Capítulo 1

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- ¿Vas a invitar a salir a Denisse? – siento el fuerte impulso de enseñarle la lengua a mi madre, pero lo contengo, lleva preguntándome lo mismo desde que tenía doce años y el acoso del cual era presa paso de ser tierno a algo mas romántico, esto ...

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- ¿Vas a invitar a salir a Denisse? – siento el fuerte impulso de enseñarle la lengua a mi madre, pero lo contengo, lleva preguntándome lo mismo desde que tenía doce años y el acoso del cual era presa paso de ser tierno a algo mas romántico, esto según mi madre, según yo paso de ser terrorífico a ser insufrible y enfermizo. - ¿Me has escuchado?

- Siempre lo hago, mamá – la beso en la coronilla y  continuo con mi rutina sin darle oportunidad para que siga con su interminable emparejamiento con la lunática.

- No entiendo porque no te gusta, es dulce y bastante linda, en comparación a las chicas con las que has salido, ella es un ángel – ya volvemos a lo mismo, mi madre cree que debo salir solo con chicas hermosas, como de calendario, como si yo fuera el chico mas apuesto del mundo, no cabe duda que el amor materno la engaña.

- Mamá, para la única mujer que soy el hombre más apuesto del mundo, es para ti, tu amor te ciega, pero eso no sucede con el resto del gremio femenino. Además yo me enamoro del cerebro no de una apariencia.

- Pues si sigues con esa idea, en lugar de darme nietos me traerás a casa gremlins – no pude evitar reír a carcajadas, mamá era tan ocurrente, los años solo la volvían mas cínica, no quería imaginar cómo sería cuando sobrepasara los cincuenta – así que mientras sigas disponible haré todo lo que esté en mis manos para que salgas con Denisse.

- Debo reconocer que admiro tu ahínco, pero es todo – me termino mi delicioso café y tomo mi mochila – nos vemos más tarde – le doy un beso en la mejilla y salgo de casa para encontrarme con Alex afuera... sobre una bicicleta. - ¿Qué es eso, Alex?

- ¿Qué más? Una bicicleta – me responde con una enorme sonrisa en el rostro.

- Ayer dijiste que tenías un vehículo.

- Pues sí, la bicicleta es un vehículo, de dos ruedas – hace sonar la bocina que tiene al lado del freno – vamos, que llegamos tarde.

- Ahí ni siquiera podemos ir los dos – me cruzo de brazos.

- ¿Cómo que no? Yo manejo y tú te montas detrás.

- No pienso montarme en tu triciclo, nos vas a matar.

- Allan, no tenemos tiempo. Si no te montas ya, la loca... - pero ya es demasiado tarde, la loca sale de su casa y corre disparada directo hacia mí. Sin pensármelo dos veces me monto en la llanta trasera y le pego a Alex en el hombro.

- ¡Corre, Alex, corre! – él no necesita más y empieza a pedalear. Giro un poco la cabeza para ver a Denisse y me despido de ella con la mano solo para no ser grosero, mi madre me enseño modales. Nos escapamos por los pelos. Cada vez que logro escapar de ella se siente como una gran hazaña. A mis 18 años le tengo más miedo que el día que la conocí.

Que patético.

(...)

Con las piernas temblorosas me bajo de la bicicleta de Alex y la suelto de cualquier manera sobre la acera.

- Te odio Alex, te odio – trato de recuperar el aliento, pero no ser muy deportista no ayuda – ¿en qué mundo pensaste que venir en bicicleta era buena idea? Estuviste a punto de matarnos y yo hice la mayoría del camino.

- ¡Oye! – todavía tiene la cara dura de mirarme indignado – yo nos saque de la colonia, y lo más importante te salve de tu acosadora.

- Eso pude haberlo hecho yo. Yo hice el 95% del viaje contigo a cuestas – le doy una mirada significativa a su metro ochenta de cuerpo robusto, nos vemos bastante cómicos juntos, mientras que él es grande por todas partes, no le llevó nada de tiempo desarrollar uno que otro musculo debido a la genética  heredada de su papá, yo no soy delgado, pero tampoco nada parecido a su cuerpo, luzco mucho más bajo en comparación aun teniendo uno setenta y cinco de estatura. Lo que me preocupa es la poca condición física que tiene - ¿Cómo diablos sacaste esos músculos de los brazos y  espalda si pierdes el aliento con un par de pedaleadas?

- Para hacer estas cosas no necesitas correr ni hacer cardio, basta con levantar pesas  - se encoge de hombros  - además es la herencia de mi padre, ya sabes cómo es él. – claro que lo sé, si la mole fuera real, ese sería el padre de Alex, igual de alto que su hijo y muchísimo más robusto, come como diez hombres y el único ejercicio que hace es en su empresa donde vende materiales de construcción. Qué envidia. Yo intente sacar algo de musculo hace dos años después de ver como Alex tenia a todas las chicas del instituto, embobadas con sus brazos fuertes, pero no creo que sea lo mío, al menos no sin que haga mucho esfuerzo. Pero esa etapa de querer impresionar a las chicas con mi cuerpo ya pasó, ahora busco chicas listas que vayan mas allá de estereotipos y apariencias, y hasta el momento lo he hecho bien. Aunque eso no le guste a mi madre.

- Levántate de allí y ve a estacionar tu "vehículo" no quiero llegar tarde el primer día – lo ayudo a levantarse y espero a que acabe con la bicicleta – ¿estás nervioso?

- Nop, ¿tu? – yo sí que estoy nervioso, pero quiero verme igual de confiado que él, así que niego con la cabeza a lo que él responde con una carcajada – con esa cara de espanto no te puedo creer, pero es normal tener miedo, esto impone – nos quedamos viendo la gran entrada en silencio – vamos dentro, tengo que ver que tiene la universidad que la hace tan espectacular.

Caminamos al interior y yo tomo mi camino hacia el edificio 25 y Alex el 13, nos despedimos y entro buscando mi salón, es bastante temprano y aun así hay muchos chicos por aquí, encuentro mi salón y entro buscando los primeros asientos, no me gusta quedarme atrás, es mas fácil distraerse.

Cuando el salón se llena y el profesor está a punto de llegar una alumna lo detiene en la puerta y después de un tiempo ambos entran. Ver al profesor no me provoca nada, pero reconocer a la chica que entra junto a él, hace que literalmente se me detenga el corazón.

Es Denisse.




Acosadora, Acosada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora