CAP. 10.

4.3K 453 370
                                    

Las tormentas duraron varios días, la verdad que fueron duras pero conseguimos pasarlas sin problema alguno y sorprendentemente, sin enfermarnos ni un poco. 

Llegué a trabajar pasando sin problema. Desde que habíamos tenido ese malentendido, Harry había insistido en contratar a alguien que se dedicara solo a abrir la puerta principal por el timbre. Anne asintió sin saber realmente cuál era el motivo de esa idea de su hijo. 

Entré en la cocina y saludé a Tina con un abrazo, sorprendiéndome cuando vi que no estaba preparando la bandeja de siempre.

-¿Y la comida? ¿Mi termo? ¿Mis galletas? 

Ella soltó una carcajada y se apoyó en la isla, mirándome fijamente a los ojos. 

-Te espera en el jardín de atrás. 

Fruncí en ceño y ella encogió los hombros evitando otra carcajada. 

-¿Qué ha hecho ahora? 

-Es sorpresa. 

Me quedé parado hasta que ella comenzó a reír, asustandome aún más. 

Salí de la casa sintiendo el frío mañanero contra mi cuerpo, caminando para bordear toda la casa hasta terminar en una gran explanada sin fin, viendo a Harry a unos pasos de distancia.

Iba todo de negro, su pelo atado con un moño mientras se ponía unas cintas extrañas en las manos. 

-Buenos días, ¿Qué haces?- Dije llamando su atención mientras me acercaba con frío. 

Estaba sobre una plataforma extraña y fina, no hacía falta subir ningún escalón para entrar en ella y eso fue aún más raro. A su lado había una pequeña mesa donde tenía algunas cintas y varias cosas más que no llamaron mucho mi atención. 

-Buenos días. ¿Sabes pelear? 

Me quedé quieto cruzando los brazos en mi pecho, dibujando una sonrisa en mi boca y frunciendo el ceño sin apartar la vista de él. 

-¿Por qué me preguntas eso? 

-De normal tengo clases de defensa personal los domingos, día en el que tú no trabajas, pero hemos tenido que cancelar la clase de esta semana porque ni mi profesor ni yo podemos. He pensado en hacerla yo solo, hoy. 

-¿Y quieres que sea tu saco de boxeo o cómo va esto? 

-No Louis- Dijo entre risas acabando de ponerse la cinta en la mano- Quiero que seas mi rival. 

-Si soy tu rival te voy a tener que tocar. 

Él se quedó parado, asegurando que tenía la cinta de la mano bien puesta y que no se movería por mucho que él lo quisiera. 

-¿Y quién te ha dicho que no quiero que lo hagas? 

-No se trata de que quieras que lo haga o no, es que te voy a tocar de verdad Harry, no es una metáfora. 

-Lo sé, sé lo que conlleva un enfrentamiento de defensa personal. 

Suspiré profundo sin dejar de mirarlo, quitando los brazos de mi pecho y bajando la cremallera para quitarme la chaqueta decidido, viendo como él sonreía victorioso. 

-Dame eso- Dije señalando la cinta y agarrándola cuando me la extendió. 

Corté un trozo y la puse sobre mis manos mientras notaba su mirada fija y divertida, seguramente creyendo que yo no tenía ni idea de lo que estaba haciendo y que no me había metido en problemas con la policía por eso mismo. 

-Deja de sonreír porque te voy a destrozar- Dije concentrado en la cinta, escuchando su carcajada ahora un poco más cerca. 

-Eso será si yo te dejo. 

Una orden || Larry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora