Capítulo 13

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13 de abril de 1816.

—Se ve hermosa esta noche, señora Becher.

No sabía qué responder, me había quedado sin palabras ante aquello, sabía que todas las palabras que salían como cumplido de él, eran de sus tías, pero aquella mirada me decía que lo decía enserio.

—Gracias.—sonreí y caminé hacia el carruaje, el cual estaba vacío, no venía nadie más.—¿Sus tíos irán y su visita?

—Irán en diferente carruaje.

Sonreí en mi interior.

Él me ofreció su mano para poder subir al carruaje, lo que agradecí con una sonrisa. Me acomodé en una de las esquinas y abrí un poco la cortina de la ventanita.

Me sentí nerviosa estar ahí, junto a él. Me sentía como si fuera la primera vez que estaba en un carruaje a su lado, pues hace mucho que no estábamos solos, en un carruaje, donde recordé la última vez que estuvimos en el carruaje, en Francia, donde ocurrió la tragedia, ese día, íbamos hablando como una pareja, de los nombres de nuestros hijos y demás.'

Íbamos en silencio, sin embargo, era un silencio cómodo, sentía a Damien a mi lado, mirando por la otra ventanita. Quería hablar, pero temía a hacerlo, pues podría arruinar esa armonía que se sentía dentro el vehículo.

—Yo a usted, no la recuerdo.—volteé a verlo, par cerciorarme de que lo que escuchaba, era cierto, él sólo miraba a sus manos en su regazo, también, me di cuenta de que tenía un anillo de matrimonio, pero el de él, lo tenía yo.—Lo siento, sonó muy... mal. Lo que quiero decir es que,  no sé cómo es que actuábamos en público, si alguien se me acerca, que nos conoció casados...—vi como suspiró, sabía que aún le costaba aceptar la idea, de que estaba casado.—...bueno, no sé qué responder, si es el caso de que, me pregunten algo, me platiquen algo, que se den cuenta de que pasa algo, es por eso que, me gustaría pedirle, que se mantenga a mi lado toda la noche.—en ese momento, levantó la mirada, vi que había cierto nerviosismo en sus ojos grises.

—Yo... claro, me mantendré a su lado.—estaba quieta en mi lugar, hasta que él asintió y se volteó hacia su lado de la ventanita.

Así transcurrimos el viaje, cada uno en su propio pensamiento, escuchando los ruidos nocturnos de la ciudad y voces a lo lejos, los cascos de los caballos andando, pero yo simplemente, no podía dejar de pensar que, toda la noche, estaría a su lado, estaría allí la señorita Wilson, pero mi deber era estar ahí, a su lado.

Después de varios minutos de viaje, se escuchó la leve música de la orquesta, que veía del interior de la residencia de los Allen. Debía de admitir que estaba nerviosa, estar al lado de Damien, con las personas acercándose a nosotros, para comprobar los rumores de que Damien perdió la memoria, y la actitud de la señorita Wilson hacia mi esposo, no creo que sea lo más favorable en estos momentos. 

El carruaje se detuvo y de inmediato se abrió la puerta del mismo, Damien bajó primero, y después me extendió la mano para que bajara, ahí es donde vi a todos los que fueron invitados, bajando de sus carruajes, algunos volteaban hacia nosotros, lo que me puso muy nerviosa y me hizo sentirme pequeña. 

—Vamos.—me jaló un poco Damien para que bajara del carruaje, y así, poder avanzar al interior de la residencia. 

Iba del brazo de Damien, observando a mi alrededor, algunos volteaban, otros se apresuraban a entrar al gran salón. En ese momento, cuando estábamos por ser recibidos por los Allen, quise irme, pero recordé la razón por la que estaba ahí, por mi hermano, era su noche especial, no podía irme de ahí, siempre me ha apoyado. 

—¡Buenas noches, señores Becher! es un gran placer, para nosotros, tenerlos esta noche aquí.—Nos recibieron con efusivos saludos.

—El placer es nuestro, gracias.—dijo Damien, con su tono serio. 

Olvidar Mi Honor (D.M.H. 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora