LA AMANTE

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(Por Lady Pecosa)

Capitulo 4


Despertó sintiéndose atontada y algo mareada, el frío del principio de invierno se dejó sentir, iba en movimiento dentro de lo que parecía ser un carro, estuvo a punto de emitir un quejido, pero su instinto le dijo que lo mejor era que no lo hiciera, ya que eso alertaría a sus captores y el penetrante aroma a cloroformo le indicaba que ya la habían hecho respirarlo en varias ocasiones, así que se empeñó por permanecer completamente quieta con los ojos cerrados, no había pasado mucho tiempo, cuando escucho una voz gruesa
-"Para un momento, ya pasó el tiempo del efecto del cloroformo, la chica no demora mucho en despertar"- el auto se detuvo, Candy pensó que quizá este era un buen momento para intentar escapar, entonces notó que iba amarrada de manos y pie, seguramente ya lo había intentado en otro momento y no lo había logrado estando bajo el efecto del químico, así que lo pensó mejor, inhaló profundo, y cuando el hombre le acercó nuevamente el trapo húmedo contuvo la respiración, cuando pensó que no podría resistir más, fingió ir perdiendo la conciencia, ella había visto a muchas personas, cuando usaban ese químico en el hospital. Su actuación pareció convencer al tipo, que la dejó nuevamente tumbada en el suelo del asiento trasero del auto. No tenía idea de cuanto tiempo llevaba en esas condiciones pero el dolor de cabeza cada vez más intenso le daba una idea, probablemente ya había olido demasiado cloroformo y no tenía idea de la cantidad de tiempo que había pasado. Sentía los labios secos, necesitaba escapar de esta situación, y evitar cualquier otra dosis de cloroformo porque no se sentía nada bien y con dificultad recordaba lo que había pasado, trató de concentrarse en la charla de los que suponía eran sus captores, -"¿Esta muy bien la dama, verdad Charles?"-
La voz del segundo hombre se escuchó con un marcado acento francés. -"Oui, assez antojable, de no ser porque le mansebie* nos pidió llevarla intacta, ya hubiera pasado un bonne sexe avec le mademoiselle... se ve demasiado fina ¿ne penses-tu pas?, como que no entra en el estilo de Madame Violette, esta, no tiene estilo como para convertirse en una grue*"-
-"Ya sabes que Madame Violette, siempre ha aspirado a (un maison close) de calidad"- dijo a tono de broma, imitando grotescamente el asento francés, mientras que en el suelo del asiento trasero Candy sintió que se le helaba la sangre, [¿ella una mujerzuela?, ¿la estaban llevando a un prostíbulo?], pensó que iba a vomitar, esto no podía estar pasandolé...
-"¡non-non-non! este, no es el estilo de le mansebie, ella no secuestra femmes*, bien sabes que todas las maisonnée* de la casa estan ahi prendre plaisir à faire qqch*, elle, es un encargo especial"-
-"¡Jjmm!, es cierto, esta parece una mujer buena, ¿a quien habrá  molestado tanto para tomar venganza de esta forma?"-
-"¡Oh!, payer beaucoup argent*, para que la recibiera e le maison"-, Candy apenas si logro contener una exclamación de sorpresa, haciéndose la misma pregunta que estos hombres, <<¿Quién podría haber querido pagar para que la llevaran a un lugar así?, ¡además ellos hablaban de mucho dinero!, por Dios Santo, ella tenia que buscar la manera de escapar>>
-"Dalé a fondo Charles, ya va siendo hora de llegar"-
-"Oui, a demi-heure estaremos entrando a Nueva York"-... Candy volvió a recibir otro impacto mental, <<¿Nueva York?.... ¿como puede ser?, entonces deben haber pasado ya más de tres días desde que me secuestraron en el hospital, Albert debe de estar muy angustiado, desde que el chófer no pudo recogerme>>, presurosa y angustiada, pero con cautela empezó a buscar la manera de desatarse las manos y luego los pies, pensó que si estaban tan cerca de Nueva York, ella contaba con poco tiempo para liberarse de los amarres. Estuvo silenciosa forzando sus manos, hasta que después de un buen lapso de tiempo lo logró, los pies era una cosa diferente, pues sentarse o alcanzarlos sin hacer ruido alguno era complicado, aún así intento incorporarse y al hacerlo se fijó que en el asiento estaba la botella de cloroformo... [Si logró hacer que lo huelan, quizá tenga una oportunidad de huir] quizá podría, sin embargo solo tendría tiempo de dormir a uno de ellos y no sabía que tanto tiempo le daría el otro... entonces meditó que lo mejor era hacer que el auto se detuviera, y eso sería durmiendo al chófer, quizá así podría bajarse y correr... una vez definido su objetivo, volvió a intentar con sus piernas, lo cual fue mucho más sencillo de lo que esperaba. Aún así estaba demasiado mareada y débil, por lo que trató de ser lo más precisa posible al tomar la botella de cloroformo y el trapo, destapó cuidadosamente, pero cuando empezó a verter el liquido en el trapo el hombre americano se alertó, ella apenas alcanzó a levantarse del suelo y poner el trapo en la boca del francés, que igual lucho por quitarse, pero el americano ya estaba casi sobre ella, entonces, con la poca fuerza que le quedaba ella le rompió la botella de cloroformo en la cabeza, el tipo perdió el conocimiento, pero el olor de cloroformo inundó el interior del auto, debía bajar rápido si no quería respirarlo, y aparentemente el francés pensó igual porque detuvo el auto abruptamente, ella abrió la portezuela, estaban aún en despoblado pero ella intento correr con todas sus fuerzas, sin embargo el francés la alcanzó muy pronto, -"¡Oh, Chérie-chérie! eres muy astuta mademoiselle"-
-"¡Suélteme!, déjeme ir.... ¡S'il vous plaît, laisse-moi aller! moi père le payer beaucoup argent!!, ¡S'il vous plaìt!"- intento negociar que la dejara, pensó que si le hablaba en su idioma natal, el hombre se sentiría más inclinado por ella. Quería convencerlo de que Albert pagaría cualquier rescate por ella.
Al francés ciertamente le pareció una chica brillante, incluso le sonrió, -"Chérie, vous fait un beau accent"-, cabe decir que luego de eso fue cordial con ella al momento de volver a atarla, inmovilizándola por completo y además esta vez le cubrió la boca y los ojos, cuando subieron al auto el olor a cloroformo se había disuelto casi por completo, ella no escuchó ningún otra conversación, por lo que supuso que el americano seguía inconsciente.
Pasaron, un par de horas aproximadamente, cuando el automóvil finalmente se detuvo por completo, durante ese lapso de tiempo Candy, elaboraba infinitas posibilidades de escapar de sus opresores, aunque todas parecían demasiado improbables, también trato de hilar ideas sobre lo que había escuchado en la conversación que previamente habían tenido esos hombres. [Iba a una casa de prostitución, en donde la mayoría de las habitantes estaban por decisión propia, esta condición de secuestro era algo extraordinario, y había sucedido, porque alguien pagó para que la forzaran a prestar servicios amorosos en ese lugar], ella se estremecía de solo pensarlo, pero intentaba no dejarse llevar por el miedo, [los hombres se han referido a la dueña de la casa como una mujer lista, quizá yo pueda apelar a ese sentido y quizá pudiera negociar con ella, quizá si le ofrecía más de lo que ya le han pagado ella me dejará libre], había especulado cientos de formas de huir de ese sitio, particularmente antes de que su integridad física fuera dañada... <<Por Dios Santo, yo no puedo terminar en este sitio, ayúdame ¡Dios Santo!, necesito que alguien me ayude, no puedo defraudar a Albert, no puedo convertirme en una prostituta>>, intentaba como podía no llorar, sin embargo pensamientos como ese la angustiaban de sobre manera y las lagrimas escapaban de sus ojos, aunque el paño que llevaba puesto en ellos impedía que corrieran por sus mejillas.
Sintió como la sacaron del automóvil y era levantada en vilo, notó el cambio de temperatura cuando entró a algún lugar cálido, seguramente era la casa de citas, escuchó una voz femenina un tanto exaltada, -"Pero, ¡por el Santo Padre Abraham!, Charles, ¿acaso es indispensable tratarla de esta manera?"-, cuestionó madame Violette al ver entrar al hombre con la chica hecha nudo con tanta atadura.
-"¡Oh, oui madame!"-, dijo con un dejo de risa en los labios, pero con la mirada seria, dirigiéndose hacia su señora.
-"¿Y Frederick, en dondé esta?"- pregunto buscando al otro hombre que había encomendado, esa labor 
-"Durmiendo en el automóvil... la femme lo hizo"- exclamo parco sin embargo Candy distinguió un tomo burlón en su acento...
-"¡Por Abraham!, ¿es eso realmente cierto?, no parece una chica muy fuerte"- dio observando el cuerpo de Candy que era depositado en una poltrona de la oficina de la Madame
-"No hace falta force, cuando es intelligent"- gruño Charles
Una risa involuntaria, salio de Violette, -"Tienes razón Frederick es siempre demasiado bruto... ¡Pero vamos, incluso la has amordazado!, retírale esos paños"- indico la mujer con aparente disgusto de verla así.
Sin embargo Charles, actúo precavido, -"Madame, recuerde que la femme esta aqui e contre la volonté de qqn"-
-"Claro que lo recuerdo Charles, pero bueno, ella debe ir acostumbrándose a este sitió que será su casa a permanente"- una expresión, parecida a un sollozo salió de Candy, -"¡Tranquila, mujer, que no es el fin del mundo!, estás en la mejor casa de Nueva York, nadie puede negar que soy la mejor Madame de la Ciudad, mis chicas, son siempre las mejor tratadas y las mejor vestidas, vamos, ya verás que pronto te acostumbras"- Candy a penas podía creer lo que escuchaba, sentía que todo le daba vueltas, que podría vomitar en cualquier momento. 
Charles le retiró primero el paño de la boca y Candy no perdió ni un segundo, -"¿Madame Violette?"-, dijo aun a ciegas atrayendo al atención de su interlocutora, -"Señora, por favor le suplico, debe dejarme ir, se que le han pagado por mi persona, pero sea la cantidad que sea, yo le aseguro que mi benefactor podrá pagarle el doble, por favor, no puede retenerme en este lugar"-, a pesar suyo su voz se quebró en la última frase, estaba intentando mantener la calma, más no era sencillo, estaba asustada, muy, muy asustada.
-"¡Oh querida!, lo que me han pagado para retenerte, no es más que dos pelos de gato, en comparación con lo que yo tengo, no sé quien sea tu "benefactor", y realmente no me interesa saberlo, pero si es tan rico como dices, seguramente también sera cliente nuestro"-, soltó una risilla infantil y burlona antes de continuar, -"Mira, te lo diré de una vez, no estás aquí por lo que me pagaron por ti, yo realmente no requiero de este tipo de negocios, pero debía un favor a gente muy importante, y tenerte aquí, es la forma de pago a cambio, lo que me han dado por ti "Princesita", fue solo una ganancia secundaria.."- hizo un muito con la boca antes de continuar -"ahora, veamos Charles, ¿que tanto dinero más me hará ganar esta damisela?, descubrele los ojos, que ese paño no me deja verle la cara"-, cuando Charles, retiró la venda de los ojos de Candy, Violette, soltó una exclamación de sorpresa, esa muchacha era realmente muy hermosa, su mirada aunque atormentada y temerosa, estaba llena de brillo y... le dolía reconocer, pero estaba llena de bondad.
Candy, demoró un momento en adaptarse a la luz, y cuando lo hizo busco de inmediato a la Madame, -"¿Quien señora?, ¿por favor, dígame quien me ha enviado aquí?"-
La suave voz de Candy, la pregunta tan directa, la dulzura de su mirada y su claridad mental, impactaron a Violette, miró a la chica directamente elevando la ceja izquierda, ella era una mujer de negocios, había pasado por épocas muy difíciles en su vida, por muchas privaciones, y eso hizo de ella una mujer muy dura, encontrarse con su contraparte la sobre salto, quizá porque esa chica tenía mucho de lo que ella había perdido ya mucho tiempo atrás, -"Sería fácil decírtelo (princesita), para que supieras exactamente a quien vivir odiando, pero no tendría caso, eso solo te amargaría la vida, y esta ya es bastante más amarga de lo que tú ni siquiera imaginas"-, le dijo, pensando que Candy era una de esas damas con una vida color de rosa, la miro de arriba a bajo, sintiendo amargura en su interior, que se reflejo en el frío tono de su voz -"¡desatala Charles!, y quitalé el abrigo, quiero verla completa"-
Charles fué retirando los amarres hasta que ella quedó completamente libre de ataduras, estaba por quitarle el abrigo cuando Candy lo evadió, -"¡¡Yo, puedo hacerlo sola, gracias!!"- le dijo casi gritando al hombre, y haciendo un gran esfuerzo por mantener el control de sí misma, se levantó de la poltrona, sacándose el abrigo y con la más firme postura que le fue posible le dijo -"Señora, no he comido en más de tres días y realmente me siento muy indispuesta, ¿podría ayudarme con eso?"- Candy pensó que si planeaba escapar, debía de ganar tiempo, acabar con el terrible martilleo en su cabeza y recuperar algo de fuerza. No percibió el rostro de la Madame cuando esta vio su uniforme de enfermera.
Violette, era una mujer realmente muy inteligente con facilidad se daba cuenta que Candy era una mujer muy llena de contrastes, pero al ver su uniforme, comprendió que esa chica no era en realidad la "princesita" que haba imaginado, -"¿Eres enfermera?"- preguntó frunciendo un poco el seño
Candy irguió un poco más su postura -"¡Lo soy!, hace más de 7 años..."- y pensando en una posibilidad continuo -"Señora, si me voy a quedar aquí, quizá le sirva más, ejerciendo mi profesión, que h-haciendo.... haciendo lo que ustedes hacen"- dijo en un hilo de voz, porque de pronto sintió como sí las fuerzas la hubieran abandonado.
-"Una propuesta interesante, pero debo pensarlo querida, la urgencia de quién te envió conmigo es que tu dejaras de ser... ¿virgen?..."- su mirada y su risa eran burlonas al expresar la palabra, -"La idea es que en cuanto pisaras esta casa, dejaras de serlo, parece ser una persona que te conoce lo suficiente, pues me ha dicho que una vez que sucediera yo tendría la calma de que jamás te atreverías a volver a salir de aquí"-, Candy gimió cayendo de nueva cuenta sobre la poltrona, sintió el mundo venir encima de  ella, alguien verdaderamente deseaba no solo dañarla, sino destrozarla, anularla por completo, hubiera sido mejor que la mandaran matar, pero eso que habían hecho era muestra del gran odio que le tenían. Sabía que lloraba involuntariamente a pesar de intentar mantenerse fuerte, tenía que encontrar la forma de salir de esa casa antes de que su enemigo oculto lograra acabar con ella.
Violette la observaba atenta, vio el dolor, el miedo en ella, pero también la determinación, solo esperaba que esta chica no le trajera demasiados inconvenientes, -"Charles, llévala a la habitación turquesa, la del tercer piso, has que coma y que le den solo un kalasaris para vestir, después hazme el favor de quemar todas sus pertenencias, incluyendo sus zapatos"- la observo atenta, la chica era muy inteligente pero había mostrado sus temores demasiado pronto, tenerla semi desnuda sin ropa interior, cubierta solo con una bata casi trasparente y descalza era la mejor atadura que le podía poner, aun así le afirmó, -"Vas a estar muy vigilada, así que lo mejor sea que no intentes escapar, ya veré después que haré contigo, pero no te hagas demasiadas ilusiones mujer, porque debes ganarte tu alimento y aquí... es un prostíbulo, no un hospital"-, enseguida le dio la espalda y dejó que Charles la llevara. 
Mientras la llevaban a la habitación turquesa, Candy sentía sus pasos como plomo, sin embargo, fue observando lo más posible todos los detalles de entradas y salidas de la casa, se dio cuenta que habían las escaleras principales, pero un ruido de fondo le dejó saber que también había unas escaleras traseras que llegaban hasta un cuarto piso... no perdió el tiempo en ver los detalles de la decoración, aunque ciertamente captó la idea de que esta era una casa muy elegante, y grande.... en su recorrido notó el sonido sordo de risas divertidas y charlas de varias mujeres que se oían amortiguadas por las gruesas puertas que pasaban. Charles la llevaba sujeta del brazo, y ella así lo permitió, pues aunque deseaba soltarse de su agarre, sentía mucha debilidad en su cuerpo, así que utilizó el apoyo del hombre para no desmoronarse a mitad del pasillo, finalmente el contacto del francés no era hostil, ella podía incluso percibir cierta caballerosidad en su trato. Cuando entraron en la habitación, Candy observó el color turquesa en el cortinaje y edredón y cojines de la cama de postes la cual era el principal centro de atención, después se fijó en el sofá del fondo y en el secretero con una elegante silla estilo Luis XV, habían dos puertas y cercana a ellas estaba una mesa provenzal con dos sillas del mismo estilo, esta combinación de modas curiosamente le pareció distinguida, cercano a su cama había una mesita de noche, la habitación era espaciosa y los ventanales eran grandes, ella  tuvo el instinto de correr a asomarse a ellos y evaluar las posibilidades de escape, sin embargo Charles se le adelantó avanzando hasta ellos y dando vuelta a una chapa que los cerraba, después se dirigió a una de las puertas y sacó de ahí varias prendas de vestir, eligiendo entre todas una que lanzo hacia la cama, -"Chéry, se déshabiller complétement, sil vuo plait.... oh, ¿laisse-moi faire?*"- indico mientras que salia de la habitación con el resto de la ropa y calzados que había encontrado dentro del guarda ropa. 
Apenas ver la bata estilo kalasaris hizo que Candy se ruborizara de pies a cabeza, era una exquisita organza de seda en un suave color cremoso con drapeados dorados, pudiera pensarse que era una prenda perfecta, si no fuera porque era casi totalmente trasparente, [¿Como podría llevar puesto encima solo esa prenda?] de nuevo sintió que realmente el mundo estaba colapsando para ella, las pocas fuerzas que le quedaban abandonaron su cuerpo y se derrumbo sobre la cama completamente desolada y hecha un mar de lagrimas, <<Esto no me puede estar ocurriendo a mi, ¿Mi Dios, por qué me pasan estas cosas?, ¿por qué lo permites?>>... su llanto era corazón abierto, la puerta se abrió por segunda ocasión, mostrando a un Charles más taciturno. Él había llegado a América seducido por el sueño dorado, más la vida no había trascurrido tan alegremente y alguna vez había tenido necesidad de realizar trabajos poco honorables, sin embargo él se percibía a si mismo, como un hombre bueno, que esperaba a sus casi 34 años, algún día encontrar una buena femmè y tener una familia, hasta el día de hoy este trabajo le gustaba, era bien pagado y su único deber era mantener a salvo la tranquilidad del salón, mantener a raya a los señores que alguna vez pudieran perder el control y cuidar de la integridad física de las chicas, y bueno, además del buen sueldo, contaba con los favores de varias de las jóvenes que cuando no tenían trabajo pero si entusiasmo le invitaban a sus alcobas a pasar gratos momentos juntos. Esta situación del secuestro lo había tomado por sorpresa, más no puso ningún reparo, él tenia un objetivo en mente y si quería tener un retiro temprano de este ambiente haría lo que le pidieran, sin embargo, conforme iba tratando más con esa mademoiselle en cuestión, más inquieto se sentía, era una femmé buena, su mirada aún en medio del tormento revelaba una infinita bondad, y él estaba empezando a sentir cada vez más pena por ella y su situación... al girar el pasador de la habitación con la llave, escucho los sollozos de Candy y no pudo evitar sentirse un tirano al ser participe de ese pesar. -"Cherie, besoin dáide ou ¿l'fait à toi de voir?"-, Candy pego un brinco al escucharlo, y su puso de pie -"No preciso su ayuda, lo haré yo sola"-, le dijo sintiéndose tan indignada, -"por favor salga para que pueda desvestirme"-, ese tono de demanda le causo agrado a Charles, ella no le hablo francés como en otros momentos y eso significaba que la chica empezaba a recomponer sus fortalezas, como para atreverse a enfrentarlo, su mirada se suavizo un poco, pero no le dijo nada, solo abrió la segunda puerta que daba a una cuarto de baño, -"entre aquí, y luego deme toda su ropa, ya escucho a la madame, "toda la ropa", incluyendo su calzado"- Candy entro silenciosa en el baño y procedió a desnudarse, y luego de ponerse la bata, ella apenas abrió un poco la puerta para pasar sus ropas a Charles, quien las tomo discretamente de las manos de ella sin intentar abrir más la puerta, y luego salió de la habitación.
Cuando Candy escucho la llave correr el pasador de la habitación, salio del baño, aun estando sola se sentía tan sumergida en ese sentimiento de pudor, la tela se antojaba delicada al contacto de con su piel, sin embargo el hecho de no llevar ropa interior la inhibía por completo.... sintió la cálida alfombra en sus pies, pensando que cuando menos eso le evitaría el frío del piso y también de la posibilidad de enfermarse, contemplo la cama, sin embargo ni siquiera se acerco a ella, le parecía impúdico estar en una cama  completamente desnuda, aun cuando estuviera ella sola, ni tan solo quería imaginar el verse compartiendo intimidad con nadie más, sin que hubiera entre ellos matrimonio o cuando menos un sentimiento de afecto, así que se subió al sofá, abrazando sus rodillas en un instinto de auto-protección, estaba muy cansada y el dolor de cabeza no había parado de atosigarla desde que despertó en el automóvil, más ni siquiera hizo el intento de dormir, sabia que no podría hacerlo, estaba tan insegura en ese sitio, le puerta se abrió por tercera ocasión, una mujer de mediana edad; rubia, rellena y bajita entro con una charola repleta de alimentos, el aroma delicioso ocasiono gruñidos en el estomago de Candy, la mujer no hablo y ni tan solo le dirigió la mirada, Candy observo que Charles permaneció fuera de la habitación pero tomando el picaporte de la puerta, ella en su fuero interno agradeció que no entrara, ya era suficiente para ella estar desnuda, como para además tolerar la presencia de un hombre en la misma habitación. 
Cuando ellos se fueron, Candy apenas si se movió, tenía hambre, sin embargo el malestar en su cabeza era tan intenso que pensaba que no podría probar bocado, <<Tengo que escapar de aquí>>, un sollozo y una opresión en su pecho acompañaron a su pensamiento, cuando dirigió su mano al centro de su tórax, percibió el dije de Cedra, procuraba llevarlo siempre con ella la mayor parte del tiempo bajo sus ropas, y agradeció que no se lo hubieran visto, tenerlo con ella le inspiraba un sentimiento de paz, la creencia de que no estaba sola, de que alguien, algún ser superior, (Dios) la cuidaba y que siempre estaba con ella en sus peores momentos, [Sin embargo, esta vez Cedra no podrá aparecer de la nada para rescatarme, ni Archie o Albert podrán hacerlo, necesito hacer algo, tengo que salir de este lugar], se puso de pie como un trampolín y camino hacia el ventanal, había afuera una muy pequeña cornisa, y ciertamente se encontraba en un tercer piso, que más bien parecían 4, [Quizá pudiera romper el cristal y saltar por la ventana] pensó avidamente, llenándose de un moderado entusiasmo ante esa posibilidad de escapar, [quizá el ruido del vidrio roto alerte a alguien, así que no tendría mucho tiempo para correr, además, el callejón estaba realmente solitario y obscureciendo sería una boca de lobo; será mejor estudiar lo mas posible hacia donde me dirigirá, y además tengo que preparar las cortinas atando una con otra, para quitarlas rápido, brincar y bajar en el menor tiempo posible], la idea iba tomando mejor forma, si tan solo no estuviese tan mareada... miro la charola, observo unas ramitas de menta para ayudarla con el malestar en su cabeza, se acerco un poco y distinguió el aroma de té de valeriana que también le ayudaría con ese insistente dolor en su cabeza, los tomo y con el canto de una cucharita molió brevemente las hojitas de menta, para luego con la humedad propia de la planta poner la pasta en ambos lados de la sien de su cabeza, enseguida puso un poco de miel al té de valeriana, pero además agrego una hojita de menta que había reservado y luego de mesclarlo, regreso al sofá, sentada recostó levemente la cabeza en un almohadón que tomó de la cama, preparándose para beber el té con calma. 
Luego de un largo rato sintió su estomago más sosegado, la noche ya había caído en la ciudad, y con el paso de los minutos el dolor de cabeza empezó a ceder, fue entonces que ya pudo empezar a tomar alimento, había pensado que comería un poco, solo para recuperar algo de fuerza, sin embargo aparentemente su apetito estaba intacto y comió más de lo que había pensado. Sintiéndose  reconfortada y segura, se recostó en la cama para relajarse un poco, pero el sueño la sorprendió antes de siquiera darse cuenta. 

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*Mansebie: Dueña de una casa de citas
*Grue: Mujer que se prostituye.
*Maison Close: Casa de citas de clase alta.
*Femme: Mujeres.
*Prendre plaisir à faire qqch: Que estan por gusto propio 
*Manssebie: Mujeres que habitan una casa


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