Capítulo 19

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El sol de la tarde brillaba en su esplendor para cuando el reducido grupo de los Páramos emprendieron camino de regreso a la nave. Landstrom no pudo hacer mucho por las heridas de los gemelos, pues no tenía lo mínimamente necesario y apenas logró higienizarlas.

—Entre mis cosas tengo penicilina —informó Fauna viendo a Buller delante de ellos, Fiora iba a su lado, sujetando la mano de Gray—. Eso cortará la infección de Gray, no soy muy práctica, pero traje algunas de esas cosas que sobraban allá.

—Te lo agradezco en verdad, niña —sonrió él secando el sudor de la frente con el dorso de su mano—. Estamos solos, quiero que me digas qué haces entre nosotros.

—Ya te lo dije...

—¿Qué haces con esas armas entre tus ropas, Fauna? —La joven tragó saliva.

—Levi...

—Tu misión no era advertir a los Páramos, ni a tu hermana. —La cazó de la muñeca y arrancó el brazalete. Lo rompió en dos, sacó un diminuto aparatito que emitía una luz roja titilante—. Ya basta de juegos —bufó. Buller y Fiora se detuvieron a observarlos—. Esto es un localizador de Hiringger, y tú viniste a entregarnos, quieres que nos maten definitivamente —lo lanzó lejos y siguió caminando. Fauna se quedó allí—. Por cierto —giró a hablarle—, descargué tus armas esta madrugada mientras dormías. Por si se te ocurre traicionarnos otra vez.

La joven parpadeó rápido antes de seguirlo. Iba con la cabeza gacha, a un lado de Landstrom.

—No iba a hacerlo —jadeó. El hombre no dijo nada—. ¡Escucha! ¡Yörg me envió a buscarlo! Dijo que Hiringger perdió la razón. Que asesinó a su propia hermana hace casi un día —Levi de nuevo clavó la caminata—. La mantuvo con vida en una cámara y la mató.

—¿Dices...? ¿Cómo que estuvo viva? —Sus ojos se dirigieron a ella al tiempo que se empañaban en lágrimas.

—John Hiringger atrapó a Joanne Hiringger —explicó—, quería que le diera la ubicación del otro niño y por ello la amenazó con criogenizarla para usar sus células y regenerarse siempre que quisiera. Así se mantuvo estos doce años.

—Por eso su cuerpo jamás apareció —murmuró apresurándose y secando las gotitas que bajaban por sus mejillas sucias. Fauna lo seguía—. ¿Cómo iba a aparecer si todo este tiempo él la escondió? Mierda... ¡demonios!

—¿Porqué quieren cazar a sus hijos? —preguntó—. ¿Qué tienen ellos que otros no?

—Son fusionables... si matas a uno y unes su ADN con el vivo, se vuelve uno más fuerte —explicó rápido—. Estando vivos los dos, pueden regenerarse entre sí mediante una Sincronización Par: el sano comparte información genética sana con el herido o enfermo o lo que carajo sea, lo copia y reemplaza.

—Sirven más vivos que muertos, Levi: ¿por qué los mataría?

Landstrom se detuvo por tercera vez, Fiora y Buller también.

—¿Podrías matar a alguien que ya está muerto? —La joven negó—. El ADN de ellos tiene tecnología de memoria, una vez muerto, el genenano lo registra y al mezclarlo con uno vivo... ¡Es jodido explicarlo! —exclamó levantando los brazos.

—El genenano de Gary registra que sigue vivo y el de Gray que ha muerto —siguió Fauna con horror—. Si pueden regenerarse en vida, ¿podría hacerlo...

—Mientras uno siga vivo —completó.

—Sería inmortal —respingó. Levi asintió—. Eso lo replicaría a otros... y a otros...

—Y el mundo sería suyo —acabó volviendo al camino—. ¡Rápido! Tenemos bastante que caminar todavía.

Fauna procesó la información brindada por su líder.
Lo que decía sonaba peor que cuando Yörg se lo dijo: Hiringger quería matarlos para construir un ejército. Uno que jamás sería derrotado o extinto. Aquellos sobrevivientes que quisieran declararle la guerra acabarían enterrados o peor, convertidos en uno de ellos. En definitiva, John Hiringger había perdido por completo la razón y la buscaba en la aniquilación de la Tierra.
Con la raza humana incluida.

NHEREOS: Nacer para Sobrevivir © [NHEREOS #1] [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora