Illusion ➳ J.Potter¹

Capítulo 7

『The shekel of life』

Hogwarts: Sexto año

La vida, una cosa que la mayoría de las personas ven como un regalo, la oportunidad de crecer, sentir, de vivir. Pero también es algo que tan rápido como llego se va, como arena que se desliza por tus dedos y es llevada por el viento, desaparece como si nunca hubiera estado.

De pequeños siempre nos enseñaron el ciclo de la vida nacer, crecer, reproducirse y morir. Nunca nos enseñaron todo lo que realmente conlleva ese simple siclo. Cuando morimos siempre dejamos algo detrás, ¿Qué pasa con aquellos que de nosotros nacieron, que con nosotros crecieron?, pues la respuesta es simple, viven, viven con el recuerdo de la perdida, del dolor y la idea de que ellos seguirán la misma línea, aquella línea que todos seguimos.

Lilith estaba en la segunda fase, crecer, y por desgracia sus padres habían llegado a la última de estas. Aquella mañana fría despertó con un extraño vacío dentro de ella, uno inexplicable.

El silencio llenaba el ambiente, sus ojos parecían más pesados que de costumbre y una nostalgia embustera la embriago, minutos después supo el porqué de aquel extraño día.

La noticia de la muerte de los nacidos de muggles y sus familias eran algo común el aquellos días de desesperanza para los magos y brujas, sin embargo jamás pensó que algún día la noticia de la muerte de sus propios padres seria la que adornaría un pergamino que le informaba de que aquel ser oscuro había tomado otras vidas que solo habían cometido el delito de no ser seres con magia o venir de un gran linaje mágico. La desgracia siempre estaba del lado de quienes no la necesitaban, de quienes no la merecían, Lilith era una de las personas quienes habían sido besados por ella. Ella se sentía tan culpable por el simple hecho de no pensar que su familia podría estar en peligro al ella ser una nacida de muggles, o sangre sucia como la llamaban aquellos que la detestaban por no venir de una familia completamente mágica, había sido una tonta al no ver lo visible que era el peligro que la rodeaba en aquella oscura época.

Estaba desolada, destruida, sus lágrimas rodaban por sus mejillas hasta llegar al suelo con brutalidad, sus ojos verdes se encontraban rodeados con un color blanco rojizo que suplantaba al blanco, su nariz y mejillas pintadas de rosa intenso casi rojizo, y una de sus mano estaba posada en su boca para tapar sus gritos ahogados por culpa de los sollozos que dejaba salir de su boca. Con su cabeza negaba repetidas veces y miraba el suelo en donde se encontraba arrodillada culpa de su caída al saber de la noticia. Se encontraba sola en la habitación al momento de leer la carta así que no se preocupó en no de dejar salir todo sus sentimientos como un tornado.

Cuando se clamo y logro detener los sollozos se paró y con lento caminar se dirigió a la puerta dispuesta a buscar a la única persona que, ella pensaba, le quedaba, james.

Recorrió los solitarios pasillos sosteniéndose de las paredes para no caer y luego de caminar unos diez minutos, los cuales para ella fueron horas, escucho unas risas que al instante reconoció. Al final des pasillo se encontró con cuatro figuras masculinas riendo, reuniendo fuerzas se separó de la pared para dirigir su paso hacia aquellos chicos, al llegar con débil voz dijo.

-James.

El nombrado se dio vuelta aun con una sonrisa adornando su rostro.

-Lilith, que bueno verte pero ahora estoy algo ocupado.

La tristeza de Lilith era la domínate de su cuerpo en ese momento así que con desespero insistió.

-James, es importante, en serio necesito que me pongas un poco de tu maldita atención y hablemos por un segundo a solas.

El joven azabache borro su sonrisa y con cara de pocos amigos tomo bruscamente el brazo de la pelirroja para llevarla a un extremo del pasillo, al llegar la soltó y dijo.

-Qué diablos quieres, ¿es que no ves que no puedo estar pendiente de ti a cada minuto?.

-Nunca lo estas James, siempre hay algo que es más importante que yo, pero dime ¿Qué es lo que ahora ocupa el puesto de primer lugar en la cabeza del gran James Potter?.

-Mira Lilith no tengo tiempo para esto, tengo un trabajo que terminar y Lily me...

-¡Lily!- exclamo cortando la oración de James- debí saberlo, siempre es Lily, no ¿James?.

-Escucha Lilith, no sé qué mierda te pasa ahora pero no estoy dispuesto a soportarte.

-Y cuando lo as echo James, ¡nunca en tu miserable vida lo as echo!, ¡siempre es igual, yo voy segunda, jamás estoy primero en nada para ti! ¡Acéptalo Potter jamás seré Evans, no soy Evans!.

-¡Claro que lo sé!, ¡sé que no eres Lily y por eso jamás podrás ocupar su lugar!, ¡así que tú también acéptalo White, jamás te amare como a ella!.

Y sin saberlo, con esas siempre palabras James había roto por completo a Lilith, había abierto una puerta que jamás podría serrar de vuelta, había roto a aquella inocente pelirroja que tanto lo amo.

-Púdrete James.

Luego de soltar aquellas palabras corrió hacia su cuarto y una vez dentro grito, grito con todas sus fuerzas, lloro del enojo, la decepción, la tristeza y la impotencia. Sin importar nada rompió todo a su paso, destruyo todo a su alrededor como lo habían hecho con ella y no paro hasta que los brazos de Alice y Marlene la rodearon para dejarse caer al suelo acompañada de sus amigas, quienes la consolaban mientras ella lloraba en sus brazos.

-Todo estará bien Lil, jamás te dejaremos, jamás nos iremos de tu lado. Siempre seremos las tres y si una se va las otras igual.

Pues que razón tenía Alice, pues ambas se fueron juntas, ninguna tuvo que vivir el mundo sin la otra, tal y como lo dijeron, siempre estuvieron juntas hasta que el mundo se las llevo. Por qué así es el destino una perra sin corazón, al igual que el karma.