𝐀𝐛𝐬𝐨𝐥𝐮𝐭𝐞 𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐢𝐭𝐲|❝Tu empuñadura esta manchada de sangre, de aquellos héroes caídos en las manos de Calypso. Este es el mar, y esta es su maldición. ❞
Tras cinco años de romper el tridente de Poseidon y liberar las maldiciones del oc...
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─Lo Inesperado.
❝Sin tu mirada no podre seguir.❞
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TODO LO QUE QUEDABA de esperanza al poder escapar se quedó apartado en un deseo profundo, al final de mi lista antes de morir; al parecer el regreso de este viejo adversario de Héctor y Jack, terminaría perjudicando a todos los piratas, entre ellos a mis padres, quienes en el intento de salir de la vida de piratería se terminan hundiendo más sin escape absoluto a lo inevitable. Todo comenzaba a ser perjudicial, el mar abierto no estaba siendo tan seguro para un barco pirata, necesitaban a otro para luchar en plenitud y poder vencer a la East India Training Company, quien comenzaba a ser malestares a todos. Las noticias de la hoguera siendo llenara no eran un mito, hace una semana una larga cadena de piratas-entre ellos mujeres y niños-habían sido ejecutados por tener relaciones con la piratería, ser uno o nacer siéndolo. Pocos nos habíamos salvado estando en esta Isla olvidada de Dios que no aparecía en ningún mapa. La hermandad estaba unida, y no como congreso para sesiones, si no, porque nuevamente la canción había sido cantada.
Mi madre había vuelto a ser capitana del navío del ya muerto, Sao Feng, y todo esto dio pie a que la historia de hace años estaba comenzando a repetirse, y que algo mal habían hecho y tenían que cambiar el curso del destino impuesto por Calypso o una deidad más grande. La Santa Inquisición comenzaba a pensar que las mujeres que eran piratas eran brujas y prostitutas, por lo que comenzaban a quemarlas vivas. Todo estaba yendo en picada respecto a nosotros, la verdad es que, esta última no nos asustaba tanto, puesto que nosotros nos la pasábamos en alta mar, y no les convenía meterse mucho por nuestras experiencias bélicas.
-Todo irá bien-abrace a mi padre por los hombros.
-Sé que si-hablo bebiendo del vaso lleno de ron.
-Mañana partiremos a mar abierto, a salvar algunos piratas-hable sentándome delante de él.
-Tienes que tener tus instintos alerta, Isobel.
-Lo sé, Barbossa me ha enseñado algunos movimientos.
-De acuerdo-dijo parándose y sacando algunas monedas y dándomelas.
-¿Y esto?-pregunte viendo los chelines.
-Por si pasa algo, cualquier marinero aceptara esto para traerte de vuelta.
