Epílogo: Lucy

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Las 23:45. Alex se encuentra en el parque, sentado en el banco bajo la sombra del árbol donde suelen quedar Lucy y él. Recibió un SMS de Lucy en el que pedía que se presentara en ese lugar a esa hora, solo.

- Lucy.

Alex al verla llegar vistiendo un precioso vestido blanco veraniego y un pamela, se levantó del banco sorprendido.

- W-wow. Te queda genial.

- Um. - asintió ella. - Sí, esto es una cita. Pero... también te daré las respuestas a muchas de las preguntas que te rondan la cabeza últimamente.

- ¿Eh?

- No sé a qué tanta sorpresa. Deberías saberlo ya. No, es más, siempre supiste que yo fui quien asesinó a mis padres. ¿Cierto?

- ¡¡¡...!!!

- Yo, lo planeé todo. Es tal y como los inspectores barajaron: yo planeé todo y mi madre siguió el plan... solo que ella no lo sabía, pues ella era parte del plan desde el principio.

- Q-Qué... ¡¿Qué estás hablando?!

- Yo los maté, haciendo "nada". Yo no tuve que moverme, siquiera mover un solo músculo. Puse las piezas y me estuve quieta, el mundo las movió y este fue el resultado; ya lo dije, soy demasiado vaga como para matar a alguien.

- Entonces... la nota...

- Sí, esa nota la preparé expresamente para que la encontrarás tú. Eras mi mejor coartada, Alex. Mi mejor defensa. No pude haberlo hecho de no ser porque tú estabas ahí. Te necesitaba para alejar sospechas.

- ¡¿Pero por qué?! ¡¿Por qué irías tan lejos como para matar a tus propios padres?!

- ¿Por qué me preguntas? Entonces, te revelaré la verdadera naturaleza de mis padres "modelo". Mi padre, un respetable cirujano y buen hombre de familia, realmente un padre abusivo y alcohólico. Siempre pegaba a mi madre, la maltrataba e insultaba, era su puta; mi madre, por su lado, una buena madre y una excelente intérprete, pero en casa era una maldita drogadicta depresiva que le daba a las pastillas.

Alex no pudo hablar. No pudo ni pensar ni ordenar a sus labios decir algo. Estaba completa y literalmente bloqueado.

- Fui una hija no querida. Nací sin emociones, totalmente indiferente ante el peligro, sangre, violencia o sufrimiento ajenos, y me llamaban niña demonio. Solo tenían ojos para mi hermano mayor Daniel. Nunca nos llevamos bien. Lo aborrecía y le pegaba, fuerte además.

Alex estaba temblando de miedo. Tenía mucho miedo. Ella realmente era terrible.

- No lo quería cerca. Y un día, jugando con la pelota él se cayó por las escaleras y se rompió el cuello. Recuerdo verlo rodar y al llegar al suelo oír un crujido. Se rompió el cuello y sangraba por los oídos. Llevaba los cordones desatados.

- ...

- Mis padres llegaron de inmediato al escuchar el fuerte golpe, y enseguida pensaron que fui yo quien lo empujó. Se asustaron, y obviamente éramos niños de 6 años los dos. No podían hacerme nada. Pero lo curioso es que no sentí nada al verlo muerto. Nada. Ahí fue cuando el declive de la familia Cotte dio inicio. Perdieron a su hijo querido, y echaron la culpa a su hija malvada.

Ella hizo una larga pausa.

- ¿Recuerdas que me preguntaste por qué estudiaba tanto? Para poder matar mejor... Es broma, en realidad era para poder salir cuanto antes de esa casa de los horrores y salir hacia adelante por mí misma, sola. Mi madre sufría las palizas de mi padre y pensaba en matarlo; yo, solo le di sutilmente la idea del cómo, mientras leía un libro de misterio. Ideé esa "receta" de asesinato que me procuré que la encontraras, y todo estaba listo, los engranajes comenzarían a girar. Después, estando en el foco de atención de los policías, en especial de cierto padre detective entrometido; y mi madre pensando que se había salido con la suya, al ser tan mentalmente débil, no soportaría la presión, se rompería y terminaría por cometer suicidio. Y todo gracias a ti, Alex.

No lo dijo, pero era intuible: quiso decir "yo gano".

- El problema del fan psicópata no entraba en los planes, tampoco el que descubrieran la tumba de mi hermano mellizo. Y, he de decir, que realmente me sorprendiste. Excediste mis expectativas cuando me defendiste de todos aquellos que sospechaban de mí, y pusiste tu vida en la línea de fuego a la hora de defenderme de Cristian. Cuando encontramos a Ángela en el río, deseé con todas mis ganas matar a ese cabrón. Supe que fue él desde el principio, no podía haber sido otro.

- L-Lucy...

- Sí. Estoy rompiendo contigo. Ya no te necesito. Puedes irte con esa perrita roja. Ella ya lo sabe.

Ella hizo una larga pausa. El corazón de Alex iba a mil por hora.

- Y, ahora que sabes la verdad, - ella sacó de su bolsito blanco un arma, una pistola 9 mm. - no puedo dejarte ir.

- ¿M-me vas a matar?

- Sí. Tranquilo, no será rápido. Sufrirás una muerte lenta, horrible y dolorosa.

Ella disparó.

Alex gritó.

Y ella rio, estalló en una risotada de fuertes carcajadas.

- ¿Eh? ¿Ah? ¿Hein?

- Es una pistola de juguete, tonto. Dispara bolitas de plástico a presión. Era broma.

- ¿Eh...? A-ah... ¡Jajaja! - Alex miró a ambos lados. - ¿Y todo lo que me has contado antes, también?

- No. - respondió ella con total honestidad. - Eres mi novio, bobo.

La bella gata negra hizo una breve pausa y guardó el arma de juguete de nuevo en su bolso blanco.

- O lo eras. He roto contigo. Solo te utilicé porque estabas ahí. Nunca estuve interesada en chicos, tampoco en chicas... pero se podría decir que, he entrado en celo. Tú descongelaste mi corazón. Ahora, que Lily se prepare, porque voy a pelear en igualdad de condiciones por ti.

Era una verdadera declaración de guerra.

- Veamos cuál de nosotras dos te hace más feliz y te lleva al altar.

Ella, sonrió.

- Nuestra cita (guerra) comienza ahora.

- ¡¡¿Eeeeeeeeeeeeeeeeeeh...?!!

LucyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora