EPÍLOGO (EXTRA)

27K 4K 1.5K
                                    

—¿¡¿Me oís?!?

—¡Sí, Maria! —Apoyo el teléfono móvil en la mesa del salón y activo el manos libres.

Verony, Rebeca, la señora Rodríguez y yo nos acercamos al altavoz.

—¿Qué tal estáis?

Verónica le pone al día:

—Pues Rebe y Andrés siguen saliendo juntos y están asquerosamente enamorados, la señora Rodríguez sigue igual de cotilla, de hecho, aquí está, con nosotros...

—¡Hola, vecina de los gemidos! —saluda.

—Y yo —continúa— me he comprado un muñeco cabezón para celebrar que he suspendido cuatro asignaturas. Ah, ¡y que me han fichado para trabajar en una revista de noticias frikis! ¡Como reportera amateur!

—¡¡¡Grande!!! ¡Esa es mi chica!

—Y nos da mucha pena que te vayas... —confieso yo—. Te vamos a echar mucho de menos.

—¡Y yo a vosotros!

—Mentira. Todos sabemos que eres un alma libre —apunta Verony.

—Sí que lo soy, sí —acepta—. Pero os quiero mucho. Prometo llamaros, mínimo, una vez al año. Por Navidad.

—¿¡¿Solo?!? —protesto.

La señora Rodríguez me pega un golpe en el hombro y me recuerda:

—La jovenzuela se va para desconectar. ¡No seas cansino!

—Sí, ya...

—Andresote, tú también deberías huir del edificio. —Me advierte Maria—: Te van a volver loco.

Agarro la mano de Rebeca y digo:

—Pues sí que voy a huir, sí. ¿Verdad, Rebe?

—Nos vamos a Bermeo.

—Así es, a disfrutar del verano. Volveremos en septiembre. Yo a estudiar y Rebeca a buscar trabajo de enfermera.

—Que la ayude Marcos —propone Maria.

—¿A que te cuelgo?

Se ríe y pregunta:

—¿Ya habéis decidido qué vais a hacer con el piso?

—Sí. ¡Pasamos del alquiler! —se me adelanta mi compañera morena—. Maria, no te lo vas a creer, pero me voy a vivir al octavo, ¡con los dos tortolitos!

—No jodas... ¿Vais a vivir los tres en casa de Rebe? Si Andrés dijo que era horrible.

Rebeca me mira ofendida y yo susurro al micrófono:

—Te voy a colgar, en serio.

—Era una broma —intenta arreglarlo—. Seguro que estáis genial. ¡Ya no vais a tener que compartir rellano con la señora Rodríguez!

—Pero no se librarán de mí tan fácilmente. Bajaré a cenar con ellos de vez en cuando.

—Sí que te gustaron las vainas, sí —vacila Maria.

Vamos a echar tanto en falta sus estúpidos comentarios... Todavía no puedo creer que abandone su vida en la ciudad para irse a trabajar a una granja en un pueblo perdido. Es cierto que estaba harta de bailar en la discoteca y de peinar chuchos, pero ¡es una auténtica locura!

—¿Estás segura de lo que vas a hacer, Maria?

—Espero que sí, porque ya he comprado los billetes de autobús.

—Jovenzuela, ¿sabes lo que es una granja? —La señora Rodríguez la prepara—: Vas a tener que trabajar muy duro.

—No creo que me pongan tareas complicadas. Seré la encargada de limpiar los recintos, alimentar a Txalote...

69 SEGUNDOS PARA CONQUISTARTE (EN LIBRERÍAS Y WATTPAD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora