N u e v e .

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22 de junio de 2019

Cuando desperté, Kate ya estaba en mi casa. La encontré en la cocina con Ethan, preparando crepes.
Ethan estaba detrás de ella abrazándola por la espalda y besando su cuello, mientras Kate se revolvía por las cosquillas y reía.

Yo estaba recién levantada y aún bastante empanada, así que ni siquiera reaccioné cuándo los vi coqueteando mientras cocinaban. Ellos, por supuesto, ni siquiera se percataron de mi presencia.

—Buenos días —carraspeé. Ambos se giraron para verme, pero Ethan no se apartó de Kate. A estas alturas ya estaba algo acostumbrada, de todas formas.

—Buenos días.

—Por fin te levantas —dijo Kate —. Llevo aquí desde las diez.

—Kate, estamos de vacaciones. ¿En serio pensabas que me iba a levantar antes de las doce? —puntualicé —. Pensaba que me conocías mejor...

—En realidad lo sabe de sobra, pero viene antes y así tiene una excusa para pasar tiempo conmigo —la picó mi hermano. El rostro de Kate enrojeció. Ethan sonrió ante su reacción y le dio un beso cariñoso en la mejilla.

Fingí vomitar y los dos rieron. Después me acerqué a ellos para ver la pinta que tenían los crepes. La boca se me hizo agua al verlos.

—Tú no puedes comer —dijo Ethan de repente.

—¿Perdona? —fruncí el ceño.

—Lo han dicho tus padres —explicó Kate —. Dicen que ya has comido suficiente azúcar. Hasta el lunes no puedes comer nada de dulces —expresó —. Edith te ha preparado tortitas de avena, pero no puedes echarles Nutella, solo miel.

—Sois horribles...

Kate me dio un par de palmaditas en la cabeza.

—Es por tu salud.

Suspiré y fui hasta la nevera para buscar el tupper con tortitas de avena y plátano. Edith desayunaba cosas así muchas veces. Le gustaba tener preparados platos sanos, y claro, tenía que arrastrarme a mí con ella.

—Que sepáis que voy desayunar en mi habitación —comenté —. No pienso quedarme a ver como coméis crepes con Nutella mientras sois horriblemente empalagosos.

—Vale, cuéntamelo todo —me interrogó Kate. Estaba sentada en mi cama, abrazando uno de mis cojines. Yo estaba al otro lado de la cama, con la espalda apoyada en la pared —. ¿Qué tal te fue en la fiesta?

—No lo sé —me encogí de hombros —. Habría preferido quedarme en casa. A ver, no fue un infierno. Simplemente me parece que ese tipo de fiestas no me aportan nada.

—¿Pasó algo interesante?

Negué con la cabeza, pero entonces me acordé de la escena del baño.

—Escuché a una pareja discutir —comenté —. Aunque ahora que lo pienso, ni siquiera es tan interesante. Hay un montón de parejas que discuten.

Kate asintió. Dejó el cojín sobre la cama y se recostó sobre esta. Sus ojos azules brillaron con curiosidad.

—¿Y qué tal Axel?

—¿Axel? —fruncí el ceño, confusa —. ¿Qué pasa con Axel?

Kate hizo una mueca de decepción. ¿En serio creía que algo interesante había pasado entre él y yo? Axel era aún más cerrado que yo. Era hermético. Yo por lo menos me esforzaba en ser agradable, pero Axel pasaba de todo, directamente. Era borde, arisco y siempre parecía tener un humor de perros.

Zoe & Axel ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora