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El auto finalmente aparcó fuera de una casa en un paisaje rural, el sol lentamente se ocultaba entre las montañas que se apreciaban de fondo nevadas, hacía algo de frío, los prados de un color verde vivo, habían bastantes cultivos de muchas frutas y verduras, y a la distancia se apreciaba un gran campo de girasoles, la puerta del auto se abrió y el primero en bajarse fue Argentina, abrazándose a sí mismo por el frío puesto que estaba atardeciendo, soltó un pequeño suspiro admirando el paisaje tan hermoso y de su boca salió algo de vapor, se sobresaltó un poco al sentir un brazo pasar por sus hombros, frunció el ceño y giró su cabeza viendo a un mexicano, quien sonreía admirando fascinado la belleza natural.

El argentino simplemente suspiró y dejó pasar sólo esta vez que lo abrazara.

España se bajó del auto, esperó a que los demás hicieran lo mismo para cerrar el automóvil e ir a pararse a un lado de su pareja, abrazándolo por los hombros, el italiano le sonrió al español con algo de emoción, no mentía cuando decía que sus vistas eran increíbles.

—¿Os gusta la vista? —Preguntó sonriendo levemente tanto a Italia como a los demás países.

Por otra parte Uruguay fruncía el ceño viendo la poca señal que tenía su teléfono y daba ocasionales miradas al teléfono de Brasil que sí tenía señal perfectamente, Perú se adelantaba a caminar a la casa junto a Ecuador y Panamá, Venezuela y Colombia sorprendentemente no se habían matado o insultado, Bolivia se abrazaba a sí mismo y Chile dudaba entre abrazarlo o ignorarlo, decidió la segunda, no estaba muy seguro de si Bolivia aceptaría su abrazo o terminaría golpeándolo.

—Oe causa, abre la puerta, pe'. —Pidió Perú desde el pequeño pórtico viendo a España.

—Viejo, apúrese, hace frío. —Se quejó el panameño haciendo un puchero y abrazándose a sí mismo, frotando sus brazos.

—¿Por qué no esperáis a que todos vayamos? Joder, os impacientáis y me pongo nervioso, hostia. —Bufó enojado España yendo a abrir la puerta, los demás países le siguieron casi corriendo por el frío.

—Joder, tío, a todo gas. —Se burló México imitando el acento del español.

—¡Ya, weón! Que pones nervioso al onda vital. —Se rió Chile entrando a la casa después de Bolivia.

Varios se rieron, España simplemente suspiró pesadamente cerrando la puerta detrás de Paraguay, quien fue el último en entrar.

Una gran sala muy hermosa y limpia los recibía, el piso era de madera e impecable, la mayoría se esperaba que por dentro fuera todo rústico pero era lo contrario, todo estaba decorado al muy estilo moderno, la fachada por fuera era engañosa aunque también hermosa, había una TV pantalla plana en la sala, un sofá y dos sillones negros, una mesita de cristal en medio y a los lados de la TV estantes negros llenos de libros, posiblemente de historia o varios.

—¿Tenéis hambre? —Preguntó España dejando las llaves de la casa en una mesita a un lado de la puerta principal.

Todos asistieron en un coro de «Pues sí wey, no mames» «Tengo tanta hambre que me comería un elefante» «¿Cuánto vos no tenés hambre?» «Sí» «Ajá» «Uhum» «Comete mi tula» «Chile la tiene chiquita» «¡¿Querei ver, po' weón?!» «Ay, parce, cállese» «¡México no me muerdas!» «Van a hacer que Perú llore» «Cómete un snickers» «¡No lloro!»

「 Viaje Familiar 」»LatinFamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora