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LAS PALABRAS DE Alison se habían grabado en la mente de Olivia a la fuerza e inesperadamente. No podía olividarlas, simplemente estaban allí y aunque intentara reprimirlas, no podía evitar saber que allí estaban. Puedo sentirlo, él también te está buscando.
De solo pensar que había un completo desconocido que era físicamente parecido a ella buscándola se le ponía el vello de los brazos de punta. No podía dejar de sentirse observaba.
Era consiente de que si alguien quisiera atacarla fácilmente podría defenderse, incluso sentir a su atacante antes de que pudiera realizar cualquier movimiento, pero, ¿Cómo podría defenderse de alguien de quién desconocía habilidades? ¿Acaso Bellamy podía volar, creaba energía como ella, tenía súper fuerza? Mentiría si no dijera que le preocupaba.
Quería pensar que Alison solo estaba asustandola para que comenzara con la búsqueda, pero ahora no estaba tan segura de querer realizarla, no ahora que sabía que su hermano también conocía su existencia. ¿Estaría enojado? ¿Querría matarla? Toda clase de preguntas se crearon, pero ninguna tuvo respuesta.
Cansada, movió ligeramente la cabeza hacia su mesa de luz, encontrando su reloj. 14:54pm. Había pasado toda la mañana encerrada en su habitación y su estómago se habia dado cuenta. De solo pensar en un nutritivo desayuno este rugió ferozmente.
Muy a su pesar, decidió que debía alimentarse, por su bien anímico. Con pereza, se incorporó de la cama y salió de su habitación arrastrando los pies, como una niña pequeña. Se sentía exhausta, a pesar de haberlo intentado no había logrado conciliar el sueño.
La nueva base de los vengadores contaba con diferentes instalaciones. Normalmente almorzaria en el comedor común, junto al resto de los agentes pero ahora, realmente no tenía los ánimos para cruzarse con nadie, por lo que se dirigió a la cocina exclusiva de los vengadores. pocas veces alguien comía allí, por lo que agradeció su existencia.
Vagamente se aproximó hacia la estancia y tomó una caja de cereal junto con una caja de yogurt del refrigerador. Rápidamente preparó un poco de su desayuno favorito y se dirigió hacia los sillones de la sala común, dónde tomó asiento en silencio y comenzó a alimentarse.
-Hasta que sales de la cueva -exclamo una voz detrás suyo, un tono de voz que jamás confundiría. Con un poco más de ánimo, giró su cabeza encontrando la sonrisa sarcástica -pero de cariño- de Tony Stark, que la observaba desde la entrada.
-Algun día tenía que alimentarme, supongo -bromeo, dejando el tazón vacío a un lado. -¿Cuando llegaste?
Tony caminó los pocos pasos que los separaban y tomó asiento a su lado -Anoche, Pepper me echó de la casa.
