Capítulo 9

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—¿Cuánto tiempo llevamos aquí? —preguntaba Gray a su gemelo. Ambos escondidos en una puerta trampa tras la pared final del armario—. Me siento mal. Creo que soy claustrofóbico... Siento ganas de vomitar.

—Aguanta un poco más —animó.

Oían golpes en las paredes. El menor se sujetó del brazo de su hermano.

Gary preparó el arma a su costado, apuntando directamente hacia la entrada.
El mueble se hizo a un lado, la compuerta se abrió. El rostro de su madre apaciguó la intriga, mas Garrett no cedía a cualquier emoción, ella se mostró asustada.

—¡¿Comida favorita de tus hijos?! —exigió sin bajar el arma.

—Champiñones revueltos con huevo y jamón —la mirada del niño mostró duda, bajó el arma—. También sé que Gray odia el maíz remojado en leche porque es lo que comen siempre.

—¡Eres tú! —exclamaron al unísono—. ¡Mamá!

—¡Lo hicieron muy bien! —felicitó ella revolviéndoles el cabello—. Excelente táctica, amor. Deben tener respuestas que sirvan de códigos para identificarse.

—¿Cómo la llaman a mamá nuestros vecinos? —preguntó Gary a su hermano.

—Sarah Connor —respondió—. ¿Qué amas comer más que nada en este mundo?

—Waffles rellenos de miel de la señora Úrsula, ¡son únicos!

«Waffles rellenos de miel de la señora Úrsula, ¡son únicos!»

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«Waffles rellenos de miel de la señora Úrsula, ¡son únicos!»

Los ecos recorrían la cabeza de Alpha, quien se suponía, permanecería en coma inducido para poder ser curado por completo.
No podía mover la cabeza, sólo los ojos. Vio como los Regnobots soldaban rápidamente por puntadas la herida que se hacía más pequeña.

«Sigo vivo de milagro», pensó.

Estaba solo en el lugar, sin nadie que controlara su estado o salud o lo que fuera.
De seguro nadie sabía que estaba consciente y sentía la curación. Había fallado la dosis de anestesia.

¿Había fallado en semejante estructura perfecta? Imposible.
Tenía hambre. Hambre y antojo de waffles, la fatídica combinación.
Se preguntaba hacía cuánto que lo tenían allí.

Una mujer de ropas blancas ingresó con un compañero.

—Te lo dije, despertaría en 48 horas —dijo ella acercándose—. La herida casi cierra por completo... —Lo miró—. ¿Cómo te sientes? ¿Bien? —Pestañeó una vez—. Perfecto. En un rato podré sacarte... llevas 48 horas dormido. Todo un logro, Alpha.

«Son dos días sin comer —protestó mentalmente—. Ellos no tienen mi sistema digestivo al parecer. Al menos pásenme comida por endovenosa. Dolerá, ¡pero no moriré de hambre!»

NHEREOS: Nacer para Sobrevivir © [NHEREOS #1] [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora