57. Enamorarse de un niño artista

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57. Enamorarse de un niño artista

IVANNA

Con otro giro brusco hago virar el Sedan hacia una de las avenidas principales de Ontiva.

—¡Nos vas a matar! —grita Pipo abrochándose el cinturón de seguridad. Pero, aún así no disminuyo la velocidad y me meto entre el tráfico sin esperar a que me den paso.

Al menos diez coches me bocinan enfadados.

«¡Váyanse al carajo!»

—Eso quieres, ¿no? ¡Matarnos! —se queja Pipo.

—¡Fue tu idea seducir a ese chico! —devuelvo, molesta.

—Y tú dijiste que podías manejarlo.

—¡Puedo manejarlo! —digo, avanzando sin miramientos; todavía más rápido de lo recomendado.

—¡Sí, tan bien como a mi Sedan!

Golpeo el volante con la palma de mi mano:

—¡De nuevo seré la burla de todo Doble R!

Bilis me salta a la garganta. 

—No, el chófer de Rodwell salió a tiempo para verte lanzarle los Post-it. Tú quedaste como una perra; como siempre... y él como un niñito con el corazón roto.

«Niñito».

Acelero volviendo a llorar.

—El problema fue que lloraste, pero con suerte el tipo no se dio cuenta. —Como puedo saco pañuelos de papel de mi bolso y limpio con este mis ojos y nariz—. Lloraste... tal como lloras ahora —dice Pipo con precaución. No quiere volver a enojarme.

En la avenida cambio de carril con otro giro brusco.

—Podemos regresar si quieres —dice Pipo, apostando por mi lado «sensible»—. Seguro el chófer ya se marchó.

Niego con la cabeza.

—No. No puedo estar con Luca.

Pipo alza sus cejas.

—Después de lo que vi hoy, necesito una buena razón.

—Hay muchas —bajo la velocidad y Pipo deja de aferrarse a su sillón como garrapata en pelo de perro—. Marinaro tiene razón, lo pueden usar para hacerme daño.

A regañadientes Pipo admite que es cierto.

—Porque ibas a ceder. Lo percibí cuando te dijo que hubiera sido una ofensa no doblar la rodilla antes. 

Aprieto el volante con más fuerza. 

—Ahí te quebró. 

Asiento.

—Pero tampoco puedo salir con alguien seis años menor que yo —agrego con dolor y Pipo no lo toma bien—. Sobre todo él que es tan... tan...

—¿Bueno?¿Ingenuo?

—Tiene en su instagram fotos vestido de Harry Potter, Funkos de superhéroes y juegos de vídeo —le recuerdo.

Pipo aprieta sus propias mejillas.

—Mi galletita de avena.

—Y es un artista. Se lo dije; ¡un niño artista! No puedo ponerme en manos de alguien así. Intenso e inestable. Los artistas son toxicómanos del dolor.

Lo viví con mi padre.

—Necesito a alguien estable.

—Como Marinaro.

El asistente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora