.

-¿Me estas escuchando?-pregunta Holden junto a mí, me volteo y lo miro, al parecer me ha hablado y lo he ignorado.

-Perdón, me cuesta seguirte el hilo, ya sabes, como no me agradas-le digo, un poco en serio, un poco en broma. Rueda los ojos pero sonríe.

-Te estaba diciendo que si necesitan materiales en la enfermería, Maggie está cocinando y no quiero molestarla-me dice. Lo miro cruzándome de brazos. Sé que en realidad no está evitando a Maggie, sino a Bianca, que tiene turno con ella en la cocina y no deja de perseguirlo, debería hablar con ella.

-Gasas, y más vendas. También sería ideal un cabestrillo, pero si no, un pañuelo largo-le digo.

-¿Cabestrillo?-pregunta mientras anota en la pequeña libreta que tiene en sus manos.

-Sí, un chico, creo que se llama Lee, se ha lesionado el hombro gracias a tus entrenamientos-le digo con tono mordaz. No levanta la vista.

Me encuentro a las orillas del lago lavando la ropa de Sasha, Kiarra y otros chicos más. Gracias a los increíbles (nótese el sarcasmo) entrenamientos de Holden, hemos tenido bastantes lesionados, y no podemos hacer mucho por ellos, tenemos como curarlos, pero no tenemos nada de medicamentos. Los pocos analgésicos que trajimos se acabaron hace tres días. Para empeorar las cosas, Zoe se ha resfriado, lo que, primero nos preocupa por su embarazo, y en segundo lugar, por si se enferma más gente. Hemos tenido que dejarla aislada en la enfermería, aunque ella se siente bien no queremos arriesgarnos a que más gente se enferme. Me imagino a alguien como Lenny enfermándose, no creo que les sea tan fácil recuperarse a su edad. Maggie se fue a dormir en la habitación con los mayores, y yo he estado durmiendo los últimos dos días son Sasha, pero ya me está doliendo la espalda.

-¿Quieres ayuda para colgar eso?-me pregunta, sonriendo con sorna.

-No, ahora lárgate, estoy ocupada-le digo, y me concentro en la ropa.

-Eres tan gruñona-me dice y se ríe.

-Y tú eres un idiota-digo en voz baja.

-Pensé que habíamos pasado la etapa de los insultos-me dice ladeando la cabeza, ruedo los ojos.

-Si sigues molestándome, te insultare aún más-le advierto sin mirarlo. Suelta una carcajada.

-Estaré en el campo de entrenamiento, para que me busques cuando necesites mi ayuda-me dice, y me guiña un ojo. Lo veo alejarse hacia su "campo de entrenamiento" (un claro en el bosque, cerca de la orilla del lago).

Holden ha sido un poco menos capullo de lo normal, pero solo un poco. Me ha estado ayudando a colgar la ropa, cuando Noah no está, y también ha estado pendiente cuando tengo que cargar algo, limpiar u ordenar a los chicos para las clases. Sigue con esa sonrisa tan desagradable, pero ya no emite sus comentarios estúpidos e innecesarios. En lo único que hemos chocado últimamente es en que sigue, insistentemente, intentando que entrene con él. Podría decir que está al borde la decencia. Pero al borde.

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