Viaje a Marte

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Nunca me olvidaré, llegamos a Marte en marzo de 2030. Era un día cálido y la nave aterrizó sin problemas. Cuando por la noche vi la Tierra allá abajo, sentí que había perdido mi pasado para siempre.

Al día siguiente, le pregunté a mi marido dónde estaban los famosos marcianos, él acarició mi vientre mientras me dijo: "Aquí están todos ellos". ¡Y así empezó nuestra nueva vida en Marte!

Cuando los gemelos llegaron, pensábamos qué nombre ponerles. "Me gusta Yaharí y Nahániri", dije decidida. Al final, allá lo que menos importaba eran los idiomas y sus significados, ¡éramos los únicos allí!

Confieso que todo parecía perfecto. Yo sentía que el tiempo pasaba lentamente frente a mis ojos. Los chicos crecían, y siempre tenían el uno al otro. Mi esposo y yo estábamos todo el tiempo juntos, como si su voz hablara sin parar en mis oídos calmando cualquier nostalgia de lo que dejamos en la Tierra.

Hasta abril de 2045. Un jueves por la mañana desperté muy confusa, perdida; a mi lado un hombre canoso dormía con un libro en la mano. Cuando me acerqué a observarlo, pude leer el título en la portada, decía: "Cuentos para despertar: Gemelos en Marte". Y fue entonces cuando él abrió los ojos y miró los míos. "¡Ella despertó del coma!", le gritó a la enfermera.

Aquella única frase, borró repentinamente los últimos 15 años de mi vida. Imaginar que nada había sucedido me hacía pensar en algo aun más aterrador: ¿qué había sucedido?

 Imaginar que nada había sucedido me hacía pensar en algo aun más aterrador: ¿qué había sucedido?

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Un viaje a través de mis MicrocuentosWhere stories live. Discover now