♛ V E I N T I S É I S ✏

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—¿De verdad viste una película con esa trama? —le pregunté a Isabel una vez nos alejamos varios pasos—

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—¿De verdad viste una película con esa trama? —le pregunté a Isabel una vez nos alejamos varios pasos—. La de las muertes en la cabaña.

—Sí. Así se llama, "Muertes en la cabaña".

—Qué nombre tan malo.

—La película también, pero fue muy gráfica.

Isa iba a mi lado, de momento batallando con el paquete plástico dentro de la caja de cereal para poder abrirlo; mirarla de reojo me resultaba menos invasivo que observarla con fijeza como realmente quería así que procuré mantener los ojos más pegados al camino.

—¿Y ya te sientes segura o sigues recordando las escenas?

Me miró a mí y luego al camino, puliendo un gesto escéptico, pero metiéndose dos aritos de cereal a la boca. Se encogió finalmente de hombros.

—Debes saber de todas maneras que he tomado muchas clases de defensa personal.

Su seriedad no me daba pase libre para reírme, pero su tono tampoco para tomarlo en serio. Era raro charlar con ella, pero en un buen sentido.

—¿La protagonista de la película dice lo mismo, esperando que la mentira la salve? —aventuré.

—No, pero yo no miento. —Pulió una sonrisa que dentro de tanta seriedad me pareció bonita—. Tengo un tío por parte de mamá que ha insistido en que tome clases de defensa personal desde que tengo diez años. A esa edad me emocionaba más que ahora, la verdad, pero no son inútiles las clases. Mi tío mismo las da en su ciudad pero vive lejos así que solo me pide, casi me exige, que las tome acá y luego me pone a prueba. Cuando viene de visita me ataca y debo defenderme.

Reflexioné un poco esas palabras.

—Pero a modo de juego, ¿no?

Isabel rio, pero a la vez retrajo su labio negando con la cabeza. 

—La última vez que vino fue como en abril de este año y me dejó un buen moretón en el muslo. En mi defensa, yo le dejé dos moretones a él.

Mi boca se abrió de sorpresa y no debí ser muy sutil porque Isabel se burló abiertamente de mí mientras se comía otros aritos de colores.

—¿Y te golpea desde los diez años?

Solo luego de decirlo noté lo brusco que sonó aquello, afortunadamente, no se lo tomó como una ofensa.

—No tan feo como lo dices, pero sí. Las clases las tomo unas dos o tres veces al año, cambian un poco entre más alta y fuerte soy pues hay diferentes formas de defenderme. Las más recientes las tomé en julio de este año. Papá me las paga.

—¿O sea que tu padre consciente que venga su cuñado y ataque a su hija adolescente?

De nuevo, mis palabras sonaron a un reproche violento y grande, cualquiera que me escuchara pensaría que de verdad molían a Isa a golpes frente a su indolente padre.

De una fuga y otros desastres •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora