VIII - II

7.5K 454 9
                                    

Sophia's POV

Tras decir esas palabras Christian se marcha hacia donde está su familia.

Voy a mi mesa y a toda prisa tomo mi bolso. Veo hacia la mesa de Daniel y lo encuentro charlando animadamente con un hombre, no quiero dañarle la noche y realmente me apetece estar sola. Así que lo mejor será que me marcha sin despedirme.

Voy caminando hacia el salón principal cuando veo que Mía viene hacia donde estoy, tiene su antifaz puesto así que solo puedo ver que su frente está arrugada, como si estuviese enojada.

-¿Estás bien?

-No, no estoy bien –responde cortante.

-¿Qué sucede? –le pregunto amablemente-

-No lo sé, porque mejor no me lo dices tú –dice furiosa, pero en voz baja.

-¿De qué hablas?

-¿No sabes de lo que hablo?

-No, Mía, no sé de qué hablas.

-No te hagas, sé que le estas coqueteando a mi hermano desde que llegaste –presiona su mandíbula por un segundo-.Te voy a advertir algo Ella -dice mi nombre con seriedad-, puede que en la universidad me hiciera la tonta cuando te veía saliendo con varios chicos a la vez, pero mi hermano está muy feliz con Anastasia -hace énfasis en el “muy”- y ella es la primera novia que nos presenta formalmente, así que vete sacando de la cabeza el que podrás estar con él. ¿Entendido? 

Mía se marcha dejándome perpleja sin darme la oportunidad de explicar nada. 

Esto es una señal, Ella, debes olvidarte de Christian Grey para siempre” dice mi consciencia. “Volver fue un error, no tenemos nada aquí.”

Estoy sola. Completamente sola. Creí que venir a Seattle arreglaría el vacío que sentía en mi pecho cuando vivía en Francia. Por eso es que estuve mudandome de país en país tratando de conseguir mi lugar en otro lado. Tratando de conocer diferentes hombres que pudieran sacar a Christian de mi cabeza. Pero no puedo engañarme, ya no me queda nada aquí. Y pensar que Christian sentía algo por mi ha sido una estupidez. Él ha seguido hacia adelante con su vida y es hora de que yo siga con la mía.

Un mozo se me queda mirando de forma rara, pero sigue su camino. Mis labios se sienten salados y cuando me toco la cara me percato de que estoy llorando. Lo que me faltaba.

-Sophia -la voz de Christian me sobresalta, pero no volteo a verle.

>>No hagas caso a lo que dice Mía, ni siquiera sé porque piensa que me estás coqueteando cuando lo único que has hecho es huir de mi. 

Permanezco en silencio porque sé que si hablo se me escapará un sollozo.

-Sophia, ¿me estas escuchando?

Asiento varias veces rogando que capte que sí le he oído. No puedo voltearme; no quiero que vea que estoy llorando y que no puedo controlar las lágrimas. Odio cuando esto me sucede.

-Podrías voltearte, sabes que odio hablar y que me den la espalda.

-Christian, no quiero hablar –se me escapa un sollozo y comienzo a caminar.

-Espera –murmura y se pone frente a mi con rápidez.

Me limito a bajar la cabeza y lamo mis labios. Suspiro suavemente tratando de lograr tener control sobre mis emociones.

-Sophie, mírame -su voz es baja, como un susurro suave y hasta tierno.

-No puedo -niego levemente y muerdo mi labio intentando que este no tiemble.

-Mírame, Sophia.

Su voz cambia y suena fuerte. Pero no voy a ceder, ya no tengo porqué seguir sus órdenes.

Me limito a negar nuevamente.

-Sophia, por favor, te pido que…

-Christian –Anastasia le interrumpe y por sus tacones escucho como se acerca hacia nosotros- Te estaba buscando -continúa con timidez.

-Estaba hablando con Sophia -suelta un suspiro pesado y continúa:

>>¿Qué sucede?

Aprovecho que su atención está en ella y seco disimuladamente mis lágrimas. Subo mi mirada y veo que Anastasia me está mirando.

-¿Puedo confiar en ella? –pregunta a Christian y este asiente- Bueno, es que Elena trato de hablar conmigo –dice irritada.

-¿Qué? -susurra Chirstian y ella asiente.

-La encontré cuando salía del tocador, ha intentado detenerme.

-¿Y no la escuchaste? -respondo antes de que Christian pueda hablar.

-No -contesta con una mueca, como si le tuviese asco a Elena.

-¿Por qué no?

Anastasia respira profundamente y se acerca un poco a mi:

-¿Es que acaso no sabes lo que le hizo a Christian? 

Su voz es baja y suena molesta.

-Sí, sé lo que le hizo. Pero si mal no recuerdo, Christian aceptó su propuesta felizmente. Así que deberías agradecerle a Elena, porque gracias a ella Christian es quien es hoy en día, si no quien sabe y estuviese muerto –le respondo fríamente y vuelvo mi mirada hacia Christian- ¿O me equivoco?

Christian se mueve incómodo y tras carraspear su garganta susurra: “No.”

-Ella solo quiere hablar contigo. Es hablar, no follar.

Anastasia me mira con indignación y tras darle una mirada a Christian se marcha. Antes de que Christian pueda decirme algo hago lo mismo, pero en dirección contraria a la de Anastasia. Camino hacia la salida y me abstengo de mirar hacia atrás como me lo pide mi consciencia. No debo hacerlo, no estará ahí de pie viendo cómo me marcho, tiene que estar yendo tras ella y no puedo soportar más dolor esta noche. No debo volver a verlo ya no me queda nada aquí, ni siquiera el Christian que conocía existe.

La mejor sumisa de Christian GreyWhere stories live. Discover now