Capítulo 18

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Louis despertó aferrado a Harry. Con un brazo sobre su cintura desnuda y una pierna enredada entre las suyas y las sábanas. Su pecho completamente pegado contra su espalda, y la nariz hundida entre los rizos de su nuca.

La piel de Harry irradiaba calor, aunque el sudor impregnado en ella ya se había enfriado, manteniendo alguno de los mechones de su pelo vagamente adheridos a su frente, y Louis lo sabía porque se había levantado sobre su codo, echando un vistazo por encima de su hombro para alcanzar a verle dormir.

Cada pequeño detalle de su rostro lo iluminaba tenuemente la luz del sol que se filtraba a través de las cortinas grisáceas que cubrían la ventana. Sus labios entreabiertos más rojizos que de costumbre -Louis los había mordido mucho la noche anterior-, esas ojeras de cansancio marcadas bajo sus pestañas, y esa débil marca violácea entre su cuello y su hombro -fruto de un arrebato de egoísmo por parte de Louis-.

Pero a la primera mariposa que se atrevió a dar un aleteo en su estómago la mataron en un instante los recuerdos del día anterior.

Porque Louis despertaba desnudo y enredado a Harry en una esquinita de la cama y hacerse ilusiones era tan inevitable como construirse expectativas gigantes, pero si se tomaba la molestia de pensar en frío se daba cuenta de que no eran realistas.

Harry le quería en su vida, y Louis juraba que no había nada que quisiese más que estar en ella. Sabía que las ganas eran mutuas, y si se atrevía a ponerse optimista diría que los sentimientos también lo eran.

Pero dudaba que fuesen iguales.

Y lo dudaba porque la noche anterior Louis vio más de lo que debería haber visto.

Vio como el pulso de Harry tembló al devolverle ese anillo a Elliot, vio cuánto le costó negarle caricias, y la manera en la que sus ojos se cristalizaron cuando él le dijo te quiero. Vio sus manos bajando a su cintura y una lágrima corriendo por su rostro cuando Elliot lloraba sobre su mejilla.

Vio cuánto le dolía. Y vio cuánto le quería.

Louis no esperaba que no lo hiciese, pero tampoco podía evitar sentir respeto ante el hecho de que su relación siguiese siendo tan fuerte emocionalmente, a pesar de todas las discusiones y de todas las dudas de Harry.

Dudas que quizás había resuelto esta noche, o quizás no.

A Louis le asustaba que Harry despertase arrepentido, que rescatase su ropa del suelo y le dijese que la noche anterior había sido un error, para después correr a casa y no volver a llamarle.

Pero le asustaba mucho más que despertase queriendo quedarse.

Porque si Harry decidía quedarse y después se arrepentía, Louis iba a romperse como nunca antes se había roto por alguien.

Suspiró desde lo más hondo de su pecho, inclinándose con cuidado y acariciando suavemente hombro de Harry con la punta de su nariz, viajando por la curva de su cuello hasta presionar sus labios sobre la marca que había dejado en él. Su cabeza bullía a tal velocidad que apenas fue consciente del beso que apretó contra su piel.

Harry no se despertó, aunque Louis tampoco estaba intentando despertarle, y no solo porque le asustaba enfrentar la conversación que necesitaban tener, sino porque a pesar de estar dormido lucía jodidamente agotado, y Louis quería dejarle descansar.

Sabía que había pasado por mucho en apenas un día, sabía que había llorado demasiado, que había atravesado mil vaivenes emocionales y discusiones por todas partes.

El día de ayer no le había dado un solo respiro, y ahora Louis sentía la necesidad de estrujarle fuerte contra su cuerpo y aplastar besos en su mejilla durante el resto de su vida.

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