Prólogo

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Tatiana

Mis padres siempre fueron médicos de los mafiosos, ellos nos enseñaron todo lo que sé.

Tenía 10 años de edad cuando ayude por primera vez a mi papá, observe cada movimiento y todo lo que me decía escuchaba perfectamente.

Pasando los años me memorice todos los pasos, las cosas que hacíamos los dos hasta que decidí salirme de mi casa para buscar un mejor futuro ser enfermera profesionalmente es uno de mis sueños y trabajar como una chica normal también. 

Me encuentro con mis hermanas y mi madre en el velorio de mi padre, después de tres años sin verlas todo cambió; Luna Russo a sus catorce años está muy cambiada, está en el Instituto y  Chiara Russo a sus veinte años también está estudiando enfermería en la facultad local. Observo mi alrededor que empresarios famosos y mafiosos de todas las edad están aquí, suspiro cuando vienen acercándose algunos para saludarnos.

No he pensando en hacerme cargo de ningún negocio familiar, no he pensado que mi padre ya no estará con nosotros pero todo mi mundo se dió vuelta al entrar en esta casa.

Tres días después...

El abogado está presente en nuestra sala para leernos el testamento de papá.

— Comenzaré a leer el testamento — inquiere el abogado y todos asentimos.

— Yo Arthur Russo, establezco este único y último deseo. Dejo el negocio familiar a mi hija mayor Tatiana y a sus hermanas — no escucho ninguna otra cosa porque me paro del lugar.

— Lo siento pero tengo que irme —  informo

— Pero...— interrumpo a mi madre.

— Nunca acepté ser parte de sus negocios sucios, no quiero hacerlo y no lo haré — hablo decidida.

— Hija —  dice mi mamá y niego con la cabeza.

— Ahora estoy trabajando adecuadamente, estoy teniendo una buena imagen profesional, no dejaré mi trabajo en la ciudad para venir hasta acá y quedarme toda la vida en esta casa. Busquen a otra persona que se encargue del negocio. Mañana me voy de aquí —  expreso con seriedad y todos están en silencio hasta que mi madre habla.

— Piénsalo hija — es lo único que dice.

& No quiero pensarlo, no lo haré y es mi decisión, si tengo que firmar alguna cosa negando mi nombre en el testamento, lo haré — digo, me doy la vuelta y me encamino hasta la salida de la casa.

— ¿No dormirás aquí? —  pregunta mi hermana que espera una respuesta igual que mi mamá

— Está no es mi casa, nunca lo fue desde que me enteré de lo que hacía papá —  confieso y escucho llorar a mi madre. Sigo adelante mi camino sin ningún tipo de arrepentimiento por mis palabras.

Tengo que seguir con mi carrera, con mi trabajo y con mi vida de antes, no dejaré que el "negocio" de mi padre, me afecte en mi carrera y mi vida.

Una semana más tarde...

He vuelto a mi vida diaria en la cuidad, no he hablado con nadie de mi familia desde que llegué y agradezco que sea así.

— Bueno señor Elioth, puede ir a su casa, el doctor le doy el alta hoy —  informo con una sonrisa en el rostro. Salgo de la última habitación que me tocó hoy, mi turno ha acabado, me voy hasta los casilleros y saco mis pertenencias.

— ¿Terminó tu turno? — me pregunta una persona que me hace sobresaltar del susto y llevo mi mano en el pecho.

— ¿Que te pasa Carlos, porque me asustas así? — me quejo. El ríe a carcajadas y niega bajando la cabeza.

— Necesito que me cubras — súplica y ruedo los ojos.

— ¿Para qué? — cuestiono.

— Tengo una cita con una hermosa mujer — suelta y suspiro.

— Está bien &  acepto, dejo mis cosas en mi casillero. El me da una sonrisa de agradecimiento.

Horas más tarde...

Todo está tranquilo, no hay nadie en urgencia. Ayudo a los demás doctores en lo que necesitan.

Enfermera Tatiana Russo se le necesita en urgencias — dice el megáfono del hospital cuando a mi destino, observo que varios hombres de negro están cerca de una camilla, trago saliva al acercarme y ver a un hombre de traje en la camilla, está inconsciente.

— ¿Tatiana Russo? — pregunta el hombre al lado de él y asiento.

— Necesito que cures a mi hermano por favor, me mandaron junto a usted —  proclama y cierro mis ojos.

Chiara te voy a matar.

— Solo soy enfermera, no soy médico. Traeré uno —  explico tratando de dar una excusa.

— El es un paciente más ¿No debería atenderlo? — pregunta serio pienso y suspiro. Le doy la tarjeta y mi dirección.

— Lleven a su amigo o hermano a esta dirección, mi turno enseguida termina nos encontraremos ahí — hablo con un tono frío y seco.

— Gracias — es lo único que dice y asiento varias veces.

¿En qué me metió mi hermana?


*****

Les dejo el prólogo porque yo soy buena😌🤣!

Inesperado Corazón (#1M.M) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora