62. Contrato

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62. Contrato

IVANNA

Aún cuando siento que hoy otra vez será mi día, llego temprano a Doble R. No quiero que Rodwell o Lobo sospechen que de nuevo saldré triunfante. Una vez más quiero verles celebrar antes de tiempo, para enseguida, desde la comodidad de mi silla, derrumbarles la sonrisa de la cara.

Al llegar al quinto piso, a la única que veo es a la señora de intendencia. Nos ignoramos la una a la otra y avanzo con paso firme hasta la sala de juntas. «Debí pedirle un té que de todos modos no me tomaré», pienso al abrir la puerta, segura de que no encontraré a nadie dentro, pero al instante regreso dos pasos y vuelvo a cerrar al ver Luca.

«¡¿Luca?!»

Luca sentado en la mesa de reuniones con dos folders en las mano.

¿Qué hace en Doble R tan temprano?

«No te vio; regresa».

¡No! ¡No tengo porqué esconderme o huir!

Levanto la cara.

Si quiere hablar; hablaremos, de manera que vuelvo a abrir la puerta y entro a la sala con confianza.

Al fin y al cabo esta es mi empresa.

Como él ocupa la silla de mi asistente, no tengo otra opción que situarme delante de él; por lo que, sin mirarlo, ocupo mi lugar y sin decir nada finjo distraerme con mi agenda y teléfono.

No lo puedo ver porque ahora está a mi espalda y como cosa rara en él tampoco dice nada. De esa forma pasamos seis minutos.

«¡¿Por qué carajos no dice nada?!»

Acomodo mi cabello hacia un lado y aclaro sutilmente mi garganta, pero Luca, es claro que jugando con mis nervios, continúa en silencio y solo da señales de vida cuando ve entrar a la señora de intendencia.

—¿Ya hay café? —le pregunta con voz apagada.

—Sí —Ella deja a un lado el trapeador—. Puedo traerte una taza.

—Iré yo.

Al salir, sin ningún cuidado Luca deja los dos folders en su silla.

Me giro con la intención de ver qué hay dentro.

Puede ser algo que atente la seguridad de Doble R...

El primero contiene una copia de su contrato de trabajo y de su Hoja de vida. La verdadera.

«¿Para qué quiere esto?»

No tengo la menor idea hasta que, al revisar el segundo folder, veo una carta de renuncia.

Ciudad de Ontiva, 2015.

Respetable señor Lionel Rodwell,

Reciba un cordial y respetuoso saludo. Sirva la presente para presentar ante usted la Renuncia al cargo de Asistente ejecutivo...


«¿Va a renunciar?»

Dejo los dos folders en su lugar y de nuevo me vuelvo hacia la mesa.

«¡No puede renunciar!» 

Luca regresa a la sala con una taza de café en la mano y con precaución de no dejar caer nada vuelve a ocupar su silla.

El asistente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora