Mí profesor [AiBaku]

Capítulo 4 : La hija de mí profesor.

—No.

— ¡Katsuki! —lo regaño su madre de el otro lado de la línea —Escucha lo que tengo que decir hasta el final, pequeño idiota.

—Con que dijeras que tenía que ayudar al bastardo de Deku me basta —gruño molesto mientras se sentaba en el sofá —Mí respuesta es no.

Era la primer vez en toda la semana que Mitsuki le llamaba y era solo para decirle que tenía que hacer un favor a el idiota de Deku.

Que no jodiera, no lo iba a hacer.

Sus padres nunca estaban en la casa, prácticamente desde los trece años que había empezado a vivir solo y nunca se quejó de ello.

Masaru era fotógrafo profesional, él iba gustoso a dónde le llamarán y Mitsuki era una abogada reconocida en todo Tokio por lo que tenía un departamento ahí donde vivía la mayoría de el tiempo mientras trabajaba en sus casos.

Y lo llamaban cada tres días o más para saber como estaba o si le faltaba dinero.

No solían ser conversaciones muy largas.

Para la actual sí que lo hará.

— ¡No llames de esa forma a Izuku-kun! ¡Dios santo, Katsuki! Pensar que se llevaban tan bien en el kinder.

¿Donde viste que nos lleváramos bien, vieja bruja?

Se trago sus palabras porque no quería darle razones a su madre para venir a casa solo a golpearlo.

— Mira Katsuki, si Inko tuviera otras opciones no te lo estaría pidiendo...

—Me lo estás ordenando, bruja.

— ¡Mocoso mal educado! ¡Bien, te lo estoy ordenando! ¡Ve a ayudar a Izuku-kun o te dejaremos sin dinero este mes para tus tonterías!

Y así sin más su madre colgó el teléfono dejándolo hecho una furia y maldiciendo el hecho de estar obligado a ayudar ese idiota.

Porque sí no lo hacía no deseaba imaginar el castigo que le pondría su madre, iba a ser mucho peor que dejarlo sin dinero para salir con los bastardos que tenía por amigos.

— ¿En qué jodida mierda te metiste Deku?

El pecoso se sobresalto al escuchar la voz de el rubio detrás suyo.

—Ayy ya era demasiado bueno para ser verdad —comento Ochako al lado de el pecoso —Por una vez creí que Bakugou-kun no te molestaría más Deku-kun, pero no duro tanto como pensé.

—Duro una semana eso ya es mucho —felicito de cierto modo Iida levantando su pulgar con aprobación a el rubio.

—Midoriya no se ha metido en problemas —contesto sincero Shoto.

Ambos amigos de la infancia se vieron confundidos entre ellos y antes de que Bakugou pudiera contestar a las cosas que habían dicho sus amigos, Izuku se paró para caminar hasta él y salir juntos de la cafetería para tener privacidad.