Andrés

24 0 0
                                    

Esta historia no es muy diferente a las demás. Quizás sin darme cuenta estoy metida en un circulo vicioso que se repite constantemente pero que cada vez cansa más.

En este círculo, cada vuelta termina igual. Con un sabor amargo, por reconocer que otra vez me cruce con un pelotudo.

Siempre digo que hay algunos que duelen mas que otros, y por supuesto también están los que ni siquiera llegan a doler, solo me dejan una anécdota digna de contárselas.

Hoy es el turno de Andrés.

Las cosas iniciaron como la gran mayoría de las veces, con un corazoncito en Tinder.

MATCH

En menos de dos días estaba esperándolo en la esquina de casa para conocernos. Llego con lentes estilo hípster, campera fachera y olor a porro.

Miramos una película – sisi, la vimos completa- , charloteamos bastante y después garchamos de una manera muy tierna pero bastante distante.

Fue uno de esos besos que te calientan instantáneamente, creo que fue mutuo porque en un par de segundos sus manos estaban sobre mis tetas bajando a mi culo. Ese beso nunca se detuvo. Me masturbo

Seguimos muy intensos por un largo rato.

Termine exhausta.

Terminamos exhaustos mejor dicho.

Se quedo a dormir, cuchareamos sin preguntar nada más. me sentí cómoda, no quería que se vaya. Era su piel, su actitud me generaba algo, no sabía qué

Nos seguimos viendo durante días seguidos, el era mi primera opción. Disfrutaba de su compañía, de su sexo.

Con el tiempo descubrí que Andres desaparecía, no lo tome personal. En algún punto sentía que yo también era así, quizás manejábamos los mismos tiempos. No me molesto.

Cuando volvía, todo se renovaba, me fascinaba verlo. Cuando volvía, yo lo priorizaba – no se que tiene que ver, pero les cuento- .

Por lo general volvía con un mensajito a la madrugada para llegar a casa después de la joda.

Cuando volvía, yo recordaba porque no me enojaba porque se iba.

Paso un año, con sus idas y sus vueltas nos seguíamos viendo. Era super sano, porque había cariño – por lo menos de mi parte- pero yo no lo extrañaba, podía vivir sin él, podía estar con otras personas, podía todo sin él, pero también me gustaba estar con él, me sentía bien.

Un día volvió mas tierno de lo habitual, lo disfrute mucho. Al día siguiente también volvió.

Volvió días seguidos, los suficientes para que yo me acostumbre a dormir con él. Los suficientes para que yo lo extrañe. Los suficientes para que yo ya no tenga ganas de estar con alguien más.

Me vendió humo, diciendo que a el le pasaba lo mismo.

Yo compre todo lo que vendió.

Pensé pagar en cuotas todo eso.

Pero una vez mas

Desapareció. 



Delfina Lucero

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 08, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Historias de pelotudosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora