Capítulo 8: Entra en escena un dios.

8 6 0
                                    

Estábamos en la casa de Ixina. Sí, vuelvo a narrar, solo quería pegaros un pequeño susto, jeje.

La casa de Ixina no era muy lujosa para estar trabajando en Industrias Tigre. Aún así, era mucho mejor que la mía. Tenía más habitaciones, contaba con agua e incluso tenía una televisión.

-Bonita casa.

-Gracias, miremos esas grabaciones.

Entramos en una habitación. Estaba casi vacía, solo había un escritorio y una silla.

Ixina se sentó y sacó un pen-drive.

-Bien, veamos donde te escondes princesa.

Yo la miré extrañado.

-Perdón, ha sido un chiste malo-me dijo.

Se colocó el artefacto en su muñequera-ordenador. Las grabaciones comenzaron a proyectarse. La puso en cámara rápida, pero contando que son las grabaciones de un día entero, nos esperaba una larga jornada.

Las horas pasaban y no aparecía nada interesante. Yo daba vueltas por la habitación mientras Ixina seguía mirando fijamente la pantalla.

-Voy a salir un rato, ¿vale?-dije yo.

Ixina, como de costumbre, no me respondió.

Me di una vuelta por la casa. No había nada interesante. No quería registrar ningún sitio privado de Ixina, pero me pudo el aburrimiento.

Entré a su habitación. Era una habitación normal con una cama, un par de muebles y una mesa. Encima de la cama había un cuadro gigantesco. En él se veía a una niña pequeña junto a su a un hombre y una mujer adultos. Los tres se estaban abrazando, se notaba que eran familia. Entonces me di cuenta de una cosa. La niña pequeña tenía el mismo color de pelo y ojos que Ixina. Eran sus padres. No me había hablado de ellos. ¿Les habría pasado algo?

-¡Loxan! ¡Mira!

Ixina sacó esos pensamientos de mi cabeza con ese grito.

Llegué a su posición.

-¿Qué pasa?-pregunté.

-Mira esto es muy raro.

La grabación se puso en marcha. La chica que buscábamos pasó enfrente del edificio corriendo hasta que la cámara no pudo grabar su posición.

-No veo nada raro. Solo corre en dirección de la casa abandonada-le dije a Ixina.

-Aún no ha acabado-dijo ella.

Pulsó un botón y aceleró la grabación. Cuando marcó media hora más tarde, Ixina pulsó otra vez el botón y la grabación volvió a su velocidad inicial.

La chica volvió a aparecer, pero solo fue por un segundo porque cruzó en una moto. Esta vez si supe donde se dirigía.

-¿Va hacía el gran desierto de Marte?.

-¿Por qué? Está plagado de serpientes y escorpiones. Es una muerte segura.

-Ten en cuenta que destrozó a unos guardias ella sola. No la infravalores.

Ixina fue a decir algo, pero entonces llamaron al timbre.

No dijimos nada. Recogí mi metralleta y me dirigí a la salida.

-¿Tienes visita?-pregunté.

-No que yo sepa-dijo ella, detrás de mí.

El timbre volvió a sonar. Le hice un gesto a Ixina para que abriera. Se adelantó y abrió.

Un hombre vestido de negro, con sombrero entró.

-Buenos días. Puedes bajar el arma querido Loxan.

-¿Quién eres?-preguntó Ixina.

-Oh, permíteme que me presente-dijo el extraño-. Me llamo Saron y soy el Dios de la oscuridad.

Nos quedamos en shock. Pero solo un momento porque empezamos a reírnos. A ver, entended que si entra un extraño a una casa diciendo eso lo mínimo que puedo hacer es reírme.

Nos quedamos riéndonos un buen rato. Saron sonrió.

-Bueno, como queráis-dijo.

Crujió sus dedos y se fue la luz.

Ixina y yo nos asustamos.

Iba a sacar mi arma, pero la luz volvió. Lo más impresionante es que el señor Saron no estaba allí.

-Hola-oí en mi oreja.

Pegué un salto y caí al suelo. Conmigo nadie tonteaba. Saqué la metralleta y le disparé. Saron se limitó a levantar la mano y las balas se pararon a centímetros de esta, flotando en el aire.

Dejé de disparar, totalmente sorprendido.

-Ahora no os reís-dijo él.

Cerró el puño y las balas empezaron a caer. El tintineo de la balas fue lo único que se oía en ese momento.

-¿Qué es lo que quieres?-preguntó Ixina, igual de sorprendida que yo.

-Hablar, uno por uno. Pero Loxan guarda el arma, no quiero hacerte daño.

Le hice caso. Era demasiado poderoso para llevarle la contraria.

-Así me gusta. ¿Quién quiere empezar?

Ninguno de los dos respondimos.

-Pues elegiré yo. Loxan, quédate. Ixina voy a mandarte una tarea que te ayudará en tu misión. Ves a la biblioteca de la ciudad, en la parte de mapas encontrarás uno del desierto de Marte-dijo.

Ella lo miró sorprendido.

-¡Ahí es donde ha ido...!-

Se calló, intentando no revelar nada.

-Oh, se mas que vosotros dos. Tranquila-dijo-. Ahora, hazme ese favor.

Ixina no dijo nada y salió por la puerta.

Saron me miró y dijo:

-Loxan, tú y yo vamos a tener una conversación sobre tu comportamiento.

Sniper: Proyecto Atlas | Acabado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora