El instituto de élite con más poder de todo Corea del Sur es abierto a pocos privilegiados, entre estos privilegiados destaca Im Nayeon.
Nayeon tiene una codicia enorme por conseguir ser la mejor en todo, quizás por intentar impresionar a su madre a...
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Nayeon pov
No entendía, ¿era una buena o mala señal? No quería ser obvia, pero después de finalizar su examen esperé unos segundos en la salida, había sido de las últimas en entregar el examen y Mina había sido una de las primeras.
"Se habrá cansado de esperar" pensé mientras miraba la hora y recordé que tenía cosas que hacer.
Estaba a punto de marcharme cuando una lata fue lanzada hacia mi, rápidamente la tomé entre mis manos. Menos mal tengo buenos reflejos.
—Bebe eso, debes estar agotada.
Myoui me sugirió dándole un sorbo a su lata, era una bebida energética. Parpadeé repetidas veces, no me esperaba para nada que la japonesa pudiera pasar tanto tiempo esperándome.
—Gracias...—agradecí al instante con cierta vergüenza. —No hace falta que me acompañes.
—No quiero acompañarte —concordó mas luego se rasco la nuca pensativa.
Esta idiota..¡tampoco quería que me acompañara!
Ya la iba a golpear cuando de pronto buscó algo en su mochila entregándome la fiambrera en la que venía su desayuno japonés.
—Pero de cierta manera te agradezco por esto.
—¿Te gustó? Ya sé que estaba delicioso.
—Lo estaba —asintió con la cabeza comenzando a caminar hacia su lado.
¿Qué acabo de oír? El no dormir me está afectando o que.
Creía que me respondería de mala manera, no obstante la chica caminaba a su lado mirando hacia otro lado, como si estuviera avergonzada.
—Acabas de alabarme. Que droga tenía esta bebida ¿le has echado algo?
—No le he echado nada, soy sincera. Estaba delicioso.
Y con esa afirmación no pude evitar sonreír orgullosa al lado de mi acompañante, en el fondo me gusta la tranquila compañía de Mina.
Por un instante creí que este camino sería más incómodo, sobretodo porque imaginé que se burlaría por el accidente de la sudadera o de todo lo ocurrido durante el día, sin embargo Mina caminaba a mi lado sin abrir la boca.
Con el cómodo silencio que se generó entre ambas comencé a pensar en todo lo que ha ido pasando y en el tiempo expendido con esta chica que camina como un pingüino.
Me metí tanto en los pensamientos de mi cabeza que mi cerebro ni se dio cuenta de que no faltaba nada para llegar a mi hogar.
Otra cosa que me preguntaba era por qué me estaba acompañando así de la nada a mi casa si Momo solo me acompaña cuando Sana está ocupada. No siempre.
