~VARITA~

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Harry le dirigio una mirada suspicaz.

—Ya—le dijo—. ¿Acaso me crees tonto? Yo se que me estas reteniendo para venderme a Voldemort.

Malfoy arrugo la nariz.

—Primero no menciones ese nombre delante de mi—le dijo—. Y segundo...—su expresión cambio a una muy traviesa—¿Como lo supiste?

El azabache agacho la cabeza y al darse cuenta que algo le faltaba. Se alejo un poco del rubio y rebusco en sus bolsillos, el miedo y la angustia le empezo a invadir con rapidez.

—¿Que pasa?

—Maldita sea—gruño Harry—. Mi varita no esta. Debi dejarla caer cuando Weasley me trajo hasta aqui.

—Eso es malo—murmuro el rubio y se rasco la nuca mirando todos los costados, cada lado del bosque, no era aceptable que el azabache estuviera desarmado en un momento tan delicado—. Tal vez si la buscamos la encontraremos en algun lado.

Ambos siguieron el camino oscuro que recorrio Ron esperando correr con la suerte de encontrarlo de inmediato. Pasaron junto a unos duendes que se reían a carcajadas, reunidos alrededor de una bolsa de monedas de oro que sin duda habían ganado apostando en el partido, y que no parecían dar ninguna importancia a lo que ocurría en el cámping.

—¡Oigan ustedes!—grito Draco llamando la atencion de ellos—¿Han visto una varita?

—¿Que?—se enojaron los duentes—. AHH.. ¡CALLATE! ¡cara de huron!

—Como se atreven—gruño y quiso acercarse a ellos pero Harry lo detuvo con una sonrisa divertida en su rostro—. Se arrepentiran de esa ofensa hacia mi persona.

—Mejor sigamos—le susurro el azabache y lo tiro del brazo.

Poco después llegaron a una zona iluminada por una luz plateada, y al mirar por entre los árboles vieron a tres veelas altas y hermosas de pie en un claro del bosque, rodeadas por un grupo de jóvenes magos.

—Es increible como un hombre puede perder la cabeza por una simple belleza—comento Malfoy sin dejar de verlas—. Una... simple... y grandiosa belleza.

—SI.SI.SI—rodo los ojos Harry—. Mejor vamonos de aqui—empezo a empujar despacio al rubio por la espalda, cuando estuvieron dejos de las veelas, lo miro con enojo—. ¿Ya volviste a la tierra, Draco?—su nombre lo gruño.

—Eh.. claro. Supongo... ¿Porque?

—Porque parecia que ibas a gritar "Soy Draco Malfoy Black, heredero de la fortuna Malfoy, con cara de huron, capaz de comprarte una isla mi hermosa veela"

Malfoy iba a decir algo en su defensa, pero Harry lo detuvo con la mirada y siguieron caminando en busca de la varita sin decirse palabra alguna.

Era un comportamiento que le hacia mucha gracia a Malfoy, debido a que eso le hacia ver que Harry se habia puesto celoso.

—Es una idiotez si te pones a pensar—comento el rubio—. La razon por la cual me comporte asi fue porque ellas poseen una..

—Ya. Ya entendi—le dijo deteniendose y parando al rubio—. ¿Quien crees que sea el?—le pregunto—. Se le ve sospechoso.

Draco miro por encima del hombro de Harry. Parecía incluso  que se acercaba hacia ellos dando tumbos. Esperaron, escuchando el sonido de los pasos descompasados tras los árboles. Pero los pasos se detuvieron de repente.

—Es ese imbecil—murmuro Draco.

Harry lo miro con curiosidad.

Y entonces, sin previo aviso, una voz diferente de cualquier otra que hubieran escuchado en el bosque desgarró el silencio. Y no lanzó un grito de terror, sino algo que parecía más bien un conjuro: —¡MORSMORDRE!

Algo grande, verde y brillante salió de la oscuridad que los ojos de Harry habían intentado penetrar en vano, y se levantó hacia el cielo por encima de las copas de los árboles.

Durante una fracción de segundo, Harry creyó que aquello era otra formación de leprechauns. Luego comprendió que se trataba de una calavera de tamaño colosal, compuesta de lo que parecían estrellas de color esmeralda y con una lengua en forma de serpiente que le salía de la boca. Mientras miraban, la imagen se alzaba más y más, resplandeciendo en una bruma de humo verdoso, estampada en el cielo negro como si se tratara de una nueva constelación.

—Ya vamonos—dijo Draco nervioso y agarro del brazo al azabache.

—¿Que pasa?—le pregunto negandose a moverse.

—¿Es que no lo entiendes? Es la marca tenebrosa. Tenemos que irnos—volvio a tirarlo del brazo, pero esta vez con mas fuerza—. Tenemos que salir de aqui. No pueden vernos aqui—caminaron con rapidez y se ocultaron detras de un enorme arbol, en donde vieron a unos veinte magos desde lo lejos, debajo de la marca tenebrosa, tal vez con el proposito de toparse con los magos causantes de todo.



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