La Junta Directiva

815 35 1
                                    

No fué un vuelo tan largo, sin embargo llegamos cansadas al hotel, el ambiente de México es agradable. Llego a mi habitación y veo que tiene una hermosa vista al mar, la brisa y la playa me hace sentir tranquila.
Fué un poco raro porque en todo el vuelo no pude dejar de pensar en lo mucho o poco que pasó con él ... tuve tiempo para analizar todo lo qué pasó y lo que pudo haber pasado y sinceramente el no merecía que fuera tan dura; sin embargo no puedo amargarme por eso, lo qué pasó pasó y tengo que seguir mi vida, ya Martín hace parte del pasado, por mi parte le deseo lo mejor. Por ahora lo único importante es ayudarle a Catalina con sus negocios y así lograr tener la mente ocupada.
Me instalo en la habitación y me siento en el balcón a observar la playa, cuando de pronto siento que llaman a mi puerta. Me pongo de pie al instante, me pregunto ¿Quién será?.
Al abrir la puerta veo a Catalina, automáticamente en mi cara se dibuja una sonrisa y le digo:
-Hola Cata, ya me instalé en la Habitación.
-Que bueno, te gustó? o si quieres podemos cambiar a otra habitación.
-No, no ésta está perfecta, además mira esa vista.
Le digo señalando hacia el balcón.
-Bueno, vine a decirte que mañana tengo que ayudarle a un amigo con unos puntos de venta de su empresa y que mejor ayuda que la tuya, así que te necesito.
Me emociono demasiado, nada me da más alegría que trabajar en lo que tanto amo.
-Claro que si, mañana nos vemos.
Catalina y yo nos despedimos y me dispongo a dormir, estoy demasiado felíz, México me hace bien....

En general todo el tiempo que llevamos acá ha estado muy bien, no he tenido tiempo para distracciones ni nada de eso, me he dedicado el tiempo que necesitaba y me siento plena,  y lo mejor es que he estado muy ocupada con Cata haciendo lo que me hace feliz; he asistido a muchos eventos y demás.
Ya llevamos bastante tiempo acá aproximadamente unos 5 meses y medio, pero la verdad no los he sentido, amo México.

Ya estaba cayendo la noche y estábamos donde unos amigos de Cata en una fiesta pasándola genial y de repente mi celular suena, miro quien es y vaya sorpresa que me llevo!  es Daniel.
Es raro que él me llame, ¿Qué querrá?, debe ser algo importante, así que contesto rápidamente:

-Hola hermanita.
-Hola Daniel.
-Como estás?.
Volteo y miro a la gente de la fiesta, sonrío y le digo:
-Muy bien, como está todo por allá?
-Me alegra que estés mejor, Marcela te llamaba para comentarte que el próximo sábado hay junta directiva en EcoModa y por lo tanto hay nueva colección, sería bueno que fueras.
En ese momento siento como un frío extraño recorre mi cuerpo y me quedo en silencio.
-Marcela, estás ahí?
-Si.. Si aquí estoy. Daniel no creo que sea conveniente que yo vuelva a EcoModa, al menos no por ahora.
-Marcela tienes que venir, los Mendoza deben saber que aún somos accionistas de esta empresa y que no pueden pasar por encima de nosotros en cuando a las decisiones de la empresa.
Vuelvo a quedar muda y Daniel insiste:
-Marcela tu ya eres una mujer madura, sabes perfectamente diferenciar lo personal con lo laboral, no puedes dejar que lo que pasó con Armando te impida volver a pisar nuestra empresa.
Esas palabras me hacen tomar un poco de valor, lo que me hace decirle a Daniel:
-Allá estaré.
-Bueno, te voy a estar esperando, ahora te dejo porque estoy muy ocupado hasta luego.

Estoy en shock, ¿Cómo pude decirle a Daniel que voy a estar allá? Ni siquiera lo pensé.
Dios!! Tengo que volver a Bogotá, eso significa que tengo que ir a Ecomoda, volver a ver a Armando, a Beatriz, Ay! No creo que sea capáz ....
En ese momento Catalina nota que estoy un poco pálida y preocupada entonces se acerca y me dice:
-Marcela que pasa?
-Catalina tengo que regresar a Bogotá ...
-Cómo así? qué pasó?.
-Daniel acaba de llamar a decirme que este sábado hay lanzamiento de una nueva colección y habrá junta directiva, el insiste en que debo ir, no se si aun esté lista para volver.
-Ay Marcela! tu ya estás más que preparada para ir a Bogotá.

Al otro día Catalina llama a mi habitación, abro la puerta y me ella me dice:
-Marcela buenos dias! Nos vamos ya!.
-Wow! Pará donde?
-Mira! Si vas a volver a Bogotá tienes que volver transformada, para que te sientas bien contigo misma y reflejes en los demás esa actitud de satisfacción.
Acepto ir con ella, salimos del hotel y nos dirigimos a muchos centros comerciales de la ciudad, compramos miles de prendas, no puedo negar que ir de compras siempre ha sido mi relajante preferido.
Al finalizar el día Catalina me lleva a un salón de belleza, en este tiempo me ha crecido el cabello y ya lo tengo a la mitad de la espalda. La verdad no es mucho lo que me hacen en el cabello, pero el cambio es notable y me agrada.

Ya era jueves y tenía que tomar el vuelo para ir a Bogotá ... Cata me lleva al Aeropuerto, me despido, le doy gracias infinitas a Cata, nos abrazamos y entro a la sala de espera para tomar el vuelo. Durante el vuelo estoy demasiado ansiosa, tengo miles de sentimientos encontrados.
Cuando llego a Bogotá voy directo a mi apartamento, ya era un poco tarde, eran aproximadamente las 9:30 pm; desempaqué todo y llamé a mi hermano para avisarle que había llegado. El me dijo:
-Muy bien Marcela, la junta es mañana a las 9:00 am.

Al otro día me despierto muy temprano y me arreglo lo mejor posible, decido ponerme algo de lo que compré en Mexico con ayuda de Catalina, me pongo unos tacones de aguja negros, un conjunto elegante de falda un poco corta, un blazer con un collar sencillo pero que le da un toque elegante a mi oufit y un bolso de mano negro, me miro al espejo antes de salir y me agrada lo que veo, me siento hermosa...
salgo del apartamento y me dirijo al parqueadero del edificio me subo a mi carro y me dirijo a EcoModa; al llegar le pido  a Wilson que estacione mi carro. Este se baja las gafas y me pregunta:
-Doña Marcela! es usted?
Su pregunta me sorprende! ¿Enserio me veo tan diferente? Entonces le respondo:
-Si Wilson soy yo quien más iba a ser?.
-Perdón doña Marcela es que está muy cambiada y casi no la reconozco, con todo respeto está usted muy bonita.
-Muchas gracias Wilson, me podría abrir la puerta por favor?
-Si ...si doña Marcela siga.

Al entrar todo el mundo me hace la misma pregunta hasta Freddy y las del Cuartel.
Llego a la sala de juntas y solo se encuentra Beatriz y Armando, los saludo muy seria a los dos y ellos al verme me contestan el saludo, en sus rostros puedo ver la sorpresa de verme aquí, la verdad es muy incómodo que estemos los tres ahí, esperaba que hubiera más gente. Miro a Beatriz y le pregunto:
-Doña Beatriz, donde puedo sentarme?
-En el mismo puesto de siempre Doña Marcela no hay problema.
-Ay muchas gracias Beatriz.
Respondo con cierto sarcasmo.
Noto que Armando no ha parado de mirarme y me siento un poco intimidada, obviamente no hago contacto visual con ninguno de los dos pero siento como sus miradas me penetran; en ese momento empiezan a llegar todos y me siento un poco aliviada y no puedo evitar suspirar.
Mientras todos llegaban se quedaban asombrados al verme allí, sentada en esa silla que prácticamente antes era mía.
En toda la junta no dije ni una sola palabra me encontraba un poco ida, ni siquiera sé de qué hablaron; al final de la junta me quedé de últimas, no me di cuenta de que ya se había terminado.
En ese momento Armando me toca el hombro, vuelvo a la realidad rápidamente. Yo miro la sala de juntas y solo quedamos él y yo, me voy a poner de pie y el me dice:
-Marcela, necesito hablar contigo, vamos a mi oficina?.
En ese momento lo único que pienso es ¿Armando que tendrá que hablar conmigo? me imagino que será algo laboral.
Así que acepto ir a su oficina, a decir verdad estaba tranquila y no tenía ningún tipo de emoción en mi cuerpo, es como si me hubieran sedado. Sigo a Armando hasta su oficina, yo entro primero y el entra después de mi, y noto que al entrar asegura la puerta.

La vida después de ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora