я + м ♡ 𝚁𝚄𝚂𝙼𝙴𝚇 ♡ 0.1

два (dos)

—S-señor México– Rusia se levantó de su cama y se pasó a la otra en un brincó, el mexicano inmediatamente se levantó haciéndole un espacio.

—¿Qué haces despierto peque? –intento mirarlo con dificultad, pues la oscuridad no ayudaba en mucho para verlo correctamente.

—Yo..no...p...-los brazos del tricolor se posaron sobre la pequeña espalda de Rusia y río bajito, atrayendolo a él de forma afectuosa y amigable—tu tranquilo wey, estás conmigo— plantó un beso en su cabecita y lo acostó —Nomas que no me vayas a patear eh, porque sino me emputo y está feo—dijo serio para después echarse a reír, Rusia lo malinterpreto y procuro moverse mucho, no quería ser regañado por el mayor.

—Buenas noches señor México.

—Buenas noches mi niño.

Y con eso, Rusia se alegró.

Ya era un nuevo día, México procuro levantarse más temprano de lo habitual, tenía que preparar la comida para sus ya sobrinos -apodado así por los niños desdé un día antes-.

—aaa la verga, me faltaron los chilaquiles y el bolillo—Se quejó viendo los ingredientes, no dudo en ponerse un abrigo de la fuerza militar, ya que era muy calientito y lo hacía ver muy chingón, según el, además de que era lo más cercano que tenía a la mano.

Se encamino a la tienda más cercana de la casa, pero he aquí el problema; no habían totopos, claramente no estaba en MÉXICO.
Por un momento había olvidado que estaba al otro lado del mundo y que no sabía ni cómo se llamaban así que solo compro tortillas y pan, raramente habían tortillas, pero no protesto y se apuro lo más que pudo para llegar lo más rápido posible.

Quince minutos después llegó y comenzó a prepar todo en la cocina, desdé utensilios como comida e ingredientes que se encontraban en la alacena, media hora después -apróximadamente -ya estaba listo, así que sirvió todo y le coloco un huevo frito arriba del platillo de manera uniforme.

México estaba más que seguro que se había lucido esta vez, pues cuando miraba los platillos se sentía orgulloso, era como ver los lujosos platos de un restaurante caro, así de mamalones se veían.

—¡Órale mocosos, ya bajen a comer o se va a enfriar! —El lado "mamá" de México salvaje apareció, dejándolo un poco sorprendido pues no le gustaban mucho los niños y no actuaba así, quizá era por el gran favor que debía a la URSS.

—¿Vamos a comer plantas? -Ucrania fue el primero en aparecer con su pijama de dinosaurios verde, tallaba sus ojos y apenas podía despertar.

—Chilaquiles—corrigió.

—Chila ¿Qué? –Rusia pico tantito del plato de México y este le soltó un manazo suave sin lastimarlo —¡Auuch!–

—La comida no se pica, órale siéntense los tres.

Bielorrusia fue la primera en degustar el platillo, y aunque se había enchilado aceptaba que era bastante rico, Ucrania no tardo en hacer lo mismo y Rusia también.

El desayuno fue tranquilo, una que otra risa y anécdotas de todos los presentes, Rusia contó cuando había caído a la taza del baño mientras intentaba tomar el rastrillo de su padre para depilar su bigote que no tenía, Ucrania contó cuando salvó un perrito de la calle y URSS lo castigo por meter a un perro en casa, Bielorrusia narró la trágica historia de su primer amor y de como había sido espantado por URSS, México sintió un vacío, pues el padre de los chiquillos ya no estaría ahí para cuidarlos y que el se sentía en deuda con su mejor amigo, así que los cuidaría.

—Bueno, esto me pasó cuando entre a la fuerza militar, un día cualquiera cómo otro desperté y recuerdo que era domingo -México bebió jugo- entonces me pare a la hora que quise, y decidí bañarme, así que me levanté, arregle mis cosas y me metí a la ducha, cuando jale la cortina... ¡VI A USA EN CALZONES MIENTRAS BAILABA GAMNASTYLE! —México comenzó a reír cómo loco, recordar esa escena era muy gracioso, los pequeños no tardaron en reír con él, el imaginar al señor USA en ropa interior era algo divertido.

—¿Por qué papá no está, señor México? –la pequeña cortó la diversión y lo miro espectante.

Virgencita, ayúdame por favor.

Editado: 11/sep/20