《La primera predicción》

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Marlene evitando mirar a un Gideon pensativo, y terriblemente atractivo, últimos días de verano tras las últimas compras para Hogwarts, 29 de agosto de 1972, mansión de los Potter

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Marlene evitando mirar a un Gideon pensativo, y terriblemente atractivo, últimos días de verano tras las últimas compras para Hogwarts, 29 de agosto de 1972, mansión de los Potter.


Molly Weasley, 1996.

-oh, si... Gideon... el y Fabian fueron siempre muy galanes, y todos unos don juanes... pero ah- suspiró la mujer- aquella chica... sí, definitivamente le cambió, jamás lo vi tan enamorado.

Molly Weasley, hablando de su hermano Gideon y la relación que aguardaba con su mujer

U

na familia de magos rubios avanzaba entre el gentío que se agrupaba en las numerosas calles del callejón diagón.

Paige Mckinnon, la madre de Mason y Marlene, soltó un largo y amenazador suspiror.

La mujer con unos 37 años recien cumplidos unos días atrás, de una voloptuosa melena rubia de la que se enorgullecía, y de unos opulentos atributos, se abría paso sin ningún mínimo de verguenza entre las personas.

Días antes, había sugerido la idea de ir al callejón ese preciso día, pues si no, cuando fueran, el 29 de agosto, como solía pasar, todos se aglomeraban en los callejones en busca de aquella varita extraviada o aquel libro olvidado.

Y, como de costumbre, ni Oliver, su marido, ni Mason ni Marlene, sus hijos, le habían hecho caso alguno.

Cuando, por fin llegaron a la tienda conocida como la mejor en venta y fabricación de varitas, y la gente comenzaba a disperarse, pusó los brazos en sus caderas y miró atentamente hacia donde creía que andarían sus hijos.

Se encontró con un paronama nada sorprendente; su marido se había entretenido hablando con Jackson, pues por el camino se habían encontrado con los Prewett y los Potter que habían venido juntos a pasar el día (y porque a James y a Alec se le habían olvidado los calderos) Mason junto con Fabian y Gideon ligando con tres chicas que tomaban unos helados en flourish and blotts, y, a Marlene tirando del pelo a Alec y Malia mientras el joven Potter reía.

Suspiró profunduamente por segunda vez consecutiva en menos de cinco minutos, e inspiró todo el aire posible que podía entrar en sus fosas nasales, y comenzó a repitequear el pie.

Los Mckinnon, que conocían muy bien aquel sonido por haberse criado con el cuando su madre estaba a punto de estallar su ira como si de una guerra se tratase, se pusieron rígidos y dejaron de hacer lo que estuvieran haciendo y se pusieron firmes junto con su padre, que también temía a su mujer, como si fueran a alistarse al ejército.

Molly, que venía con Arthur, con quien Alec y Malia pudieron observar, que venían mas acaramelados, por lo que, desde que habían arreglado las cosas parecían haber ido a mejor, observó la situación y, sin previo aviso, se arrodilló ante Paige juntando sus manos.

《LA PRIMERA PELIRROJA》JAMES POTTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora